lunes, 3 de diciembre de 2012

María Corina - la suripanta – y sus achaques anti comunistas




Javier Del Valle Monagas 
 
       La libertad del pensamiento, la libre determinación de los pueblos, la libertad de conciencia, el derecho de las mayorías a organizarse socialmente, políticamente y económicamente según sus intereses y beneficios colectivos, tienen en la burguesía mundial un enemigo enfermo muy maligno.  En Venezuela: la suripanta como vocera de una oligarquía devaluada, miserable y trastocada, es su guía.
       En Venezuela, tenemos una burguesía que es doblemente maligna, a saber: primero. Es una burguesía parasitaria y dependiente de las dadivas de las elites  internacionales y del estado venezolano. Podríamos decir que es una burguesía de segunda categoría o disminuida en su capacidad, pero muy glotona y egoísta cuando de proteger sus limosnas capitalistas se trata. Esa burguesía criolla de la cual María Corina Machado Zuloaga, es en este momento su vocera más representativa. Es eunuca. Es decir no tiene inteligencia ni capacidad emprendedora. Solo es una élite que se dedica a comprar barato en el exterior para revender caro en el país.  Sus negocios son turbios y opacos. No se les puede decir que son empresarios, pues no emprenden nada original ni crean, ni producen con inventiva propia. Solo son representantes de franquicias, a las cuales compran su representación burda, para así ganar unas lochas sin esfuerzos, ni uso de la materia gris.  La burguesía representada por MARI CORI – LA SURIPANTA-, es pues, una clase social parasitaria y mediocre, que tiene la suerte de tener dinero gracias a las trampas, robos, despojos y vicios sembrados en una sociedad que les permite manipular sus leyes y organización.
      Como para poder tener esos privilegios, esa burguesía enferma, mediocre e improductiva. Pero explotadora y ladrona. Depende de que las mayorías que si producen, crean y generan riquezas (los trabajadores y el pueblo) estén divididos, engañados y sometidos por un orden social que impide la liberación ideológica y el libre derecho a organizarse por si mismos.  A ese derecho, esa podrida burguesía, le denomina o califica de COMUNISMO.  Pero ese calificativo y la demonización de ese termino, no es creación de esas mentes obtusas de nuestra dependiente burguesía representada por la SURIPANTA MACHADO, no, ellos acatan las ordenes de sus verdaderos amos, del sionismo  que controla a USA y los utiliza como herramientas de muerte y explotación global.  Más, como esa burguesía tiene limitaciones de inteligencia para crear nuevas formas de oposición, reincide siempre usando los mismos desgastados lemas y campañas de desprestigio y ataques contra las luchas populares. De allí esta nueva y oxidada campaña de “el castro comunismo, el robo de los hijos, el ataque a la propiedad privada” y toda esa retahíla estúpida mediática que utilizan para tratar de sembrar terror en la población al estilo McCarthy.
      María Corina Machado Zuloaga – la suripanta - y sus representados, saben que la sociedad no puede ni debe seguir funcionado de forma tan injusta, para eso todos sus grotescos privilegios deben desaparecer, lo mismo que la manera vulgar y obscena de hacer dinero. Por eso temen al proceso bolivariano y a los otros procesos emancipadores como el de Ecuador, Bolivia, Nicaragua, etc. Por eso es que se refugian y piden protección del imperio más criminal, injusto y sanguinario de la historia humana, por esa razón desprecian y vejan al pueblo venezolano, pese a que parasitan y lo roban perennemente. Esa clase burguesa es incapaz de sobre vivir por su propio esfuerzo. Son como amibas en el cuerpo humano, como lombrices solitarias, incapaces de auto sustentarse. He allí su desespero y angustia ante el avance libertario del pueblo. Sin ese pueblo. Simplemente desaparecen, por  que son inútiles expoliadores
     El comunismo es una meta incomprensible para mentes tan pervertidas y cerradas como las de la burguesía tipo mari cori – la suripanta -. Ellos no pueden concebir que la humanidad viva en armonía, con sus derechos y deberes garantizados, con sus necesidades cubiertas y con lo estrictamente necesario para vivir decentemente y si avaricias, sin privilegios ni lujos grotescos, sin complejos de superioridad ni de inferioridad, sin países invadidos, sin mafias económicas, religiosas o militaristas, sin enfermos generales o personas de color despreciando su identidad e idiosincrasia, sin ínfulas de poderosos o sin estar asesinando a niños, mujeres y hombres, tan solo para despojarlos de sus legitimas y necesarias posesiones, sin estar enseñando las piernas y otras intimidades, para recibir favores terroríficos y dinero inorgánico.
      Pero no crean que la suripanta actúe por su cuenta, no.  Élla es el monigote que ejecuta las órdenes que desde las esferas de poder que la mantienen, junto a su clase, con las migajas que recibe, para atacar todos los indicios de  independencia y autonomía que se puedan presentar y dar en esta nación y de paso se mojonea:
¡...Y si yo muero en el combate pongo en tus manos mi fusil...!

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