martes, 11 de diciembre de 2012

PRUEBAS Y EVIDENCIAS DEL PODER SUPREMO REAL



Javier Del Valle Monagas Maita 
 
        No puedo mentir ni engañar. Mi conciencia y experiencia de la vida, me han enseñado que la verdad y la razón deben las conductoras en todos mis actos.  Igualmente, me  han enseñado que las religiones, los dioses, los dogmas, las riquezas materiales y otras formas de acorralamientos sicológicos e ideológicos, son mecanismos y métodos de dominación que un sector minoritario de la sociedad, imponen a las mayorías, a los fines de mantenerlos sometidos a sus caprichos e intereses.
        Pero la fe. Esa fortaleza interna de la voluntad individual de cada ser humano, esa potencia física e inmaterial, es una verdad tan cierta, como que el agua moja. Esa fe también puede ser llamada convicción. Mediante ella se pueden hacer las cosas más increíbles en el mundo físico y espiritual. Pero no hay que separar la fortaleza física, de la fortaleza espiritual, pues ambas constituyen la unidad del cuerpo humano vivo o activo., es decir el ser viviente.
         Los dogmas nos han encasillado intencionalmente, para que relacionemos esa potencialidad humana a lo divino, a lo religioso, a un dios, a un milagro o a una intervención extra humana de algo sobre natural.  Pues sepan que eso en una gran mentira, una burda manipulación intencional para que no reconozcamos nuestras potencialidades internas naturales de las fuerzas que poseemos todos los seres humanos, pero que no tenemos conciencio de ellas  por culpa de la mentira y el engaño deliberado.  Por eso la educación es repetitiva y dogmatica, por eso las cosas derivan en comercio, en negocio, en separaciones intencionales de razas, credos y clases sociales. Por eso  no imponen limitaciones materialistas.
       Pero hay una  *circunstancia en la Cuales, aun los dogmas se vuelven contra sus manipuladores, sostenedores. Ya no creadores (por el tiempo transcurrido). Simplemente sostenedores y beneficiarios.  Ese es el caso, de la fe inocente de un pueblo, enfocada en un dios invisible, impresente, e impotente.  En un Jesús, inexistente, en un José Gregorio pre fabricado, en una virgen irreal, en una iglesia pederasta o en unos santos y muñecos de palo burdo, elaborados por manos mercantilistas y buscadoras de glorias materiales, con milagros inmateriales.
      Esa *circunstancia es el enfoque de la fe humana, de la potencialidad humana, del poder espiritual humano, de la fortaleza del amor humano. Que obra sobre todo lo existente para convertir o transformar realidades a partir del deseo, CAPAZ DE CURAR, DE SANAR Y DE CORREGIR EL MAL.  Cuando esa fortaleza se enfoca en un objetivo, bien sea material o inmaterial, logra su  cometido. Y es por que el poder de la mente humana es infinito.  Así es lo que pasó, lo que pasa y lo que pasará con el amor del pueblo y su relación con Chávez. Es simplemente una simbiosis integradora de conciencias coincidentes con sentimientos semejantes, impregnados de la más pura sustancia que generan al hombre, su concepción y la naturaleza: el amor.
      Pero ese poder, esa potencia, esa fortaleza no es de un dogma o una religión. Es la simpleza,  de la interrelación honesta entre los seres humanos, entre los seres vivos, de la natura consigo misma.
      Chávez no es una novedad, como no lo fue Lenin, Mao, Marx, o el mismo Fidel con su realidad actual, etc. Ellos y los que como ellos. Son la expresión de una lucha eterna entre el bien y el mal, pero que debe definirse en algún momento, en alguna circunstancia. No por obligación, si no por necesidad. Al final  solo sobrevivirá el equilibrio, pero sin tanto dolor.
       Disculpen si estas notas no pueden ser mas explicitas. Es que no tengo la capacidad para simplificarlas más. Quien lo comprenda. Tiene una obligación. En su momento sabrá cual es. Quien no lo entienda, es por simple cuestión de tiempo nada más.
       Para finalizar, creo que el trabajo está hecho, a lo mejor,  y si la fortaleza del pueblo así lo impone, tendremos guía por un rato más.  Pero debe quedar claro. Que el destino de todos está en manos de todos, no de una minoría, ni de unos dogmas, religiones, mafias o engañadores. Cada cual tome conciencia de si mismo y de la necesidad de convertirse en uno con las mayorías. ENTONCES EL COLECTIVO SERÁ UNIDAD Y LA UNIDAD SERÁ FELICIDAD COLECTIVA. SIN DOMINADOS NI DOMINADORES, SIN EXPLOTADOS NI EXPLOTADORES, SIN ENGAÑADORES NI ENGAÑADOS.

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