Javier Del Valle Monagas Maita (*)
Una
nación es soberana en la medida, que satisface
sus necesidades internas de consumo en alta proporción o, en su totalidad. Lógicamente un país no puede generar en su totalidad la producción de todos los
bienes, servicios y especies que consume. Eso sería algo casi imposible,
tomando en cuenta el estado de los suelos, las condiciones climáticas, las
posesiones de recursos económicos, naturales, etc. En toda esta concepción se
habla de auto abastecerse de los elementos básicos o elementales para la
subsistencia de la población sin depender de las importaciones. Es decir lo
básico. Dentro de ese marco se encuadran los alimentos de la dieta diaria, las
fuentes de energías, bien sean renovables o no renovables, etc. El Estado, como
ente aglutinador del concepto de la nacionalidad, desde el punto de vista
legal, económico, social y ahora hasta tecnológico, tiene la obligación de
velar con el gobierno de turno, por que un país sea soberano. Por que su
población tenga cubierta sus necesidades
básicas, con producción interna.
En el sistema
capitalista, el Estado pasa a ser un estorbo después de que las fuerzas
económicas acumulan poder y
fortaleza. Cuando los grandes capitales
sienten que las normas, los conceptos tradicionales de justicia, paz,
organización, derechos y equidad los frenan en sus apetencias, entonces el
estado deja de ser útil. Es por cosas
como esas que a partir de los años setenta, se inicia en el mundo una escalada
neo liberal, en la cual se endeudan a los Estados por intermedio de gobiernos
irresponsables, títeres y en el basamento legal de una representatividad mal concebida, sostenidas en
leyes burguesas, que impiden a las mayorías después de elegir, opinar sobre su destino y la soberanía de la nación a
la cual pertenecen. Para colmo de males, ese periodo de cesión de poder bajo
engaños, presión, promesas falsas y mentiras, dura al menos cuatro años en
algunas naciones o más. Suficiente tiempo para demoler al estado y entregar sus
bienes a los grandes capitales. Dejando a las naciones convertidas en rehenes
de os empresarios. Por eso pasa lo de Chile, lo de Panamá, lo de Europa, sobre
todo Italia con Berlusconi, solo como ejemplo, como quisieron hacer aquí en
Venezuela con Carmona Estanga ¿Ven la
relación?
Realmente no hay países del primer mundo,
segundo, o tercero. Simplemente existen pueblos más saqueados que otros,
según convenga a los intereses de los grandes capitales. De tal forma. El desarrollo tecnológico es un
derecho asignado a ciertas naciones, sobre todo a aquellas donde residen los
grandes capitalistas, y ese derecho lo asignan los amos del poder político y
económico. Las demás naciones que poseen riquezas naturales, simplemente son productoras de materias primas, cuyos aportes, son cedidas a las primeras, para su
transformación. Desde donde saldrán productos finales que son vendidos luego a
los mercados capitalistas de consumo. Según su clasificación. Es de hacer notar,
que estos mercados de consumo, si se
clasifican: en primeros o segundos. Las
altas tecnologías se quedan en los centros de consumo periféricos a los centros
de transformación industrial de las
materias primas. El resto, los ya
superados, los reciben los países fuera de la orbita primaria. Esto es así para evitar algún desliz que pretenda copiar esas
tecnologías, pues, lo harán con cosas obsoletas. Aquí entra en juego la trampa del
derecho de autor. Una estafa, que no favorece a quien inventa, si no a quien
compra y explota la patente de invención (Remember 3M, o el robo a Nicolás
Tesla y Marconi, entre otras)
Las
inversiones en ciencias y tecnologías están vedadas a los países productores de
materias primas por los mafiosos del poder dominante capitalista. En esas
naciones, sus empresas solo viven de las maquilas, del uso de patentes y de la
importación de productos finales. En
Venezuela: siendo que tenemos un capitalismo parasitario, de mentalidad
colonizada, sin iniciativas, incapaz de invertir en el desarrollo y fabricación
de tecnologías originales propias, a pesar de que poseemos energía abundante y
barata, materia prima y materia gris calificada, no existe ningún
empresario capaz de invertir en la
fabricación de un automóvil desde su concepción original. Ellos prefieren ser
ensambladores, importadores de repuestos o importadores de autos acabados. Por decir un ejemplo. Es decir: apuestan al dinero fácil.
La misma lógica capitalista dicta que los
márgenes de ganancias deben tener un tope.
