Javier del valle Monagas
Maita
(Mi testimonio)
Los detalles simples, por su propia
condición de obvios, muchas veces pasan desapercibidos o son anulados
intencionalmente a los fines de restar importancia al fundamento básico con que
se relaciona.
Soy bolivariano y revolucionario, no por que
reciba favores, por que puedo obtener poder para abusar o satisfacer un ego. Tampoco por que así puedo resolver mi problema
económico o de empleo. No, no es de esa manera. Creo en este proceso (Del cual
soy crítico, pero no enemigo) por que la experiencia pasadas en mi país, y presentes
de los demás pueblos del mundo. Me han reforzado una convicción y una fe, de
que es el único camino para la paz, la vida, los derechos colectivos de todos y
cada uno de mis compatriotas y hasta más allá.
Con defectos, pero posible de perfeccionar si ponemos voluntad y lucha.
A sabiendas que falta mucho por hacer.
No puedo negar que soy infeliz. Cada vez que
me llevaba o llevo, un poco de alimento o agua a mi boca, al recordar, aquellos miles de millones de personas en el
mundo, que pasan días sin probar comida o agua, de los millones de venezolanos
que no podían acceder a la educación, salud, vivienda, empleo, etc. Etc. Pero
ahora me llegan soplos de satisfacción al ver, al constatar, que mi pueblo y
otros pueblos hermanos, rompen esas cadenas y en su gran mayoría se alimenta,
estudia, trabaja y piensa. Aunque -
repito - falta por avanzar. Y es precisamente a esos pueblos en vías de
liberación, que el capitalismo y sus medios perversos, presentan como mal
ejemplo, los califican de comunistas, etc. Y les inventan los peores calificativos mediáticos.
En muchos casos la precariedad aleja
hasta el amor paternal y maternal a los oprimidos. En mis cavilaciones me digo. Está bien tengo
a mi alcance todas esas cosas, necesarias para subsistir con dignidad, y en
base a mi auto aprovisionamiento. Pero ¿Es eso suficiente? ¿Soy yo el eje
central del mundo: estoy bien todo está bien? Desde el punto de vista capitalista y de los
anti valores que nos sembraron por todos los mecanismos de poder, propaganda y
dominación del sistema burgués. Así funciona la vida, la sociedad egocéntrica
del capital.
Tomar
conciencia que la humanidad no puede vivir aislada de si misma y en una
permanente competencia desleal. De arrebatarle a los demás lo que posean o
puedan poseer y, acumular hasta lo que no necesitamos. De regocijarnos al ver y
sentir a los semejantes vejados, humillados y en precariedad. Mientras pocos
derrochan y nadan en vicios y exceso. Lleva su proceso de aprendizaje, pero hay
que abrir la brecha por donde se expanda la llama de la socialización, del
socialismo, del comunismo, de la verdadera democracia. Póngale Ud. el nombre.
No es fácil reventar las cadenas de
dominación capitalista. Son cientos de años con esa absurda organización social
y económica, que hasta se nos han alojado en el ADN. Esa es una de las principales
causas por la cual hoy en Venezuela, un gran número de las capas sociales,
victimas de ese nefasto capitalismo, se restean y defienden a quienes los han
mantenido en las peores formas de vida, anclados a una esperanza imposible, con
la vana ilusión de poder ser parte de esa elite que lo oprime.
El amor al prójimo no es una palabra
vacía, tampoco paternalismo. Es la necesidad interna de aportar en lo que se
pueda, cuando se pueda, como se pueda a reventar las causas que ocasionan la
dominación de unos pocos sobre una mayoría, sin esperar más recompensa que ver
a esas mayorías oprimidas, incorporadas a la lucha por la determinación de su
destino colectivo, sin privilegios, unidos por sus propias reivindicaciones y
contra cualquier tipo de dominación elitista.
Quienes se incorporan a una lucha de
cambio estructural, política, social y económica, en procura de posiciones
burócratas y de privilegios políticos, no son revolucionarios. Son simples
envidiosos reformistas con apetencias personales o grupalistas. Pero siempre con ellos como centro.
Soy comunista, chavista, anti
capitalista, anti imperialista, anti sionista, por que ellos, son la negación
natural de la existencia humana en paz y en armonía, tanto entre si como con el
planeta y la naturaleza.
No somos pendejos, tenemos clara
conciencia del momento, del enemigo, del poder que posee, del poder que
poseemos, de nuestra realidad, de sus realidades, de nuestras debilidades y de sus debilidades. Pero por sobre todo.
Tenemos la decisión de luchar hasta vencer por mantener e imponer nuestra
voluntad colectiva, por encima de quien o quienes sean.
www.planetaenpeligro.blogspot.com
/ lo que será
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Maita
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