Javier Del Valle Monagas Maita
Existe una condición ideológica, que se adquiere cuando nuestra percepción
de la vida y sus implicación nos dejan ver con la claridad de medio día, la
necesidad por la que todo ser humano debe ser digno de respeto y de tener
garantizados todos sus derechos: humanos, civiles, económicos, políticos y
sociales, etc. Se sabe que esa condición
se adquiere, cuando nuestro ego es puesto en segundo lugar, detrás del bien colectivo. Esa capacidad de raciocinio y
comprensión no cae del cielo, aunque pienso que debe tener su raíz en la
esencia misma de la humanidad, pero que en muchos casos se extravía por los
vicios que la sociedad enferma nos inyecta intencionalmente. Asesinando ,-si
asesinando - la esencia humanista en muchas almas y corazones, que se vuelven
avaros, egoístas y sin sentimiento. Convirtiendo la vida en un calvario de maldades, donde una minoría desahuciada,
adquiere poder y fuerza para expandir su
virus perjudicando y sometiendo a las
mayorías.
Digo
conciencia revolucionaria, por que es mi parecer que no puede existir otro
tipo de conciencia (Conciencia: Noción precisa de amor y solidaridad con el
prójimo, el hermano, el conocido, el desconocido, que nos induce a asumir
posiciones de justicia y acompañamiento en pro de los demás, sin importar raza, credo, clase social,
preferencias, sexo, edad, etc.) - Hube de hacer mi propia definición, por no
concordar con quienes la definen, influenciados por los valores inconscientes
del sistema capitalista y sus desviaciones inhumanas - ya que cualquier acto,
en un sistema de organización social fuera del socialismo o comunismo no calza
la medida para llamarse conciencia. En ese caso solo es acto reflejo inducido
por el sectarismo o egoísmo y sus otras
desviaciones conductuales, en procura de beneficios particulares sin importar
sus consecuencias.
Cuando
se tiene conciencia, se atrapa la esencia de las cosas y se comprende su
razón de ser. De esa manera somos respetuosos y cuidadores del entorno que nos envuelve,
pues, al saber su función, nos involucramos sentimentalmente y materialmente,
como un algo más de ese todo, del que nos servimos y al que servimos. Cuando hay ese grado de conciencia, la armonía es nuestra guía de acción.
La
conciencia chavista, revolucionaria, socialista, comunista, humanista.
(Asúmala como quiera) es esa motivación que nos proyecta mas allá de la simple
vida por vivir y para ser esclavos de los bienes materiales y auto
satisfactorios. Es esa condición que nos
da el don de la comprensión del por que todo lo existente en el
capitalismo con todas sus trampas y desviaciones preñadas de anti valores y
desprecio a la esencia misma de la naturaleza y del universo mismo. Es solo una
pesadilla que conduce a la muerte del espíritu y del alma.
Seria
egoísta e inconsciente, si al tocar
el punto, no cito al mejor ejemplo conocido y de presencia reciente de posesión
de conciencia revolucionaria y popular. A ese ser, que aun en estado de agonía,
a sabiendas que lo habían asesinado. Se sobrepuso al pesar. Asumiendo en ves de
odio, rencor, desprecio e ira, contrariamente: amor por su pueblo y hasta el último
momento, en su último aliento de vida, imponiéndose al dolor físico y al dolor
del alma, un 8 de diciembre dejó su mensaje de despedida inyectándonos fuerza, coraje, amor y prevención.
Jamás
escuchamos de Él, una queja o, un quejido, un reclamo, una suplica o un ruego
por si y para si. Siempre, hasta su
fin de vida, el pueblo, la patria, el
colectivo humano, estuvo de primero en su mente. Saben que me estoy refiriendo a
Hugo Chávez Frías. Un hombre que se
creció; que supo imponerse a las tentaciones del sistema que lo pretendió
absorber y convertirlo en una pieza mas de la
nada maligna capitalista. Sin embargo nunca cedió al vicio y a la
tentación de ese poder que corrompe, que asesina almas y conciencias. Ese mismo poder que hoy invade países,
masacra pueblos y crea oleadas de millones y millones de seres humanos
deambulando por Europa, medio oriente, Colombia, Argentina, Honduras, México,
Estados Unidos, con sacos a cuesta de dolores,
hambres y miserias impuestas, para que esa minoría criminal y narco sionista
capitalistas, hagan negocios macabros.
