domingo, 11 de noviembre de 2012

La critica, no obliga a desconocer y, a no resaltar lo bueno


Javier Del Valle Monagas Maita (*)

        Mucho se ha escrito sobre los vicios e incorrecciones de los procesos sociales humanistas y democráticos que se desarrollan actualmente en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Brasil, Cuba, Etc.  unos de buena fe, otros  por parte de agentes enemigos  al servicio del imperio afectado.  Pero primero que nada debemos resaltar que el simple hecho de poder hacer esas denuncias, ya es en si,  un gran avance, puesto que en regímenes opresores eso es imposible.
        Que miles y miles de familias fueran marginadas de la vida y los beneficios de la ciudadanía en el pasado y, que se  proveen para que sean hoy integrados a la sociedad y reconocidos con hechos concretos sus derechos, es un triunfo inocultable.  Que las represiones sangrientas,  el irrespeto al derecho a manifestar y a exigir reformas de toda índole, es otro logro de la gente y la sociedad.  Que las universidades, liceos y escuelas sean respetadas y no sean allanadas  por hacer sus reclamos, es una superación. Que los caudales de alimento, agua, salud, educación, viviendas, empleos, infraestructuras sea de mayor accesibilidad a las mayorías populares, es una gran victoria.  Que nuestros pueblos son más felices y, con menos problemas a partir de la llegada de estos procesos reivindicativos de la dignidad, es una buena señal de que se está en la zenda correcta.  Que el gran capital, y sus instrumentos de agresión malignos, ataquen  los logros sociales y a las nuevas leyes, significa que estamos en el camino correcto y que la canalla se resiente por no poder seguir aplicando el patíbulo de la marginalidad y la degradación a las mayorías como forma de negocio. Y sostén de privilegios.
       En Bolivia el pueblo protesta, exige, se hace escuchar, logra reivindicaciones y el nuevo estilo de gobierno les respeta y les escucha sin agredirlos. En Ecuador, los de menor ventaja social que antes debían ocultarse por discriminación y desprecio, hoy son actores y voceros de sus derechos, sin la vergüenza que le imponían los mecanismos de apartheid propios de unas políticas elitistas, egoístas y marginalizadoras de la condición humana de los menos favorecidos, que aplicaban los ricos y sus defensores de intereses grupales o particulares.  Mismos intereses que se aliaron siempre con los de los imperios asesinos y con el actual imperio sionista que controla y utiliza la fuerza militar  y económica de Estados Unidos para beneficio de una mafia.

       Venezuela en apenas  catorce años de proceso, logró romper las históricas barreras de marginalización, pobreza, ignorancia, analfabetismo, desnutrición, participación educativa y hasta de acceso popular a las tierras cultivables  y viviendas dignas, que eran propiedad de la gran sociedad corrupta y élites capitalistas.  Nuestra patria está inundada hoy de universidades, de estudiantes de educación superior, de liceos, de escuelas, de centros de educación inicial integrales, de educadores, de intelectuales, de oportunidades de superación.  La integración del ciudadano venezolano hoy al que hacer nacional general, es un hecho que sorprende. Las calles, centros de diversión, plazas,  poco a poco se convierten en parlamentos políticos, donde se discuten ideas, se hacen propuestas y se argumenta.  A esta capacidad de integración, algunos disociados viudos del pasado la califican de división, de enfrentamiento. Cuando en realidad es solo la libre expresión de un pueblo con suficiente capacidad intelectual para discernir y exponer sus ideas, sueños y anhelos 

       Es cierto, existen deficiencias, hay muchas fallas, pero hemos avanzado. Tanto es así, que el mismísimo imperio tiene preocupación por que esta ola de superación humanista se desborde y traspase sus propias fronteras ¿Será por eso que construyen muros? como de hecho ya está pasando. La critica constructiva no debe cesar, pero es muy importante destacar también todo los grandes avances en lo social, económico, político y hasta ecológico.  No es posible derribar todas las estructuras de sostenimiento del capitalismo que por siempre han estado sembradas en todos los asuntos de nuestras vidas en general, en apenas catorce años.  Eso es algo imposible. Pero también debemos estar claros que los cambios deseados no vendrán solo por que algunos desde las estructuras de gobierno o poder lo quieran hacer, eso es algo que nos compete a todos y cada uno de nosotros.  No es apeteciendo un cargo, una posición de privilegio en alguna oficina, partido o escenario particular que podemos hacer aportes para el cambio revolucionario.  Nuestra conducta, nuestra conciencia, nuestro aporte, donde nos encontremos, es la mejor forma de obtener lo deseado, sin pedir o exigir premios o pagos. Es solo con la satisfacción de haber aportado algo.  Por más pequeño que sea ese aporte; es valiosísimo y servirá de ejemplo a otros.  No debemos soñar con ser grandes y destacados lideres o dirigentes.  Pero si debemos estar listos y dispuestos para el sacrificio, si es necesario. Solo debemos ser parte de la maquinaria  que moverá los cimientos del pasado, para echar después o simultáneamente las bases del futuro.  Un futuro de paz, armonía, hermandad, de derechos, y de logros económicos, políticos, sociales, colectivos, para beneficios personales en correspondencia con el aporte hecho. 
¡LAS REVOLUCIONES PUEDEN SER INICIADAS POR UNAS MINORÍAS, PERO SON CULMINADAS POR LAS MAYORÍAS!
facebook: Javier Monagas Maita



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