El planeta, la vida y la humanidad, necesitan del aporte de todos nosotros para rescatarlos y salvarlos de las garras del capitalismo sionista explotador e inmisericorde. Es ahora o nunca.
sábado, 19 de mayo de 2012
Su problema es de mentalidad y de conciencia
Javier Del Valle Monagas Maita (*)
A veces creemos que algunas conductas obedecen a los intereses particulares de las personas. De esa manera vivimos en un error conceptual que acaba por deformar la esencia misma de la vida y su razón de ser. Igualme4nte esa mala interpretación de las cosas, hacen que equivoquemos los métodos para combatirla en su perversión. Nuestra debilidad de carácter y de convicción hace que desviemos muy fácilmente nuestra percepción de las cosas. Ese desvariar, hace que cuando sentimos que algo nos favorece o, puede favorecer a futuro; lo asimilemos como algo valido, algo razonable, a pesar que en el fondo sepamos que es una condición egoísta y contraria a nuestra esencia de animales sociales.
El capitalismo en si, es una enfermedad. En su esencia esa enfermedad conlleva dentro de su base ideológica la violencia, el odio, el desprecio al semejante. Al estar cubierta por esas debilidades del ser, la mentalidad capitalista asume a la avaricia, la gula, la ambición desmedida como una guía; mientras más se tiene, más se quiere. Al punto que no tiene limites y siempre buscamos excusas para justificar seguir amontonando, amasando capital y riquezas, así no podamos cuantificar en verdad cuanto se tiene.
Desde el punto de vista patológico para tener conciencia que se posee una enfermedad, es necesario primero identificarla como tal, reconocerlo como algo dañino que se tiene; a partir de allí empieza la faena para la cura. Por ejemplo, el alcohólico: solo podrá superar su enfermedad a partir que tome conciencia de que es adicto a la bebida, lo mismo que el drogadicto, etc. así mismo el egoísmo implícito en el capitalismo tiene esa condición de adicción enfermiza. Las creencias de superioridad de razas, credos, clases sociales, son inventos artificiales de mentes enfermas. La vida de los demás, pasa a ser una mercancía de segunda categoría en el laberinto mental del capitalista. Su vida, su posesión, sus pertenecías, sus “círculos de iguales” marcan la diferencia. Lo demás es circunstancial y secundario
El cine capitalista, la televisión y sus creaciones
El hecho que las mayorías de las creaciones cinematográficas sean de carácter violento, es sinónimo de que las mentes que las crean, están enfermas de violencia y odio. Ellos justifican sus líneas fílmicas, con el pretexto que eso es lo que vende, a sabiendas que la misma saturación que imponen, es la condiciona la preferencia del público. No es que la violencia vende, no. Lo que sucede es que desde la niñez, hasta por los dibujos animados nos inoculan violencia, odio. Nuestros primeros juguetes son pistolas, nuestras primeras representaciones son en base a vaqueros armados o policías y ladrones, donde simulamos disparar a quien nos indujeron a creer es nuestro enemigo. Las primeras discusiones de juego, en nuestra niñez del siglo pasado están basadas en quien disparó primero y quien mato al contrario. La de hoy consiste en quien puede matar mayor cantidad de enemigos en el video juego o, quien es más sanguinario en la simulación de combates marciales. El héroe con mayor aprecio y valoración del cine, es el más sanguinario, el más duro, el más indolente, el que no se amilana para matar un montón de gente así tenga que volar un edificio completo, un barrio o un ejercito comunista, Ruso, chino o Árabe. De esas especificaciones; las tramas de las películas hace tiempo están dirigidas a ser mensajeras de odio y discriminación de razas, credos y tendencias políticas, donde un sector avaro de la humanidad, pretende imponerse a las mayorías, expropiarles todo, empobrecerlos desde todo punto de vista: material y espiritual y tenerlos como esclavos, mano de obra barata, ejércitos, policías a su servicio. Todo ello en nombre de la libertad occidental, su civilización y su democracia elitesca.
En realidad no es que ellos usen la violencia para controlar, no. Es que la violencia del capitalismo los controla a ellos, les impone una forma de vida que les impide comprender que es más cómoda, decente y razonable, una sociedad viviendo en armonía, solidaria y justa, donde la paz y la alegría sean derechos comunes, tienen mayor utilidad y ventajas sobre las posesiones materiales de cosas absurdas, frías y sin alma (citando a Silvio) que solo tienen un valor asignado por la gula y la avaricia del que las posee. Lo medular del asunto es que la violencia los preñó de maldad y para existir habita en los cerebros programados de esas personas, que ven la solución a todo en la satisfacción de sus pequeñas y estúpidas vanidades, sacrificando par ello todo lo grandioso, útil y digno que nace con el ser humano. El capitalismo es la condensación viva de esa actitud llamada “el mal” con todas sus implicaciones y consecuencias. Detalle que para existir, el capitalismo necesita de la mentira, el robo y el crimen ¿Quieren una mayor evidencia de su carácter diabólico? Eso mismo nos dijo Carlos Marx, hace tiempo, pero en otro lenguaje.
(*)Abogado Bolivariano
javierdelvallemonagas@gmail.com www.planetaenpeligro.blogspot.com / lo que será
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