Resumen Latinoamericano / 27 de mayo de 2018 / Wiliam Serafino, Misión
Verdad
La liberación del ciudadano estadounidense Joshua Holt tras una reunión
entre el presidente Nicolás Maduro y el presidente (republicano) del Comité de
Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, Bob Corker, parece dibujar un
nuevo momento en las tensas relaciones entre Estados Unidos y Venezuela.
Contexto político de la liberación
El ministro de Comunicación e Información, Jorge Rodríguez, afirmó que
la medida estuvo enmarcada en la primera línea de acción anunciada por Maduro
como parte del nuevo ciclo político y constitucional del país, en medio de su
juramentación frente a la Asamblea Nacional Constituyente.
Esta primera línea corresponde al inicio de un nuevo proceso de diálogo,
pacificación y reconciliación nacional, con el cual se intentará, en palabras
del primer mandatario, “superar las heridas que dejaron las heridas y las
conspiraciones”.
El titular de comunicación venezolano recalcó que la propuesta de
liberar a Holt partió de una solicitud de senadores y congresistas
estadounidenses, en medio de un conjunto de reuniones que tienen meses
desarrollándose con el Gobierno venezolano.
Rodríguez se refería al encuentro entre el senador demócrata Dick Durbin
y Maduro que tuvo lugar el pasado mes abril, y al acercamiento del asesor del
Comité que preside Corker, Caleb McCarry, quien viajó a Venezuela el pasado mes
de febrero a petición del senador republicano del estado de Utah, Orrin Hatch,
para tratar el tema de Holt. Esto último develado según fuentes citadas por el
medio Fox News.
En el caso específico de McCarry, según Associated Press, conoce al
presidente Nicolás Maduro desde hace 15 años. Junto a varios sectores de la
política estadounidense, integraron una iniciativa informal denominada Boston
Group, con la que se buscaba reparar las relaciones entre Venezuela y Estados
Unidos luego del golpe de Estado del año 2002.
El pasado día miércoles, como respuesta a nuevas sanciones de la
Administración Trump, el presidente Maduro anunció la expulsión del encargado
de negocios, Todd Robinson, y del jefe político de la embajada, Brian Naranjo.
Acorde a un análisis publicado con anterioridad en esta tribuna, la
acción buscaba precipitar dos posibles reacciones al día siguiente: o se abría
un canal de negociación directo para salvaguardar el contacto diplomático con
Caracas y las gestiones por la liberación de Holt, o aumentaban su cota de
responsabilidad pública en la crisis económica nacional empleando mayores
sanciones contra el país.
Para Estados Unidos ambas reacciones implicaban asumir costos políticos,
en cambio, para el Gobierno venezolano significaba obtener una ventaja táctica
y, sobre todo, tiempo político; este último un activo cada vez más importante
de labrar frente a las graves amenazas que se ciernen sobre la nación.
48 horas después de haber sido declarado “persona non grata” a Robinson,
el senador Bob Corker entraba al Palacio de Miraflores, acompañado por el
gobernador del estado Carabobo, Rafael Lacava, para reunirse con el presidente
Maduro.
Más allá de Holt
Aunque el efecto político posterior a la reunión se centró en la
liberación de Holt, debido a que Trump lo recibiría en la Casa Blanca, del
contexto político general emana un conjunto de detalles clave que no se pueden
perder de vista:
1) El Gobierno venezolano tomó la iniciativa política en medio de las
tensiones crecientes con Estados Unidos, precipitando que un peso pesado en la
formulación de la política exterior como Míster Corker, buscara mantener el
canal de negociación para controlar los daños de una inminente ruptura de
relaciones que pusiera en peligro el rescate de Holt y el contacto con Caracas.
El riesgo era superior para ellos.
2) Las represalias prometidas tras la expulsión de Todd Robinson
quedaron en aplicar el recurso de reciprocidad contra funcionarios venezolanos,
lo que podría implicar, al menos por ahora, un freno parcial en el conjunto de
acciones coercitivas que se anunciaban como respuesta inmediata al triunfo
electoral de Maduro y que suponían presiones contra Rusia y China. Una muestra
de debilidad justo cuando necesitan (geopolíticamente) mostrar todo lo
contrario.
3) La narrativa de desconocimiento a la institucionalidad venezolana por
parte de la Administración Trump queda públicamente descolocada. El encuentro
propiciado por Corker se corresponde a una negociación que parte de un
reconocimiento implícito entre las partes, algo que en su testimonio dejó ver
el senador empleando un tono sobrio, dialogante y no conflictivo. Esto
contraviene la línea de Rubio, quien depende de tener un verbo agresivo contra
el país para mantener su curul en el Senado y a flote a sus operadores internos
como María Corina Machado.
