Javier Del Valle Monagas Maita
Todo revolucionario ha de saber
dominar y controlar sus emociones. Un
revolucionario no se deja guiar por matrices enemigas ni por temores
infundados. El revolucionario escoge el momento y las condiciones en las cuales
ha de dar batalla. Somos un mar de sentimientos hirviendo en la fuente de la
vida. Los revolucionarios debemos saber
aprender y asimilar las lecciones de los líderes honestos. Es difícil que las ideas prendan en las consciencias
de los seres humanos de buenas a primeras. Pero cuando esas ideas son
respaldadas por hechos y por actos honestos, se multiplican. Se multiplican en cada hombre mujer y niño
que cree en la bondad y el amor al prójimo.
No me voy a extender en las
bondades del camarada presidente. Eso ya es harto conocido. Pero si debo hacer énfasis en la asimilación
de sus lecciones y en la responsabilidad que tenemos de aplicar en nuestra
conducta diaria las lecciones de dignidad, sabiduría y respeto que en cada
oportunidad nos indujo. Chávez no es ni
será un santo. Es un hombre común, que logró reunir lo más
hermoso e inmenso de las virtudes que puede alcanzar un ser humano. El camarita nos enseñó que es posible vivir
sin la gula egoísta y en hambrienta apetencia personal. Él no buscó el poder
por ambición, lo hizo como una obligación y una necesidad ante la destrucción
que se venia dando en nuestra Venezuela.
El 8 de diciembre del 2012, Chávez se despidió, pero nos dejó unas
instrucciones unos pasos a seguir.
Asumamos su decisión y hagamos lo que nos pidió. No podemos ni debemos negar que sentimos
dolor ¿Acaso no somos revolucionarios? Si la principal virtud de un revolucionario
es la del amor, sensibilidad y solidaridad con el dolor ajeno ¿Que no con el
propio? Se fue el hombre, pero la idea
se acrecienta, se fortalece y se expande. Esa es la razón por la cual el mismo
decía y repetía, que Chávez es una idea, un proyecto, Chávez es el pueblo.
Exijo en este momento de pesar mucha cordura, ideas y pensamiento frio y
actos calculados. Todo lo que hagamos
desde ahora y en adelante debe ser para fortalecer este proceso, para dar fiel
cumplimiento a las instrucciones póstumas, que nos dejó el camarita. Ahora nuestro compromiso con Chávez se
traduce en un compromiso con la
revolución Bolivariana. Hemos de profundizarla y fortalecerla. Si debemos
manifestar nuestro dolor. Pero también debemos decir al enemigo: este dolor no
es debilidad ni abandono al proceso. Ahora es que profundizaremos esta vaina.
¡VIVA CHAVEZ!
www.planetaenpeligro.blogspot.com
/ lo que será
No hay comentarios:
Publicar un comentario