Javier Del Valle Monagas Maita
¿Cuantos
años de historia tiene Venezuela?
¿Cuántos ha disfrutado el pueblo en el poder? ¿Cuántos lideres entre
miles, han sacrificado sus posesiones por el pueblo? ¿Cuantos autocalificados
populares, han vendido a su clase y, de pobres, pasaron a ser ricos y adulados por
las oligarquías?
Estas
preguntas vienen en atención a los disparates, propagandas y mentiras
intencionales que se dicen y, se manejan respecto al proceso que se da en nuestra nación a partir de 1998,
y que es la culminación de acciones pasadas como el caracazo, las rebeliones de
1992 y los malísimos gobiernos pro neo liberales de CAP y Caldera. entre otras causas.
Ninguna edificación
se puede hacer desde una estructura sin bases. En términos de política, la cosa
es más difícil. Pues, la base de todo
cambio debe sustentarse en una masa consciente,
en un pueblo capaz de comprender, entender y participar en la
instauración de su futuro. Esa es la parte mas dura, difícil y dolorosa de una
revolución. Mas aun cuando el método
para hacerla no permite el uso de la fuerza, si no de la razón y hacer que se
comprenda. Mientras a la vez se pelea con el real enemigo; que si sabe y reconoce
su status y la razón de la lucha por desplazarlo del poder político, económico
y social. Eso es debido a que ese pueblo, siempre es victima de la destrucción
ideológica de su identidad y es manipulado para ser el defensor de sus enemigos
de clase y hasta es convertido en el instrumento represor de las luchas de sus
hermanos por la liberación. Para ello se manipula la educación, la fe, la
realidad, los valores éticos, morales y profesionales, incluso se llega a
destruir verdades para crear otras fantasías y ser presentadas como metas de
vida. Se impone la competencia desleal como forma de vida y se presenta a la
solidaridad como un principio de perdedor.
Conociendo
la historia vivida, la historia escrita por otros antes que yo, conociendo el
juego de los intereses y las formas como
esos intereses hacen que se escriban victorias y derrotas en historias
distorsionadas. Según la óptica del más fuerte y en pro de sus
particularidades, es que me creo autorizado para redactar estas notas.
Es
verdad: Chaves no fue un ideólogo nacido
de una organización política preclara.
Podemos decir que fue producto de una realidad que encendió un fuego de virtud
humanista (“Así se templó el acero”) Chaves creció con una realidad y se
alimentó con literaturas recomendadas y por
otras fortuitas, que le concedió la casualidad de la vida y que gracias
a su criterio, formó un concepto. Su temple intelectual. Formado al calor de
sus orígenes y sus vivencias, le hicieron comprender cosas que otras mentes, sin esas influencias,
serian incapaces de concebir. No es cosa de destino, si no de circunstancias,
nada más. Otros miles y miles han tenido esas vivencias y realidades. Pero
ninguno las procesó en su mente como él y las asimiló en esa particularidad de
vida. No es un halago. Simplemente una
observación y un reconocimiento. Lo
importante es que fue humano y con errores. Pero sobrevivió al egoísmo y a las
manipulaciones del capitalismo.
La Venezuela pre
Chávez, era una caja de angustias, pobreza, dolor y desilusión (No me lo
cuentan, lo he vivido) para resumir:
Venezuela estaba condenada a la peor desgracia que un país se podía imaginar
(les dejo a su imaginación lo peor por pensar, a quienes no lo vivieron o, de
recordar a los que lo vivimos) y cuando
digo Venezuela me refiero al grueso de la población.
Bien. Quienes nunca han construido algo, no saben lo que es
crear. Menos aun si nunca han roto las reglas y los esquemas de su propia
existencia y jamás han preguntado o cuestionado lo que está a su rededor. El
conformismo es una cadena que oprime con
guantes de seda, pero condena peor que cualquier prisión, incluso peor
que la muerte. Es tan dañina, que incluso el oprimido no se entera, o no
entiende su condición de prisionero. Esa es la misión de los medios a
disposición del enemigo capitalista, sionista y sus lacayos. Someter, adormecer
y reprimir, si se despierta. En todo caso, torturar y asesinar como ultimo
recurso, justificado para ellos.
Chaves
tuvo más aciertos que errores. Maduro tiene aciertos y errores. Pero no podemos
pretender acabar con Chávez o con Maduro, para que se corrijan los errores. Lo
procedente es activar, criticar, apoyar, participar desde el espacio mas
conveniente (No personalista, si no desde el que podamos aportar mas, sin pedir
nada a cambio). Lo contrario seria
servir de vehículo para que retorne el pasado.
Este proceso lo debemos consolidar como irreversible. Con sus defectos y
virtudes. En el camino desecharemos los defectos y fortaleceremos las virtudes.
Pero retornar a lo perverso del pasado jamás. Lo mismo aquí va para los
hermanos de la queridísima Bolivia de nuestros amores patrios.
No creo que
nuestra lucha sea por que nos incluyan en alguna lista o cargo burocrático. Eso
se lo debemos dejar a los comerciantes de la política. Incluso si nos
organizamos. Es para hacer la labor que los enemigos infiltrados no quieren
hacer, desde el punto de vista político y de conciencia. Pero debemos entender que dentro del proceso
hay gente valiosísima y que es menester sumar fuerzas con ellos, pues una
revolución no la hacen particularidades ni minorías aisladas.
Todo proceso
revolucionario debe identificar a sus enemigos. Eso es elemental. En una revolución la sinceridad y la
honestidad al expresar las ideas e intereses es importante. Para mi concepto,
es mas digna de valoración y respeto. La actitud abierta, sincera y provocadora
de María Corina Machado, que la de muchos sátrapas que se ponen una gorra y camisa roja para joder y destruir
desde adentro. Con María Corina, sabemos a que atenernos y como actuar. Con los
traidores internos, no. María Corina y sus secuaces son fácilmente
identificables. Los cobardes infiltrados no.
Podemos y debemos ser críticos. Pero no destructores de lo que hemos logrado
con dolor, sangre y sufrimiento del pueblo en estos años Chavistas.
Aun, si vemos y comprendemos los errores. Debemos ser cuidadosos de mantener lo
que es clave para seguir construyendo. Necesitamos las bases para la
edificación de lo que queremos y eso se cuida y se fortalece. Podemos divergir entre nosotros. Pero nunca
servir de instrumento para el enemigo. Eso es la perdición.
(*)Abogado Con Patria
http://planetaenpeligro.blogspot.com/
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Javier Monagas Maita
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