El planeta, la vida y la humanidad, necesitan del aporte de todos nosotros para rescatarlos y salvarlos de las garras del capitalismo sionista explotador e inmisericorde. Es ahora o nunca.
martes, 30 de agosto de 2011
La culebra capitalista sionista, muere por la cabeza
Javier Monagas Maita*
Cuando las verdades resuenan, tienen parecido con la incitación, mas no es así. La contundencia de las palabras dichas en forma franca y sincera, desnuda las cosas y las presentan tan clara como el sol del medio día. Desde siempre los poderosos capitalistas han hecho con la humanidad lo que les dicta su regalada gana, asesinan selectivamente a los líderes populares, los encarcelan, los persiguen, los acosan, dan golpes de estado a sus gobiernos legítimos cuando se logran instaurar, se roban los fondos nacionales basados en medidas injustas e ilegales de los organismos bajo su control (ONU, OEA, CPI) y no pasa nada. Mientras ellos viven felices en sus guaridas, libres de todo intento de cobro de sus actos y disfrutando lo robado a sangre y fuego. Así pasó con Milosevic, Saddam, Gadafi, Noriega, lo intentan con Bashar al-Assad , pasó con Yasser Arafat. Y con esas personas también masacran a sus pueblos, bajo la mirada complaciente y cómplice de una comunidad internacional enferma y acobardada por los malandros sionistas capitalistas y sus socios sanguinarios.
La guerra abierta de la humanidad por la vida, por la naturaleza y por la sobrevivencia misma de la especia, hace que se afinen las estrategias de combate. Si sabemos que es una minoría ínfima la que pervierte todo lo sano y decente de la sociedad humana. Esa minoría utilizando medios masivos, ha impuesto falsos valores y necesidades artificiales que terminaron por establecer una sociedad de egoístas y ambiciosos que son teledirigidos por marketing, videos e imágenes, que justifican hasta el crimen más aberrante, de liquidar a un millón trescientas mil personas inocentes, para robarles el petróleo, con el objeto de entrar en posesión de lo que venden como status de vida material optima. Donde la droga, la prostitución, la vanidad y la jactancia marcan pauta de conductas desviadas.
El error de las dirigencias revolucionarias a nivel mundial, según mi criterio, radica en enfocar las luchas hacia una confrontación directa con los instrumentos (en su mayoría enfermos engañados al servicio del real enemigo) descuidando el ataque directo a la fuente del problema: los grandes capitalistas y dueños de emporios económicos que se benefician del caos violento ¿Por qué Rockefeller. Henry Kissinger, y toda esa mafia que conforma el clan Bildelberg, se pasean por el mundo, impunes, pese a los millones y millones de muertes provocadas por ellos, para amasar las fortunas ilegitimas que poseen? ¿No seria más beneficioso para una guerra ir directamente a quien da las órdenes de matar, para él lucrarse? ¿Por qué los culpables de que millones de personas mueran de hambre en el mundo por incidencia de su ambición y avaricia, están felices disfrutando de los placeres enfermizos que les da el don dinero, mientras el dolor y la miseria sustentan su reinado? ¿Es que acaso no se saben los nombres y ubicaciones habituales de esas alimañas? ¿Es tan difícil volarlos de la faz de la tierra? Todos conocemos quienes son los que les imparten las órdenes de cometer los crímenes a los presidentes de turno de USA, Israel, Francia, Inglaterra, España, Alemania. ¿Por qué esas bestias están viviendo tranquilamente de sus acciones de muerte?
En nuestra región sur del Abyayala, todas absolutamente todas las guerras fratricidas, han sido promovidas y alimentadas por Estados Unidos. La dirigencia maldita de esa nación tiene en su haber el mayor derrame de sangre de la historia. Más, se da el caso que los inmorales mueren de viejos o de las enfermedades que su propia perversión les siembra como pequeño castigo. Donald Rumsfeld, esa excreta generadora de muerte por doquier, sobrevive a sus crímenes por obra de la medicina que se les niega a los pueblos. Pero vive, a presar que en su maldita masa corpórea pesan miles y miles de cementerios. Las muertes humanitarias del pueblo Libio y todas las demás, después de la primera guerra mundial, son por cuenta de ese sionismo capitalista judío y católico, dueños de los complejos industriales militares. Y andan por allí como si nada hubiesen cometido, mientras las batallas se libran contra sus títeres, que al final ni les importan ni les duelen. Es tiempo de apuntar a la cabeza de las culebras. Bien vale la pena el sacrificio.
*Abogado Bolivariano
javiermonagasmaita@yahoo.es javierdelvallemonagas@gmail.com
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