4) La sorpresiva visita alcanzó al propio Marco Rubio, al secretario de
Estado Mike Pompeo, y hasta al vicepresidente Mike Pence, quienes tomaron
distancia de Corker afirmando que las sanciones seguirían, exponiendo
públicamente una actuación descoordinada, y sin unidad de criterio, entre
factores pesados de la Administración y el Congreso con respecto a Venezuela.
Lo refleja bastante bien el desconocimiento que mostraron sobre la reunión y la
creación de un canal alternativo fuera de su control, que suma un factor más de
complicación a lo interno.
5) Remarcar obsesivamente que las sanciones continuarán es un intento de
proyectar fortaleza y determinación para compensar que un influyente senador
como Corker abrió un canal alterno de negociación con el Gobierno venezolano,
el cual, según la Administración Trump, es producto de una “farsa electoral”.
Cualquier mínimo acercamiento estaba fuera de la ecuación para mantener la
permanente tensión que justificara la escalada, con los eventos de ayer se
debilita esa unidad de mando para la venta y exportación.
6) El Gobierno refuerza su línea de diálogo con sectores de poder a lo
interno en Estados Unidos, desplazando a los actores tradicionales de la
oposición venezolana que intentan seguir fungiendo como mediadores para
justificar su existencia política. Justamente la exigencia del diputado Luis
Florido sobre “la presión debe continuar por la liberación de 448 presos
políticos venezolanos”, ejemplifica que no fueron tomados en cuenta y que su
papel de bujía dentro de la maquinaria de poder estadounidense puede ser menos
necesario a medida que avance el tiempo. Un desplante que vacía de contenido a
la MUD y sus distintos nombres artísticos creados recientemente.
Datos del recibimiento de Trump
Luego de abandonar el país con una extensa cobertura mediática que lo
mostró sonriente y en excelentes condiciones físicas, hecho que contrastó con
la supuesta imagen de “rehén torturado” que intentaron darle los medios, Joshua
Holt fue recibido en horas de la noche por el presidente Trump en el Salón Oval
de la Casa Blanca.
La cobertura del hecho también fue extensa en suelo estadounidense,
Trump hizo del recibimiento un evento especial para mostrar el regreso de Holt
como un triunfo de su política exterior. En el Salón Oval lo acompañaba Corker,
notándose la ausencia del Secretario de Estado y del Vicepresidente, quienes
más temprano buscaban cambiar la dirección de las gestiones realizadas por
Corker vía Twitter.
No representan un dato menor estas ausencias, puesto que pareciera ser
una decisión consciente restarle impacto en política interna a la negociación
paralela emprendida por Corker. Tampoco lo es el barniz de precampaña electoral
que le intentó dar Trump al recibimiento. En medio de una errática política
exterior hacia Irán y Norcorea, Holt cayó como anillo al dedo para mostrar algo
de musculatura en política exterior y ganar apoyo interno.
Mucho de lo sucedido alrededor de Holt tiene que ver en cómo luego se
proyecta a lo interno.
El factor Corker y el reflejo de la
política interna
Corker es un político influyente dentro del establishment. En sus manos
está la supervisión y fiscalización de la política exterior ejecutada por la
Administración Trump, también la confirmación del Secretario de Estado y el
financiamiento del Departamento de Estado.
Empresario, representante del estado de Tennesse y, como republicano, de
línea dura, acompaña la tendencia de renegociar el pacto nuclear con Irán, pero
a su vez apoya una negociación con Norcorea y una política exterior más
racional que la capitaneada por Trump. En ambas circunstancias ha criticado
fuertemente al magnate por no tener una política coherente.
Desde el ascenso de Trump a la presidencia, la relación con Corker ha
sido una montaña rusa que ha ido desde enfrentamientos públicos por Twitter
hasta jugadas internas en el Partido Republicano y el Congreso para socavar los
apoyos del magnate inmobiliario.
Al principio de su mandato, Corker sonó como posible Secretario de
Estado, pero finalmente Rex Tillerson fue nombrado. Posiblemente de ese
desplante inicial pueden venir las razones de los enfrentamientos.
Trump necesita, dado el momento cumbre que vive a nivel externo, reducir
el socavamiento de su agenda diplomática en el Comité de Relaciones Exteriores
del Senado y en el Congreso en general. Las crecientes críticas de Corker a la
ruptura del pacto nuclear con Irán, la dura audiencia para confirmar a Pompeo y
el conflicto permanente por las reformas fiscales propuestas por la
Administración, son sólo algunos golpes de lado y lado durante las últimas
semanas. El último escarceo tuvo lugar días antes de que compartieran el
recibimiento de Joshua Holt.
Para calmarlo, Trump ofreció hace tan sólo días a Corker ser embajador
en Australia, cargo que rechazó por ser claramente un obsequio que poco se
corresponde con su capacidad de chantaje desde el Comité de Relaciones
Exteriores.
