Javier Del Valle Monagas
Maita
El instrumento
ahora es la economía. La motivación, es el desprecio, el odio y la
maldad contra el pueblo. No podemos olvidar jamás que estamos atacando
intereses de unas elites que se caracterizan por ser enfermos mentales,
preñados de discriminación, odio, complejo de superioridad que en realidad
ocultan un inmenso complejo de inferioridad que tratan de disimular robando,
estafando, asesinando, acumulando riquezas y objetos frívolos con denominación
de riquezas.
Lo de la economía se cae solo por su peso. Pues el poder adquisitivo del pueblo, es tal
que es envidia hasta para las economías quebradas de USA y Europa. En una sociedad de consumo como la
capitalista, el paraíso de los comerciantes serios, es que se vendan sus
mercancías. Pero como en la Venezuela de
hoy, tal como en el Chile de 1970 en adelante.
De lo que se trata es de saquear el bolsillo del pueblo, hacerlo
rechinar de dolor y sumirlo en la mayor pobreza o miseria posible, a los fines
de convertirlo en instrumento de su propia destrucción. Ese ha sido, es y
será el leitmotiv de toda acción de las
burguesías en todo el mundo. Esas
alimañas, se pretenden dueñas de todas las riquezas del país, y para lograrlo,
no les importa ni la nación, soberanía, independencia, libertad, respeto etc.
Ellos se saben apéndice del gran capital transnacional, pero como esa
dependencia les garantiza satisfacer el ego enfermo, pues simplemente ejecutan
las órdenes recibidas desde los centros de poder transnacionales.
Basta ver los informes que se redactan en los órganos al servicio del
capitalismo transnacional. Como son repetidos internamente por las herramientas
mediáticas de esa inmoral burguesía, pese a que sus empresas no se dan abasto para cubrir la
demanda de bienes y servicios que genera la dinámica económica de la nación
venezolana ¡Ah! Pero para obtener mayor margen de ganancias, rayan en la
especulación, el acaparamiento y el sabotaje. Pero cuando se les aplica
precariamente la ley, chillan diciendo que les
secuestran su libertad económica. Una
potestad mal concebida en sus enfermos cerebros, que convierten la libertad en libertinaje y al comercio en
robo descarado.
La burguesía, en su enfermizo afán de apropiarse de todo. Incluso hasta de la vida de
las personas. Cree que su locura egoísta, es suficiente instrumento y
justificativo para disponer de lo que el pueblo pueda o no tener, hacer y
pensar. Siempre en dependencia de sus locos caprichos degenerados.
El gran
error del proceso bolivariano, es sostener esos enfermos privilegios que siguen
poseyendo los enfermos burgueses. Aun la
justicia se mueve por la capacidad económica de quien violenta las normas. No
es igual en castigo y el centro de reclusión para un pobre, que para un rico,
así hayan cometido delito semejante. Incluso hasta los delitos contra la vida
son tratados con meno rigurosidad, hacia el burgués, el rico, el capitalista.
Los servicios públicos, son de mejor
calidad en las zonas residenciales burguesas,
La
justicia tiene tanta incapacidad deliberada para actuar contra el burgués,
que estos atentan contra la vida, la salud del pueblo, contra el país y su
estabilidad, y sin embargo quedan
impunes. Por ejemplo Lorenzo Mendoza, la
familia Cisneros, entro muchos otros burgueses enfermos de odio y rencor contra
el pueblo y la nación venezolana. Atentaron en el 2002, años anteriores y
posteriores contra nuestra nación pública y abiertamente. Más no recibieron
ninguna sanción criminal por tan vil acto. Todavía los Cisneros siguen enfermando al pueblo
utilizando las frecuencias del espectro radioeléctrico nacional, sin limitación
alguna, es mas, hasta les dan pautas publicitarias por parte del gobierno. Lo
mismo pasa con el asesino criminal Lorenzo Mendoza y sus depravados socios.
Siguen estafando al pueblo, siguen vendiendo sus pésimos productos, siguen
burlando y denigrando de las leyes y del pueblo venezolano. Dijo Simón Bolívar en el Manifiesto de
Cartagena: “a cada
conspiración sucedía un perdón, y a cada perdón sucedía otra conspiración que se volvía a perdonar: porque los ..” Los
códigos que consultaban nuestros magistrados, no eran los que podían enseñarles
la ciencia práctica del gobierno, sino los que han formado ciertos buenos
visionarios que, imaginándose repúblicas aéreas, han procurado alcanzar la
perfección política, presuponiendo la perfectibilidad del linaje humano. Por
manera que tuvimos filósofos por jefes; filantropía por legislación, dialéctica
por táctica, y sofistas por soldados. Con semejante subversión de principios, y
de cosas, el orden social se resintió extremadamente conmovido, y desde luego
corrió el Estado a pasos agigantados a una disolución universal, que bien
pronto se vio realizada.
De
aquí nació la impunidad de los delitos de Estado cometidos descaradamente por
los descontentos, y particularmente por nuestros natos, e implacables enemigos,
los españoles europeos, que maliciosamente se habían quedado en nuestro país,
para tenerlo incesantemente inquieto, y promover cuantas conjuraciones les
permitían formar nuestros jueces perdonándolos siempre, aun cuando sus
atentados eran tan enormes, que se dirigían contra la salud pública.”
Esas palabras desgraciadamente, aun tienen vigencia. Y si
no se rompen esos privilegios, esas impunidades y esos perdones. Perderemos
nuevamente la República. Lamentablemente hoy en Venezuela, la justicia es
asunto económico. Quien pueda que me desmienta con evidencias, que yo le
expondré las mías.
(*)Abogado Con Patria
http://planetaenpeligro.blogspot.com/2013/12/guerra-economica-no-es-el-mismo-racismo.html
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