(Y no se refiere al chiste del burro)
Javier Del Valle Monagas Maita
Corría
en año 1941. Venezuela estaba recién saliendo de una larga noche de humillación
y atraso, gracias a la imposición imperial de una dictadura encabezada por un
sanguinario traidor y entreguista ignorante llamado Juan Vicente Gómez. Con ese
nefasto personaje se inaugura en Venezuela el mayor y más abusivo
intervencionismo del imperio más ladrón y criminal de la historia de la humanidad.
Durante ese gobierno dictatorial, los intereses de nuestra nación estaban
supeditados a los intereses del país colonizador. La precariedad defensiva
intencional sumado, a las consecuencias
de casi un siglo y más de guerras, a partir de la
independencia del imperio decadente español y las subsecuentes guerras
fratricidas, nos sumieron en una debilidad colosal.
En ese año de 1941,
12 de septiembre, el presidente Eleazar López Contreras, es forzado bajo
amenaza de las armas por el gobierno oligarca colombiano a reconocer los
límites fronterizos según un acuerdo Pombo - Michelena del año 1833 y el laudo
de 1891 y así lo hace. Pero ese acuerdo debería ser ratificado por el congreso
de Venezuela para ser valido, cosa que jamás sucedió y por lo tanto, ese
acuerdo es irrito.
La oligarquía de
Colombia es, como buen sirviente del imperio desde su nacimiento como
república, una mañosa y tracalera manipuladora. Reconoce las decisiones
internacionales si le favorecen, las desconoce si es contraria. Salvo el
despojo que el amo imperial yanqui le hace de lo que hoy es Panamá, esa
carroñera oligarquía ha irrespetado todas las normativas internacionales cuando
les ha afectado. Es así que hoy está
alimentando a la ignorancia chauvinista de algunos colombianos del pueblo, para
azuzarlos en contra de Nicaragua y de la decisión del T.I respecto al
archipiélago de san Andrés.
Como dice el
refrán, lo que es igual no es trampa, el gobierno venezolano debe desconocer
los límites terrestres y marítimos con Colombia por ser estos ilegales. No se
trata de emprender una escalada guerrerista contra el pueblo Colombiano, se
trata de reivindicar unos derechos legítimos de nuestra nación. No es igual un acuerdo hecho por negociaciones honestas, con exposición de
argumentos, documentos y pruebas, que una imposición por las armas. Ese acuerdo
de 1941 es una burla a la nación y al no ser ratificado por la instancia
legislativa correspondiente, no posee ningún valor jurídico ni de posesión,
pues la capitanía general de Venezuela
era una región que integraba entre otros territorios la totalidad de la
guajira.
Las apetencias de
la oligarquía servil colombiana de convertirse en una bestia devoradora de
territorios al estilo Israelí, no deben prosperar en esta región. Esas alimañas
demuestran su talante y lo ratificaron cuando atacaron territorio
Ecuatoriano. Se impone la necesidad de
que el gobierno venezolano denuncie pública y abiertamente la firma del acuerdo
de 1941 y el laudo DE 1891 que lo antecedió. Colombia no tiene ni ha tenido ni
tendrá derechos en la Goajira integra venezolana. Por lo tanto también se debe exigir el cese
inmediato de todas las actividades mineras, exploratorias, petroleras,
militares, represiones contra los habitantes originarios de esa región, por ser
éstos venezolanos por nacimiento estar amparados por la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, hoy no desamparada, ni desarmada ni bajo la
tutela del sionismo yanqui criminal y ladrón
Al inicio, el mapa de
Venezuela con la Guyana Ezequiba al lado del verdadero mapa de Colombia. Toda
la guajira es venezolana.
Facebook: Javier Del Valle Monagas
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