Después
de Chávez, Venezuela cuenta con la conducción de un obrero revolucionario.
Un hombre con capacidad y sensibilidad suficiente para seguir el trabajo
liberador y creativo que su antecesor empezó con aquel “por ahora”. Claro está,
a las elites burguesas ladronas, esclavas a la vez, de los genocidas poderes
egoísta del crimen organizado Sion yanqui, no les gusta que les hayan quitado
el manjar de las riquezas venezolanas de la boca y se les repartan a las
mayorías del pueblo, convertidas en educación, salud, viviendas, empleos,
seguridad social y calidad de vida.
El
ataque brutal y reaccionario de los peleles gregarios de ese Sion imperio
asesino, es mayúsculo, hora, contra Nicolás Maduro y el pueblo venezolano: terrorismo,
asesinatos selectivos, asesinatos
efectistas, saqueo, incendio de universidades, centros de atención para
bebes, hospitales, centros populares de salud, extracción o contrabando de
alimentos y combustibles, guerra económica, saboteo a la moneda nacional,
pactos de hermandad con el narco
terrorismo colombiano de Álvaro Uribe Vélez y del gobierno de USA, asesinato de animales, destruccion de
vegetación, bloqueo de vías publicas, inducción al consumo de drogas y de
violencia a los jóvenes reaccionarios de las universidades privadas religiosas y laicas, uso del terrorismo
sicológico en los diferentes medios de comunicación privados, complicidad con
empresarios maulas nacionales y empresas norteamericanas para esconder los bienes y productos de primera necesidad,
acompañadas por oleadas internacionales de mentiras y calumnias mediáticas que
hasta califican al gobierno falsamente de dictadura.
Lo
mas vergonzante, es que existe un pequeño sector que se dice
revolucionario, donde están inclusive unos ex funcionarios ministeriales de
Hugo Chávez, que han cedido al chantaje del dinero y se han vendido a la
reacción asesina de la derecha sin conciencia y se prestan al juego sanguinario
del sionismo genocida transnacional. Incluso ahora, son voceros en medios y
pasquines, financiados por la CIA como “el nuevo país” de Rafael y Patricia
Poleo. Unos gusanos de reconocida trayectoria servil y entregada a los servicios de inteligencia
yanqui. Me refiero a los desertores
de Marea Socialista o Aporrea. Que al no obtener favores, cargos y
prebendas del estado, se abrazaron al crimen organizado Sion imperialista. A cambio
de publicidad y favores viles.
De
toda esta descripción, se desprende
que la conciencia no es algo que se pregona para hacerla realidad. Simplemente es una condición de vida, una
conducta diaria, honesta, responsable y de amor al prójimo, que está por encima
de pequeñeces de egoísmos avaros y absurdos. Cuando hay conciencia, se entiende
que no somos dueños de la verdad absoluta y que se reconoce la capacidad y el
derecho de otros camaradas, a hacer las cosas según lo entiendan y lo conciban, pero siempre en
beneficio de las mayorías. Es comprender que las condiciones objetivas tal vez
no nos favorezcan como individualidad en algún momento especifico, pero que si
van en beneficio del colectivo popular y es comprobable. Eso es tener
conciencia revolucionaria. Es entender que las cosas no pueden ir según el criterio individual y
según creamos unos pocos. Es reconocer el derecho de otros a pensar por ellos
mismos.
¡VENCEREMOS!
*Abogado con Patria
http://planetaenpeligro.blogspot.com/2016/10/la-conciencia-revolucionaria-y-el-ego.html
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