miércoles, 25 de marzo de 2015

SIN SER MESÍAS NI ENGREÍDOS: JUGAMOS Al TRIUNFO, SEGUROS DE GANAR

Javier Del Valle Monagas Maita

       Soy hijo de un terruño, que pese a no haberme favorecido en mi trayecto de vida con el cobijo de la protección de mi humanidad; con las atenciones necesarias (por culpa de élites que hicieron del poder una forma de secuestro y, de la madre patria, un rehén. Hasta lo pretendieron y siguen pretendiendo nulificar para hacerlo mercancía negociable impidiendo tener igualdad de oportunidades de todos sus hijos) Sin embargo lo llevo sembrado en los más íntimo y protegido de mi corazón y alma. Siento el dolor, la alegría, las angustias, los pesares y los amores de quienes me antecedieron como forjadores de patria. De quienes heredé el sentido de pertenecía a pesar de la distorsión de sus herejes que se la apropiaron a fuerza de traición y cobardía, entregándola  a los pies del enemigo en el pasado y algunos minoría, hasta hoy.
      Reconozco y admiro a mis hermanos del pasado, héroes de la lucha, valientes de la vida que libraron batallas disparejas. Pero que pese a ello, construyeron patria y posesión colectiva para un pueblo que se estableció en nación. Libertadores, les llamamos. Padres gloriosos, les reconocemos. Fundadores ilustres, los bautizamos. Guerreros, los reconocemos. Respeto, amor y consecuencia les debemos.

      En los días magros de estar anulados. Nunca nos acosaron, nos intimaron, nos atosigaron, ni nos cayapearon (a excepción de los días iniciales del siglo XX).  Éramos  país rico con pueblo pobre.  Nos castraron la voz y la voluntad. Nuestra esencia era ajena, no nos representábamos. Nos representaban. Incluso hasta en los juicios  donde se apostaban nuestras posesiones legitimas, éramos convidados de palo. Así con esa pena y ese pesar transcurrieron los siglos y los acontecimientos.  Nuestros hermanos que nos gobernaron por voluntad foránea veían y hablaban por boca de extranjero.  Sus intereses eran extranjeros. Sus ideales extranjeros. La justicia para el extranjero, los beneficios para el extranjero. La gloria para el extranjero. Nos vendieron la conseja de que éramos un pueblo ignorante, flojo, borracho e incapaz.  Nuestros espacios limitados de poder por gracia del extranjero, eran para los hijos de los llegados del extranjero. Campesino, indígena y pueblo. Éramos instrumento de labranza y trabajo. Nada más. El patrón que a veces se hacia llamar amo. Era de descendencia directa europea, norteamericano o de otra latitud.

      Siempre hubo resistencia. Pero era anulada con sangre, dolor y secuestro. Esas muertes nunca dolieron ni encontraban dolientes que las resintieran y compadecieran, con la salvedad familiar. No eran combatientes. Eran calificados de bandoleros, desadaptados, criminales y ladrones. No importaba que defendieran sus derechos, sus tierras, sus posesiones legítimas o su honor. La justica era para el extranjero, empresarial, patrón. Pueblo era sinónimo de nulidad.
       La convergencia de todas esas injusticias, los recuerdos de nuestra historia gloriosa libertaria, nuestra mezcla sanguínea produjeron una simbiosis hermosa que dio origen a una revolución nacida del parto de la mas terrible y ultima masacre aquel 27, 28, etc. de febrero de 1989 y sub siguientes, que templó el acero de la libertad.
       Un militar. Uno de las filas de las tropas que en el pasado eran usadas como represores. Defensores de los intereses de los poderosos que habían secuestrado a estas tierras. Se levantó en medio de la época mas oscura de nuestra historia, época que ya daba por segura  la sepultura de una nación, de un estado, de una cultura, de un pueblo oprimido.
    Hugo Chávez se convirtió en el ave fénix que  representó al pueblo venezolano resurgiendo de las cenizas de la historia enterrada y casi aniquilada.  Gloriosamente revirtió el curso del destino y forzó un amanecer primaveral de esperanza, amor y lucha.  Hizo que la ilusión rebrotase y se alojase en el alma corazón y mente de este pueblo. Sirvió de inspiración a otros pueblos hermanos que sintieron los vientos de dignidad y casi al unísono, se levantan para batallar por su futuro y por la victoria frente al enemigo, heredero de la opresión de otros imperios decadentes.
     Este amanecer actual histórico, nos encuentra en la fajina colectiva popular por ser libres, con una patria restablecida, con voz propia, con soberanía innegociable y defendible en todo momento, con  orgullo nacional efervescente, con coraje a flor de piel  y que nos impulsa a ser prestos a la batalla por sostenernos y contribuir a sostener otros pueblos independientes y victoriosos. Hoy por eso nos atacan, nos provocan, nos mienten, nos acosan, nos calumnian, nos ofenden. Los demonios opresores, asesinos y ladrones. Se convierten en huestes de agresores malignos.  El enemigo es fuerte. Pero nuestra voluntad, nuestra disposición y nuestra raza nos fortalecen y nos hacen seguros vencedores. No hay, ni habrá imperio. Que se nos resista, ni nos doblegue más. Así tenga todas las armas y sañas criminales del mundo. Somos superiores y dispuestos a vencer por encima de lo que sea. Si quieren pongannos a prueba y verán. No es jactancia. Es sencillamente una voluntad colectiva y popular.


     *Abogado con Patria
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