(MI
TESTIMONIO DE CALLE)
Javier Del Valle Monagas
Maita
No voy aquí a cometer el
imperdonable error de desconocer las virtudes de estratega militar, de genio de
la política y de gigante de las relaciones públicas que fue Hugo Rafael Chávez
Frías. Esta nota rondó mi mente desde antes de la enfermedad del camaríta Pero
por razones de comprensión de la humildad del mismo, no me atreví a escribirla.
Luego de su lamentable muerte, hube de esperar por el momento más propicio,
luego del dolor y la pena del pueblo y su familia, que en resumidas cuentas, es
una sola cosa. Un solo dolor y un solo amor
El camaríta no destacó tanto
por todas esas virtudes sobresalientes antes señaladas. Si no, por su humildad,
por su bondad, por su respeto y amor comprobado hacia el pueblo, por esa
sensibilidad tan pura, de entender y comprender que las necesidades de los pobres no tienen mucho espacio de espera.
Hugo Chávez, fue un hombre,
simple y mortal, que se alejó de los halagos y las jaladas de bola. Él mismo
decía que era preferible la crítica constructiva, franca y abierta a una
adulancia encerrada. Tuvo la virtud de no olvidar su origen, y lo más grande,
no cedió al chantaje, a la tentación diabólica de una burguesía que le montó
todas las trampas posibles para absorberlo en creencia de su máxima engañosa de
que “todos tenemos un precio”. Aun antes
de salir de prisión ya esa burguesía enferma de ansias de poder le tendió una
emboscada con Luis Miquilena a la cabeza. Afortunadamente el pueblo supo ser
irreverente con el camaríta y lo previno por doquier que iba. Hubo muchas
palabras duras del camaríta contra ese pueblo que lo alertaba a cada
oportunidad de lo maligno de Miquilena. Tiempo después el propio Hugo reconoció con propia voz y públicamente
ese error, a la vez que alabó a ese pueblo que oso decir lo que presentía o sabia. Más el nexo
Chávez - pueblo jamás se rompió, contrariamente se fortaleció, al punto que 20
años después la unidad fue in crescendo.
Más de una vez, escuché a mis
hermanos de la vida, de la calle, del campo, de las fábricas, decir frases y
hacer propuestas de gobierno y acción, en conversaciones cotidianas, y luego
como algo mágico, casi al caletre, las escuché de la boca del camaríta en
cualquier intervención pública en algún rincón de la patria o del mundo.
La gran angustia de Hugo
Rafael Chávez Frías, fue la burocracia, la inoperancia, la falta de capacidad y
de cualidad, del aparato estatal (De ahí las misiones). Por más que pidió y
solicitó apoyo para combatir ese verdadero cáncer que dejaron adecos,
copeyanos, no tuvo la suficiente colaboración administrativa para esa lucha. A
ese longevo mal estatal, se le sumó el arribismo clientelar promovido por
muchos seudos dirigentes “revolucionarios” quienes para tener una plataforma
política personalista, reclutaron a profesionales del periodismo y otras ramas
sin conciencia, solo para que le sirvieran de garantía a sus apetencias. Muchos
esos personajuchos hoy son Alcaldes, Concejales,
jefes de oficinas publicas, asambleístas, tanto a nivel nacional como regional
y son los primeros en estorbar al proceso y en seguir aplicando la táctica
politiquera de la cuarta república, personalmente conozco muchos casos aquí en
Yaracuy (denunciados en otros escritos con nombre y apellido) y tengo
conocimiento de muchísimos más en el resto del país. He visto reuniones cuasi
secretas del PSUV (regional) donde los toletes se reparten los cargos
burocráticos de forma descarada, manipulando la voluntad del pueblo. Todo eso
es contrario al espíritu de cambio de Chávez, más no se respetó al verdadero
poder popular y utilizando el chantaje de un cargo, se galopa sobre la
necesidad de un cambio político, económico, social y de valores. Pregunten aquí
en Yaracuy a los señores Carlos y Ángel Gamarra, Francisco Capdevielle, Julio
León, Esther Quiaro, entre otros llovidos del cielo como lideres repentinos.
Quienes incluso, hasta inventaban informaciones falsas en el diario donde eran
efe de redacción, contra los campesinos, para justificar luego, acciones
judiciales y represivas a favor de terrofagos extranjeros.
Pese a todas esas trabas, el
hombre sencillo, el ser humano de carne y hueso, el mortal Chávez. Superó las
limitaciones egoístas propias de los hombres y supo cumplir con su conciencia.
Por que si algo inmensamente grande habitó en Hugo, fue y, es su conciencia
de clases y de pueblo, su ubicación en el concierto histórico de sus intereses
humildes, reales y no fingidos. Por algo pretendieron sus enemigos burgueses,
colonizados mentales y colonizadores: hollar en su reputación y no pudieron. El camaríta es una roca muy firme y dura para hacerle mella. Tu grandeza camarada
Hugo, es que fuiste y eres un simple ser humano, que superó los egoísmos y las limitaciones
de tu tiempo.
Gloria victor bellator
Planetaenpeligro / lo que será
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