La política interna juega un papel clave, la decisión de abrir un canal
de diálogo al margen del Departamento de Estado y de Marco Rubio no corresponde
a un único objetivo. La liberación de Holt representa un capital político
adicional para Corker, un logro individual, que ahora lo podrá utilizar para
presionar a Trump con el fin de lograr concesiones políticas y ganar influencia
en asuntos exteriores estratégicos que eleven su perfil político.
Todo apunta a que sube las apuestas para mostrarse como futuro
secretario de Estado o vicepresidente, hasta ahora así lo sugiere el uso del
Comité de Relaciones Exteriores para fustigar el desastre de la política
externa de Trump.
Por Joshua Holt también transcurre la competencia voraz entre la élite
estadounidense por las sobras de un sistema político decadente y en pleno
proceso de descomposición.
Anotaciones finales y lo que gana el
Gobierno venezolano
Al mismo tiempo ese cuadro de competitividad interelite se reproduce en
la cuestión venezolana.
En el año 2014 Corker fue acusado por Marco Rubio de bloquear un
proyecto de sanciones contra Venezuela desde el Comité de Relaciones Exteriores
que preside. En 2015 vino a Venezuela para sostener distintas reuniones con
dirigentes opositores como Leopoldo López y funcionarios del Estado como Tarek
William Saab, en aquel entonces Defensor del Pueblo.
Durante la visita poco difundida de su principal asesor en febrero,
Caleb McCarry, el Departamento de Estado no supo cómo responder y el mismo
Marco Rubio filtró a la prensa un comunicado donde se oponía a cualquier
negociación que reconociera como un actor válido al Gobierno venezolano, aunque
eso implicara la liberación de Holt, como efectivamente sucedió.
La gestión secreta de Corker y su sorpresiva visita a Venezuela pone en
un severo cuestionamiento si la agenda capitaneada por Marco Rubio y Mike
Pence, en la cual se incluyó recientemente Mike Pompeo por razones lógicas, ha
sido efectiva para obtener alguna ganancia política con respecto a la situación
en Venezuela.
Corker probablemente usará a Holt para trasladar hacia la Administración
Trump (y sobre todo hacia Marco Rubio) los costos de entablar un diálogo con
Maduro y mostrarse como un interlocutor efectivo para conducir la política
exterior hacia Venezuela y otras zonas geoestratégicas de interés.
El Gobierno venezolano, por su parte, explota estas contradicciones
dentro de la élite política estadounidense para ralentizar lo más posible la
aplicación de sanciones más severas y crear una red de comunicación a lo
interno del establishment que favorezca un desescalamiento de las tensiones.
Y esto obviamente tiene consecuencias internas: en el frente opositor ya
se está replicando, de una manera mucho más rastrera y despreciable, estas
contradicciones en el establishment estadounidense. Lo normal para un subproducto
político que viene de la misma línea de ensamblaje.
Los tiempos geopolíticos soplan a favor de Venezuela, y ganar tiempo es
una condición fundamental para coincidir con el engranamiento definitivo del
bloque euroasiático como pilar de un nuevo orden internacional, donde Estados
Unidos y Europa no sean ya el centro definitorio.
En las primeras de cambio, la liberación de Holt y los intereses de
Corker pueden engañar nuestra percepción y hacernos pensar que el brazo del
Gobierno fue torcido o que la concesión fue muy grande sin recibir nada a
cambio. En apariencia, ese cuestionamiento podría tener una cota de lógica lo
bastante alta como para camuflarse como verdad.
Pero en política, y mucho más su ejercicio en un momento en el que sobre
el país se ciernen grandes amenazas -la inclusión de Colombia como “socio
global” de la OTAN, por ejemplo-, es necesario ver la película completa y no
sólo la fotografía.
Y son precisamente las medidas de fuerza tomadas luego del 20 de mayo
las que, por ahora, mantienen alejadas las posibilidades de una intervención
militar, la aplicación de un embargo petrolero como una probabilidad y la
obtención de un posible interlocutor como Corker, que prefiere sacrificarse
reconociendo a Maduro antes que terminar su carrera política como un simple
senador. En el resultado de esa contradicción, siguen perdiendo el pulseo con
nosotros.
Sabiendo aprovechar esas circunstancias objetivas ganamos tiempo, que es
el oxígeno de nuestra existencia como nación en este complejo momento.
. ¡VENCEREMOS!
*Abogado con Patria
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No me dediqué a perder el tiempo leyendo esto, pero si creo que el régimen se cagó, hasta diosdiablo tuvo que aplaudir y buscarle el pasaporte a la esposa de Joshua, o no? Aplaude diosdiablo
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