Javier del valle Monagas
Maita
Ante la fervorosa reacción del pueblo
latinoamericano (más allá del pueblo venezolano) y hasta se podría decir, de
gran parte de los pueblos del mundo. Por la enfermedad del líder Hugo Chávez
Frías, y sus posibles consecuencias. Llama poderosamente la atención, que
muchos factores que viven, se presentan como voceros autorizados de una
autoridad divina y toda poderosa. Que basa su doctrina en el amor al
prójimo, la procura e intermediación por
el bienestar de la humanidad, cuya organización funcional, dice anteponer la
justicia, el beneficio de los pobres y, de quienes protegen a esos sectores
débiles de la sociedad. ¿Que las cúpulas
de esas iglesias, guarden un silencio sepulcral ante esa avalancha INMENSA de
fe de un pueblo unido, intercediendo o deseando la salud de un ser humano que
se ha destacado por rescatar y reconocer los derechos humanos, sociales, políticos y económicos de
las mayorías de la población? No tiene lógica.
No me olvido de la masiva alharaca que el
sector representativo de la iglesia católica, en connivencia con el sector
mediático capitalista y carroñero de este país, incluso internacional. Por
ejemplo, ¿Que hizo cuando se dijo de la
enfermedad de una juez corrupta, presa por un delito tipificado en la ley? En
ese momento se orquestó una arremetida grotesca y vulgar, solicitando la
libertad de una delincuente. Ni siquiera se usaron los canales regulares y
humanos para pedir una medida de gracias, ante el supuesto mal de la delincuenta
¿No, se ensañaron y usaron los más abusivos calificativos y acusaciones contra
un gobierno, contra un presidente? Más que para que ejecutara una medida humana
de indulto, para humillarlo, vejarlo, para someterlo y rendirlo a los egoístas
intereses de quienes usaron a esa señora delincuenta como instrumento de
ataque.
Recuerdo a los escatológicos cardenales y
obispos de la Conferencia Episcopal Venezolana (Urosa Sabino, Baltasar Porras,
Luis Ugalde, etc), y algunos de otros países, reventar banderas y principios,
para denigrar y ofender al poder político y publico nacional gobernante. En esa
vulgar cruzada, muchos pulpitos, homilías, arengas y oraciones, sirvieron de
vehículos portadores de los anti éticos mensajes que incitaban incluso a la
rebelión, al desconocimiento de la
legitimidad de los poderes gobernantes y a la excomulgación de los venezolanos
que respaldamos esta humanista cruzada y de nuestro líder. En esa ocasión, esa iglesia y esos agentes enemigos
de Venezuela. Se quedaron solos, se rumiaron sus egoísmos y sus maldades. EL
PUEBLO NO LOS ACOMPAÑÓ NI LOS AVALÓ.
En esta nueva cruzada por la salud del
presidente legitimo, donde el líder y el pueblo, son el centro. Nos quedamos
solos en la suplica y en la procura del favor celestial ¿Por que esa iglesia
pederasta, pedófila, avara, pro ricos, sectarista, egoísta, demoniaca, despreciadora
de los pobres, adoradora de las riquezas materiales y fáciles, la vida lujosa y
cómoda; nos dieron la espalda, nos abandonaron, se diluyeron en un silencio
criminal y traidor a lo que supuestamente es el deber ser de la institución en
el papel? Los medios solo destacaron las declaraciones magras de una aberración
irracional humana como el SACERDOTE JOSÉ PALMAR. El mismo, ocupó los
principales titulares de los grandes medios escritos, hablados, televisivos de
la burguesía enfermiza, deseando la muerte del CAMARADA PRESIDENTE. Pocos
fueron los medios que recogieron las multitudinarias y espontaneas cadenas de
oración, de este noble pueblo, que
aunque engañado, en eso de la religión. Pusieron su fe en algo
inexistente llamado dios para lograr la sanación del líder. Ese pueblo actuó de
buena fe y con convicción, pero fue soslayado por la maldad. Es tal la fe y el
amor de ese pueblo por su líder, que una entelequia inexistente como un dios
inventado para engañar, fue vehículo de
fuerza para lograr el objetivo. Demostrando así, que el verdadero poder está en
la fuerza de voluntad, llámese: fe. Llámese convicción, llámese fortaleza,
llámese convencimiento de la razón, de todos y cada uno de nosotros. Lo que
demostró que si fuésemos capaces de tomar conciencia de esa fortaleza, de
aprender a usarla para el bien colectivo, ya no habría más muertes, ni guerras
por intereses o por negocios. Hasta en eso Chávez es útil para la liberación.
Respeto a aquellos que de buena fe, creen
en esos dogmas y religiones, para servir a los demás, respeto y reconozco el
poder de la oración como vehículo de concentración de la fuerza interior y
espiritual. A esos que de buena intención hacen su trabajo, los excluyo de esta
crítica, pese a que les asigno responsabilidad en el fraude religioso y
manipulador de la fe por omisión. Más no puedo negar que existen curitas y algunos
obispos que si tienen dignidad y respeto por el pueblo, como tampoco puedo
negar que nuestros pueblos sean grandes y gloriosos y que posean un poder gigantesco cuando
logran unir fuerzas por una causa común. En esos momentos los pueblos son
dioses invencibles.
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Javier Monagas Maita
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/ lo que será
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