domingo, 2 de diciembre de 2012

Con la vara que midas, serás medida – Colombia-


(Y no se refiere al chiste del burro)
Javier Del Valle Monagas Maita

        Corría en año 1941. Venezuela estaba recién saliendo de una larga noche de humillación y atraso, gracias a la imposición imperial de una dictadura encabezada por un sanguinario traidor y entreguista ignorante llamado Juan Vicente Gómez. Con ese nefasto personaje se inaugura en Venezuela el mayor y más abusivo intervencionismo del imperio más ladrón y criminal de la historia  de la humanidad.    
        Durante ese gobierno dictatorial,  los intereses de nuestra nación estaban supeditados a los intereses del país colonizador. La precariedad defensiva intencional sumado, a las consecuencias  de casi un siglo y más de guerras, a partir de la independencia del imperio decadente español y las subsecuentes guerras fratricidas, nos sumieron en una debilidad colosal.
        En ese año de 1941, 12 de septiembre, el presidente Eleazar López Contreras, es forzado bajo amenaza de las armas por el gobierno oligarca colombiano a reconocer los límites fronterizos según un acuerdo Pombo - Michelena del año 1833 y el laudo de 1891 y así lo hace. Pero ese acuerdo debería ser ratificado por el congreso de Venezuela para ser valido, cosa que jamás sucedió y por lo tanto, ese acuerdo es irrito.
        La oligarquía de Colombia es, como buen sirviente del imperio desde su nacimiento como república, una mañosa y tracalera manipuladora. Reconoce las decisiones internacionales si le favorecen, las desconoce si es contraria. Salvo el despojo que el amo imperial yanqui le hace de lo que hoy es Panamá, esa carroñera oligarquía ha irrespetado todas las normativas internacionales cuando les ha afectado.  Es así que hoy está alimentando a la ignorancia chauvinista de algunos colombianos del pueblo, para azuzarlos en contra de Nicaragua y de la decisión del T.I respecto al archipiélago de san Andrés.
        Como dice el refrán, lo que es igual no es trampa, el gobierno venezolano debe desconocer los límites terrestres y marítimos con Colombia por ser estos ilegales. No se trata de emprender una escalada guerrerista contra el pueblo Colombiano, se trata de reivindicar unos derechos legítimos de nuestra nación.  No es igual un acuerdo hecho por  negociaciones honestas, con exposición de argumentos, documentos y pruebas, que una imposición por las armas. Ese acuerdo de 1941 es una burla a la nación y al no ser ratificado por la instancia legislativa correspondiente, no posee ningún valor jurídico ni de posesión, pues la capitanía general de Venezuela  era una región que integraba entre otros territorios la totalidad de la guajira.
       Las apetencias de la oligarquía servil colombiana de convertirse en una bestia devoradora de territorios al estilo Israelí, no deben prosperar en esta región. Esas alimañas demuestran su talante y lo ratificaron cuando atacaron territorio Ecuatoriano.  Se impone la necesidad de que el gobierno venezolano denuncie pública y abiertamente la firma del acuerdo de 1941 y el laudo DE 1891 que lo antecedió. Colombia no tiene ni ha tenido ni tendrá derechos en la Goajira integra venezolana.  Por lo tanto también se debe exigir el cese inmediato de todas las actividades mineras, exploratorias, petroleras, militares, represiones contra los habitantes originarios de esa región, por ser éstos venezolanos por nacimiento estar amparados por la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, hoy no desamparada, ni desarmada ni bajo la tutela del sionismo yanqui criminal y ladrón
 
     Al inicio, el mapa de Venezuela con la Guyana Ezequiba al lado del verdadero mapa de Colombia. Toda la guajira es venezolana.
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