Javier Del Valle Monagas Maita
Aquel 5 de marzo de 2013, empezaron
las convulsiones definitivas para el nacimiento de la criatura. El tratamiento aplicado a la madre fue hecho
de forma tal, que los celosos envidiosos del neo destino nacional que surgiría
al brotar la criatura, noble y amada por las mayorías. Pretendieron interrumpir
el alumbramiento matando lo que consideraron el elemento vital. Esa experimentación de sicariato selectivo,
no es una novedad por parte del asqueroso heredero de Herodes. Ya antes, les dio resultados en otros partos
populares. Ellos erróneamente pensaron que cortando la savia servida por el
padre de la criatura, ésta fallecería fácilmente. Pero se equivocaron. Solo pusieron al descubierto sus solapadas
malas intenciones y forzaron a desenmascarar a los traidores que habían
apostado en el lar del hijo por llegar...
Hoy la madre patria
convulsiona. Así, como convulsionan todas
las parturientas que sienten las espasmódicas contracciones que pretenden
impulsar al recién venido fuera del útero protector. Dolor, sudor, llanto,
encrespamientos, el ambiente se tensa y familias, amigos, vecinos y demás dolientes esperanzados
acompañantes de la ilusión por venir, aprietan sus puños como queriendo
transmitir fuerzas y apoyos a la madre encinta en su trajín glorioso de
alumbrar. También se ven y se oyen rechinar de dientes y malaya de gestos
miserables, cobardía esparcida ante el
fracaso de no poder matar el nuevo destino de grandeza de un pueblo, por parte
de esas alimañas que quieren condenar al mundo a su lúgubre destino de
esclavos.
Es cuestión de poco tiempo, para que el parto se de.
Todo indica que la criatura será fuerte, vigorosa y amada. A su arribo a
este mundo, se disiparan las nubes, las aguas fluirán gentil y amorosamente
bañando los suelos patrios con torrentes de amor y dignidad. La injusticia será
desterrada, la miseria, ignorancia y discriminación social ya no serán más. No
se reconocerán reyes ni reyezuelos, dictadores ni opresores, imperios o,
sometimientos dogmaticos. No reconoceremos derechos divinos fantasiosos ni
elitezco. Solo el derecho legitimo colectivo a vivir en paz, en armonía y con
las garantías universales de ser dignos seres humanos, hermanados en la construcción
de un sueño colectivo socialista, rumbo al añorado comunismo.
Aquel 5 de marzo, empezó el fin de los viejos tiempos. Con el asesinato del
vital ser (sangre, corazón y carne humana), pensaron coronar su nefasta e insana crueldad. Pero solo aceleraron el
parto de la nueva Venezuela. Hoy la canalla frustrada, trata de acosar el
recinto sagrado donde nacerá la gloria patria. Pero no entienden, que sus
fallidos intentos solo tiemplan las cuerdas aceradas del coraje que servirán de
sostén a un porvenir de grandeza social colectiva.
Venezuela, nació para la victoria. Nuestra historia de nación libre y
soberana. Nos narra los duros sacrificios que hemos tenido que hacer para poder
ser Venezuela (Cruzar gélidas montañas semi desnudos, caudalosos ríos
descalzos, inmensas llanuras desguarnecidos y, aun cansados y agotados por la
jornada, plantar batalla al enemigo y vencerlo) Pero esos sacrificios solo
sirvieron para templar el acero de la voluntad y la decisión de ser eternamente
un país independiente, libre y soberano. Con desprecio a cualquier bota
engreída que pretende vejar nuestra
dignidad.
¡VENCEREMOS!
*Abogado con Patria
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