Javier Del Valle
Monagas Maita (*)
Mucho se ha escrito sobre los vicios e
incorrecciones de los procesos sociales humanistas y democráticos que se
desarrollan actualmente en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Brasil,
Cuba, Etc. unos de
buena fe, otros por parte
de agentes enemigos al
servicio del imperio afectado. Pero
primero que nada debemos resaltar que el simple hecho de poder hacer esas
denuncias, ya es en si, un
gran avance, puesto que en regímenes opresores eso es imposible.
Que miles y miles de familias fueran
marginadas de la vida y los beneficios de la ciudadanía en el pasado y, que
se proveen para que sean
hoy integrados a la sociedad y reconocidos con hechos concretos sus derechos,
es un triunfo inocultable. Que
las represiones sangrientas, el
irrespeto al derecho a manifestar y a exigir reformas de toda índole,
es otro logro de la gente y la sociedad. Que las universidades, liceos y
escuelas sean respetadas y no sean allanadas por hacer sus reclamos, es una
superación. Que los caudales de alimento, agua, salud, educación, viviendas,
empleos, infraestructuras sea de mayor accesibilidad a las mayorías populares,
es una gran victoria. Que
nuestros pueblos son más felices y, con menos problemas a partir de la llegada
de estos procesos reivindicativos de la dignidad, es una buena señal de que se
está en la zenda correcta. Que
el gran capital, y sus instrumentos de agresión malignos, ataquen los logros sociales y a las nuevas
leyes, significa que estamos en el camino correcto y que la canalla se resiente
por no poder seguir aplicando el patíbulo de la marginalidad y la degradación a
las mayorías como forma de negocio. Y sostén de privilegios.
En Bolivia el pueblo protesta, exige,
se hace escuchar, logra reivindicaciones y el nuevo estilo de gobierno les
respeta y les escucha sin agredirlos. En Ecuador, los de menor ventaja social
que antes debían ocultarse por discriminación y desprecio, hoy son actores y
voceros de sus derechos, sin la vergüenza que le imponían los mecanismos
de apartheid propios de unas políticas elitistas, egoístas y
marginalizadoras de la condición humana de los menos favorecidos, que aplicaban
los ricos y sus defensores de intereses grupales o particulares. Mismos intereses que se aliaron
siempre con los de los imperios asesinos y con el actual imperio sionista que
controla y utiliza la fuerza militar y
económica de Estados Unidos para beneficio de una mafia.
Venezuela en apenas catorce años de proceso, logró romper
las históricas barreras de marginalización, pobreza, ignorancia, analfabetismo,
desnutrición, participación educativa y hasta de acceso popular a las tierras
cultivables y viviendas
dignas, que eran propiedad de la gran sociedad corrupta
y élites capitalistas. Nuestra
patria está inundada hoy de universidades, de estudiantes de educación
superior, de liceos, de escuelas, de centros de educación inicial integrales,
de educadores, de intelectuales, de oportunidades de superación. La integración del ciudadano
venezolano hoy al que hacer nacional general, es un hecho que sorprende. Las
calles, centros de diversión, plazas, poco
a poco se convierten en parlamentos políticos, donde se discuten ideas, se
hacen propuestas y se argumenta. A
esta capacidad de integración, algunos disociados viudos del pasado la
califican de división, de enfrentamiento. Cuando en realidad es solo la libre
expresión de un pueblo con suficiente capacidad intelectual para discernir y
exponer sus ideas, sueños y anhelos
Es cierto, existen deficiencias, hay
muchas fallas, pero hemos avanzado. Tanto es así, que el mismísimo imperio
tiene preocupación por que esta ola de superación humanista se desborde y
traspase sus propias fronteras ¿Será por eso que construyen muros? como de
hecho ya está pasando. La critica constructiva no debe cesar, pero es muy
importante destacar también todo los grandes avances en lo social, económico,
político y hasta ecológico. No
es posible derribar todas las estructuras de sostenimiento del capitalismo que
por siempre han estado sembradas en todos los asuntos de nuestras vidas en
general, en apenas catorce años. Eso
es algo imposible. Pero también debemos estar claros que los cambios deseados
no vendrán solo por que algunos desde las estructuras de gobierno o poder lo
quieran hacer, eso es algo que nos compete a todos y cada uno de
nosotros. No es apeteciendo
un cargo, una posición de privilegio en alguna oficina, partido o escenario
particular que podemos hacer aportes para el cambio revolucionario. Nuestra conducta, nuestra conciencia,
nuestro aporte, donde nos encontremos, es la mejor forma de obtener lo deseado,
sin pedir o exigir premios o pagos. Es solo con la satisfacción de haber
aportado algo. Por más
pequeño que sea ese aporte; es valiosísimo y servirá de ejemplo a otros. No debemos soñar con ser grandes y
destacados lideres o dirigentes. Pero
si debemos estar listos y dispuestos para el sacrificio, si es necesario. Solo
debemos ser parte de la maquinaria que
moverá los cimientos del pasado, para echar después o simultáneamente las bases
del futuro. Un futuro de
paz, armonía, hermandad, de derechos, y de logros económicos, políticos,
sociales, colectivos, para beneficios personales en correspondencia con el
aporte hecho.
¡LAS REVOLUCIONES PUEDEN SER INICIADAS POR UNAS MINORÍAS,
PERO SON CULMINADAS POR LAS MAYORÍAS!
www.planetaenpeligro.blogspot.com / lo que será
facebook: Javier Monagas Maita
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