Javier Del Valle Monagas Maita.
Cuando no hay convicción y conciencia, Se delata la falta de ideología. Cualquier obstáculo es bueno
para sacarnos del camino y recoger lo que alguna vez predicamos como militantes
de una revolución o de un proceso de cambio para salir de lo que fue o, es aun,
la perversión capitalista. Es muy fácil
y cómodo asumir banderas de lucha y de revolución cuando desde la comodidad y
la abundancia creemos que es sencillo derribar las paredes de contención de un
sistema político – económico - social, de una sociedad imbuida en falsos
valores y en sendas de corrupción, crimen y desprecio a la humanidad, tal como
el Sion capitalismo. Aquí nada se desmorona, aquí seguimos construyendo sin
prisa, pero sin pausa y en medio de la fajina en trincheras de gloria popular.
Erróneamente, algunos creen
que hacer una revolución es asunto de frases, consignas y votos. Asumiendo que se enfrenta a un enemigo débil
y que ese enemigo arriará sus banderas a los primeros síntomas de derrota. Eso es hacer concesiones. Es engañarse y
engañar al pueblo. Quiérase o no, una
revolución (tarde o temprano) tendrá que asumir las armas para poder
consolidarse. Si no lo pretende el mismo
proceso, lo forzará el enemigo. Es
cuestión de lógica y de reconocimiento de la maldad a que nos enfrentamos.
Salir por los espacios públicos o medios, gritando que ya estamos derrotados, que
una guerrita atacando al estomago nos enterrará en la pesadilla del fracaso. Es
simple demostración de que jamás hubo convicción, ni conciencia de lo que se
pretende. Al contrario el culillo hará
que se postren a los pies del agresor a los primeros tiros. Esas mentes jamás
fueron, son o, serán revolucionarios.
Simplemente son esnobistas apegados a una moda que creyeron, les
resolvería sus problemas económicos y de existencia cómoda.
Si de algo sirve el ataque enemigo, es para forzar la depuración de
los procesos de cambio. De pulir la cualidad y calidad de los militantes de la
causa. Esos que son dominados por sus ambiciones y que siempre pretendieron
cargos, lujos y satisfacciones individuales, hacen como las ratas cuando un
barco carguero de semillas se hunde. Lo abandonan a las primeras. Esos
desertores, esos cánceres ideológicos, simplemente hacían daño desde adentro y
al salir de ellos, las revoluciones se fortalecen. Por lo tanto un verdadero revolucionario
celebra no tener a su lado un potencial
traidor.
Debemos reconocer que no todos los que se dicen revolucionarios,
son tal cosa, así como también que todos los que de alguna manera apoyan al
enemigo engañados, son mercenarios vende patria. Solo nuestra perseverancia de
lucha y convicción ideológica en las peores circunstancias, aunadas a nuestras
conductas dignas. Harán que las rectificaciones de las bases de apoyo del
enemigo entienden nuestras razones y derechos a ser activos enemigos de la
colonización y sus instrumentos de muerte.
Así no se quiera decir o reconocer. Los pueblos sufrirán ¿Acaso no
es sufrimiento: hambre, sed, despojo, terrorismo, narco trafico, genocidio,
prostitución y humillación? ¿No es eso lo que viven hoy los hijos de España, de
Colombia, de Argentina, de Honduras, Chile, de Estados Unidos, de Europa, de
Siria, Libia, Yemen, Libia, Saharaui, Afganistán, Somalia, Irak? y allí no
podemos decir que existe una lucha
contra el socialismo o contra el comunismo. En esos lugares se está tratando de imponer
un régimen de asesinos del crimen organizado con grandes capitales y dueños de
los monopolios económicos elites del planeta.
Que inmoralmente quieren ser dueños del planeta, sus riquezas y la
gente.
Valga
pues el sacrificio del pueblo venezolano, de fajarse con coraje, dignidad y
decisión por seguir siendo soberanos, libres e independientes de cualquier
mafia narco terrorista y criminal global-capitalista.
Nuestra ventaja, es que sobre la marcha vamos corrigiendo,
inventando nuevos métodos de producción, de convivir, de lucha, de estudio, de
vida, de defensa. Alguien dijo alguna vez, que “la necesidad es madre de la
inventiva” pues aquí en Venezuela asumimos esa máxima y vamos venciendo los ataques
enemigos, pero con unidad revolucionaria. No se engañe el mundo. Aquí no hay
división. Solo la deserción de unas ratas asustadas y egoístas ambiciosos que
pretendieron satisfacer sus egos parasitando en la revolución bolivariana. Aquí
no hay calamidad humanitaria ni emergencia de ninguna índole. Aquí lo que hay
es un pueblo digno batallando y venciendo a los genocidas del crimen organizado
Sion capitalista. A diario nos alimentamos nuestros cuerpos y nuestros espíritus
con fuentes ideológicas y alimentos cultivados en nuestras tierras, con nuestras
manos, nuestros corazones y convicciones. Generando nuestras propias respuestas
desde nuestras propias realidades. Pero sepan en el mundo, que nuestra lucha no
es solo por nosotros. Es por todos los pueblos del planeta. Chávez inició la
senda, con Maduro y el pueblo, la continuamos…
¡VENCEREMOS!
*Abogado con Patria
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