viernes, 15 de febrero de 2013

SOBRE LA DERROTA ESTRATÉGICA DE LAS FARC Y OTROS FANTASMAS


Por: Amanda Ríos - guerrillera del Bloque Occidental Comandante Alfonso Cano

Buena parte de los balances del 2012 sobre el conflicto social-armado en Colombia atribuían al inicio de la mesa de conversaciones la derrota estratégica de las FARC EP, término acuñado por el gobierno de Santos y sus Fuerzas Militares para influenciar la opinión pública e infundir confianza en su estrategia, lo cual no tiene asidero en la realidad, sino más bien en los sueños del mandatario y su ministro de guerra.
El 2012 es para las FARC la continuidad y el desarrollo de la guerra revolucionaria adecuada a las nuevas dinámicas y por supuesto al cambio o ajustes que se dan en las fuerzas militares.  Desde Marquetalia hemos venido luchando por alcanzar una Colombia Nueva, democrática, digna y soberana, pero la excluyente oligarquía colombiana ha cerrado todos los espacios y marginado violentamente a todo aquel que cree en la posibilidad de un país mejor.  Son ellos, quienes en primera medida ponen en práctica la afirmación de los teóricos de la guerra: la guerra es la extensión de la política por otros medios y lo utilizan inescrupulosamente para mantenerse en el poder, obligándonos de esta forma a recurrir a la violencia revolucionaria como forma de lucha.
Refiriéndonos particularmente a los resultados del conflicto hoy y a la alharaca sobre el éxito de las FFMM, podemos decir que hay que reconocer que las fuerzas militares han ganado capacidad de maniobra con la puesta en marcha de las fuerzas de tarea conjunta y al papel decisivo de la aviación, que para ellos es determinante en el desarrollo de las operaciones a mediana y gran escala.  Sin embargo, su poderío aéreo se ha puesto en cuestión con el derribamiento del avión supertucano, el averío de 19 helicópteros y 11 avionetas el año pasado.  Así, va cambiando la correlación de fuerzas, que no siga la fuerza aérea esperando acabar con guerrilleros dormidos en los campamentos, ahora hay una fuerza guerrillera que desarrolló su propia artillería antiaérea, dispuesta a derribarlos. 
El aumento permanente de efectivos (431.900 en el año 2012), la conformación de grupos elite, fuerzas de despliegue rápido, y otros grupos con diferente apelativo, no logra en el terreno superar la eficiencia de combate guerrillera, pues su moral es el apoyo aéreo, como se puede observar en el conocido video de Romeo Langlois, en donde efectivos de las F.F.M.M al llegar a un área del Caquetá son rodeados por unidades de las FARC EP, siendo su esperanza el arribo de la aviación, que finalmente no logró evitar sus propias bajas.
Semejantes descalabros se presentan a diario en las selvas y montañas de Colombia, no los pueden contener ni siquiera con el apoyo de la principal potencia económica y armamentista del mundo, ni con los desbordados recursos del presupuesto nacional que se van para la guerra en detrimento de la inversión social, que para este año serían 14.450 millones de dólares. Entonces la pregunta es ¿Qué hace que con todas estas ventajas el ejército de la oligarquía no logre una victoria estratégica?
La mencionada victoria estratégica de las F.F.M.M, es el eco pomposo que hacen los medios masivos de desinformación a evidentes golpes que ha recibido la insurgencia, sobre todo por la acción cobarde de los bombardeos, pero en ninguna medida constituyen éxitos estratégicos, sino más bien victorias relativas replicadas por los medios como operaciones cinematográficas, mientras en la vida real, otras son las cifras de la guerra: Las cifras de las FFMM solo reportan 336 muertos, mientras que en  los partes de las FARC-EP esta cifra se triplica.   Con razón Santos le dice a sus militares que ellos son los más interesados en que se ponga fin al conflicto porque son quienes están poniendo el pecho, sin embargo cínicamente sigue insistiendo en que van a lograr la paz a las buenas o a las malas, cosa que no han podido lograr en casi medio siglo ni siquiera con las fichas más ultraderechistas de la oligarquía colombiana.   
Para las FARC EP, el balance en cuanto al accionar militar es positivo en términos del mantenimiento de la ofensiva, el número de bajas ocasionadas permanentemente al enemigo y la capacidad permanente de burlar las tácticas enemigas.  Las acciones en todo el territorio nacional realizadas por las FARC EP en el transcurso del año y después de los 2 meses de cese de acciones ofensivas así lo demuestran: acciones de sabotaje a la infraestructura, golpes a puestos y patrullas del ejército y la policía, con resultados en bajas enemigas y la  captura de prisioneros de guerra.
Lamentablemente hay que reconocer que hemos sufrido bajas como se dan en todo conflicto y que sentimos profundamente, pero la historia ha demostrado que la resistencia legítima del pueblo no es posible acabarla mientras existan la injusticias que la generan, conscientes de lo que representa esta resistencia como esperanza para los oprimidos y dotados de una gran moral combativa, siempre habrá valerosos guerrilleros dispuestos a enfrentar a uno de los ejércitos más criminales del mundo, a desafiar al enemigo por grande que parezca  y por la Patria, dispuestos a dar la vida si es necesario.
Para terminar, las FARC de hoy, con la experiencia combativa que nos proporcionan más de 48 años, la cohesión orgánica y una férrea formación político-militar estamos más convencidos que nunca de nuestra lucha y seguiremos batallando por la conquista del poder para el pueblo.  Y esto no va en contravía de nuestra voluntad de paz, que hemos manifestado a los diferentes gobiernos, no obstante estos no han querido escuchar más que el lenguaje de las balas, sin contar que los 2 gobiernos anteriores fueron presididos por un paramilitar con quienes  por principios no dialogamos.
Llegamos a la mesa y nos mantenemos en el propósito de construir la paz, porque estamos convencidos que el destino del pueblo colombiano no pueden ser otros 50 años más de guerra y aspiramos que con la participación y la movilización  decidida del pueblo colombiano a este propósito, se pueda sentar la bases de una Colombia Nueva.

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