El planeta, la vida y la humanidad, necesitan del aporte de todos nosotros para rescatarlos y salvarlos de las garras del capitalismo sionista explotador e inmisericorde. Es ahora o nunca.
martes, 23 de agosto de 2011
No es suficiente indignarse.
Javier Monagas Maita*
Está bien. Los abusos, crímenes y destemplanzas del sistema capitalista hacen que los pueblos reaccionen ¿pero es la simple reacción, la solución del desequilibrio y de la discriminación social, política y económica? En la crisis de los años 20, los pueblos reaccionaron y hasta se cometieron suicidios y homicidios, ¿eso hizo que el sistema capitalista se humanizara o que los trabajadores, campesinos, tuvieran acceso libre y de calidad a los bienes y servicios? No, el capitalismo salió fortalecido y la clase obrera más golpeada, hasta el punto, que en la cuna de ese nefasto sistema, esa clase obrera y campesina, no tiene acceso a nada a menos que tenga dinero o seguro, de lo contrario. Su destino es la penuria o la muerte a mengua.
Para que un cambio cierto se dé, es necesario que quienes están afectados por la realidad del momento, se organicen y elaboren estrategias colectivas para tomar las riendas del sistema y desde allí producir los cambios necesarios para virar el timón del destino colectivo hacia otros rumbos. Lógicamente que hay que estar conscientes que eso significa derrumbar las barreras egoístas del poder instaurado hasta ese momento. Lo que a su vez generará enfrentamientos inevitables entre el poder emergente y el poder a ser desplazado. Lograr esa organización es menester que una vanguardia asuma la función organizativa, transmita esa necesidad a las masas activas, las concientice en el fragor de la lucha, se diluya en ella y la alimente hasta que sea capaz de dar respuestas a las necesidades organizativas y de movilización necesarias para fortalecerse y tomar el poder. Si no es así, el sistema impuesto de las minorías, sobrevivirá, se fortalecerá y al final nada cambiará a excepción de la opresión contra las mayorías que se incrementará.
Estamos claros que el origen de todos los conflictos, guerras e invasiones en el mundo, esta en el capitalismo. Este sistema injusto, se agudiza en su agresión contra los pueblos, en la medida que las ambiciones se incrementan y la desorganización social, se hace más notoria. El individualismo es la herramienta de disociación más eficaz con que se alimenta ese capitalismo.
Una masa de obreros o campesinos puede reaccionar ante cualquier situación injusta particular. Pero esa reacción no pasa de ser una simple trifulca si no existe conciencia de que si la reacción no es en cadena y que para obtener un triunfo ha de contener el factor de la lucha de clases y por lo tanto convertir la trifulca en una batalla social generalizada de carácter clasista.
Nos alegramos y nos sentimos algo esperanzados, con lo que pasa con los indignados en Madrid, o las protestas en Grecia, o con las rebeliones de Egipto, con la pelea de los estudiantes en Chile, la de los mapuches en el mismo Chile y Argentina, o los demás pueblos originarios en Argentina y demás países de la región sur del Abyayala Australia. Pero fíjense que aunque son un solo pueblo, los estudiantes Chilenos, llevan su lucha paralela a la de los Mapuches, que no hay una buena coordinación entre los mapuches argentinos y los chilenos, pese a ser una misma nacionalidad aborigen, lo miso pasa con nuestros hermanos peruanos, colombianos, Panameños, Venezolanos, Colombianos. Lo mismo pasa con los campesinos. Por ejemplo en Hondura hay una política de represión y exterminio contra los campesinos, diariamente mueren los trabajadores del campo de la mano de los asesinos al servicio de la oligarquía y el gobierno hondureño de Porfirio lobo ¿pero reaccionamos los campesinos de Venezuela, de Colombia etc., con la fuerza necesaria de clase para hacer ver a esa oligarquía sanguinaria que si está unida, de que estamos dispuestos a defender a nuestros hermanos donde estén y donde se les reprima o asesine? He allí el meollo de los asunto.
Si no se conforma una vanguardia desde las bases mismas del conflicto, y galope sobre la lucha del pueblo, lo conduzca con objetivos más allá de la simple reivindicación reformista superficial, esas luchas serán diluidas por el sistema vigente, las desmontará y las utilizará para desmoralizar y dispersar más al pueblo, cosa que acabará por hundirlo en una mayor miseria social, económica y política. Con todas las nefastas consecuencias que eso representa.
Nuestro mayor problema es la organización, despojarnos de los vicios individualistas y sectarios que nos impone el capitalismo y aunados a nuestra incapacidad por entenderlo así. Y es justo allí donde el sionismo capitalista ataca, nos trata de dispersar, trata de romper el nexo con el liderazgo honesto, incluso, hasta los asesina, como ha pasado por ejemplo con Eliecer Gaitán, Omar Torrijos, Patricio Lumumba, Yasser Arafat, etc. utiliza a los infiltrados o quintas columnas, como en el cao de la guerra civil española o los camisa roja dentro del PSUV. Hoy en Venezuela. Vean que antes el enemigo imperialista (que es el mismo enemigo eterno de los pueblos en todas las épocas) se cuidaba de no atacar de frente al presidente. Pero sintiendo que el daño interno en la estructura política y de poder ha hecho el trabajo, se restea y ve de frente contra el líder. Lógicamente que eso era de esperarse, pero es indudable que se debe hilar fino, fortalecer el liderazgo y atacar a los quintas columnas, a la vez, fortaleciendo la conciencia de la base simultáneamente. Pero para eso es necesario que el liderazgo entienda, comprenda que se necesita la sinergia con la base, en una reciprocidad que mantenga la confianza en ambas direcciones, por lo que poner oído a esas criticas del común es importante y decisivo, sin caer en el chime y la murmuración desleal. Pero sin silenciar la crítica sana y la denuncia oportuna.
El momento de convulsión mundial que se vive hoy, seria bueno si se galopa sobre la necesidad de sembrar la conciencia, de hacer comprender que el asunto es una lucha de clases que se resolverá solo cuando las mayorías populares tomen el verdadero poder sin privilegios, ni favorecidos particulares, pero garantizándoles a todos una vida plena, con sus deberes y derechos a plenitud. Uds. lo pueden llamar como quieran: Socialismo, comunismo, humanismo. El nombre es lo de menos, la esencia es lo importante. Pero es insoslayable activar, aportar y desprenderse del egoísmo, del individualismo, del divismo o de los falsos liderazgos de pantalla, aportando mas y exigiendo menos particularmente.
*Abogado Bolivariano
javierdelvallemonagas@gmail.com javiermonagasmaita@yaho.es
www.planetaenpeligro.blogspot.com / lo que será
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