Pues, en Venezuela, no. Los parásitos importadores que se hacen
llamar empresarios, y los que viven del productor agrícola nacional, pagan la
materia prima del campesino a precios irrisorios y venden los productos finales elaborados a
sobre precio: Es decir roban al productor y roban al obrero. Inclusive, tazan sus intereses y ganancias en
monedas extranjeras, favoreciendo así, a
otras economías y generando una dependencia de la nacional a los rigores y
deseos de centros foráneos manipuladores de la economía global. Es una especie
de prostitución económica masoquista que hace que el denominado “empresario
nacional” haga la felación mercantilista a las grandes transnacionales, permiten
que ataquen la economía nacional para
hacerla vulnerable a los intereses económicos
internacionales, que luego les premian con alguna concesión de
licencia para explotación local de
patentes.
Cualquier empresario digno, con auto
estima y con respeto por el país y por si mismo, se hubiese alegrado con la
noticia que en su momento dió el camarita Chávez de instalar en Venezuela una
fabrica madre de fabricas. Pues no. Los maulas parásitos de Fedecamaras, se molestaron y conspiran para que se quiebre
el proyecto. Ellos prefieren seguir
siendo esclavos del gran capital tecnológico internacional colonialista e
imperialista. Esos decrépitos y descerebrados capitalistas dependientes,
desprecian la organización económica regional (MERCOSUR) que puede ayudar a
fortalecer la economía de la región y convertirse en un trampolín para ellos
crecer. Prefieren seguir siendo los lacayos serviles de un capitalismo
depredador y sanguinario como el capitalismo sionista que controla a USA,
Israel Y EUROPA. Y que hoy siembra terrorismo económico, mediático y militar en
el mundo.
Nuestro
gobierno actual también (desde
1999) ha sido timorato o, hasta
cómplice de toda esta maldad – quizás
por ingenuo -. En nombre de una paz social en comodato con los capitales y los
eunucos empresarios nacionales, ha permitido que esas empresas privadas maulas,
se fortalezcan y utilice a la vez esa fortaleza, para atacarlo y para acosar al
pueblo hasta el punto del terrorismo mediático, económico y político; llegando
al extremo de producir muertes populares en cuantías, contra campesinos, obreros y estudiantes. Una paz social que es despreciada y atacada a
cada momento por el capital nacional y transnacional establecido en Venezuela.
Propuesta
¿Por qué no se legisla para que un 10% al menos, de las ganancias de esos seudos
empresarios, se invierta en el desarrollo de tecnologías nacionales? ¿Por que
no se crea un centro nacional de ingeniería y desarrollo tecnológico, que con ese 10% de las ganancias netas de
capital comercial o empresarial, desarrolle las técnicas o tecnologías propias
para instalar complejos industriales que apunten al desarrollo nacional,
tomando en cuenta nuestras necesidades industriales técnicas y científicas? ¿De
qué que vale formar ingenieros, matemáticos, científicos en nuestras
universidades y escuelas técnicas, si luego es el gran capital expoliador
internacional el que se beneficia, en una especie de chuleo educativo transnacional,
donde el estado invierte, el empresario
se beneficia y el pueblo pierde?
Solo produciendo materialmente, físicamente,
educativamente, económicamente lo que necesitamos, con dignidad y con auto estima, y para
beneficio colectivo, es que podemos ser libres, soberanos y fuertes. Debemos fortalecer un Estado ductor y
conductor de las fuerzas y potencialidades humanas del país para su desarrollo
armónico. Al principio habrá que imponerlo
a la fuerza, hasta que la conciencia cale, y se entienda que es por el
beneficio de todos y no de un sector específico y exclusivo. Ni siquiera por motivos de enfrentamientos de
clases. Es por simple seguridad nacional y diría que hasta regional.
Pero para lograr eso: es necesario
derrotar a las fuerzas contra patria que se alojaron en Venezuela y que sirven
de quintas columnas al imperio saqueador
y sanguinario yanqui sionista. Es ahora
o nunca. No podemos perder esta preciosa
oportunidad. Es hora de hablar claro y
actuar en consecuencias. No será fácil.
Lo importante es empezar de una vez.
Planetaenpeligro
/ lo que será
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esperemos que la muerte de nuestro comandante, no sea el final de esta bella historia que nos ha dejado el comandante . nos dejo patria para amarla por toda la eternidad, y no dejar que esta oposicion apatrida siga carcamiendose este pais .aunque ellos por pedacitos se conforman por que esos pedacitos son millones de dolares que le entran a sus bolsillos
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