Javier Del Valle Monagas
Maita
Vencedores de la precariedad capitalista |
Es cierto que todos debemos morir en algún momento. Así lo impone la
natura hasta ahora. Pero pienso que la vida, tal como la muerte han de tener
alguna razón, algún sentido, algo tras bastidores. En ese mar de creencias,
teorías, conceptos y fabulas. El carácter personal y los valores propios,
definirán la concepción de ese paso obligatorio de nuestra esencia vital.
Vivir por vivir, tal como vivir para
las apariencias, creo que es, medio vivir (Respetando lo que piensen otros).
Pero no creo que desarrollar una vida en un ambiente de precariedad impuesto a
la fuerza y, lograr vencer todos los elementos contrarios para permanecer y
reproducirse tiene su merito. Un ser
que nace en la pobreza, que tiene contra si a una sociedad controlada por unas
minorías que imponen todos las trabas para impedir que se salga de ese
denominado “estrato social” y, que a la vez recibe un bombardeo mediático,
costumbrista, anti cultural permanente,
hasta falsamente legal, para que se convierta en un consumidor compulsivo pese a su pobreza. Es un ser que
recibe una doble tortura, castigo y agresión ¿Será por eso que las iglesias
cómplices y engañadoras hablan del pecado original? Una doble tortura al ser
poseído por una pobreza que es una prisión moral, ética y moral, que él o ella no eligieron. Así como ser obligado a
ser consumista sin tener como. Pero saturado de tanta inmunda publicidad,
banalidad mediática, apariencias fofas y complejos de superioridad apoyados en
posesiones de cosas en gran medida inútiles y deshumanizadoras. Todos sabemos
lo difícil y casi imposible para que un pobre en un sistema capitalista tenga
acceso a la educación. A la vez que los poquísimos que lo logran se encuentran
con unos pensum de estudios y unas enseñanzas quemas que educación es
adoctrinamiento para ser herramienta e instrumento para velar por el capital ajeno y para hacer
lo que sea para que ese capital se reproduzca a costa de los derechos y
beneficios lógicos de quienes realmente producen las riquezas. Por eso y por
mucho más, es que un pobre es un héroe por solo hecho sobrevivir a esa montaña
de obstáculos que le impiden que simplemente sea humano.
Vencedores de la precariedad capitalista |
La dignidad humana es un motor cuya energía nunca se agota. Pero
también existen personas que desprecian su propia identidad y venden su
dignidad al mejor postor a los fines de disponer de medios artificiales en
forma de dinero, o posesiones materiales con las cuales satisfacer la sicosis
generada por el bombardeo mediático hacia el consumismo. Tan es así de grande
esa dignidad, que la mayoría de los pobres asumen el trabajo como una
herramienta de superación. Y para cumplir lo que asumen como responsabilidad,
enfrentan todos los impedimentos naturales, físicos y mentales para cumplir su
objetivo. Lamentablemente esa disposición no tiene correspondencia en el patrón
explotador y saqueador de la fuerza y creatividad del trabajador. Así se
engendra la lucha de clases. Una grosería anti natural, pero que se sustenta en
la gula, avaricia, maldad y capacidad criminal de las minorías que despojan a
las mayorías creadoras.
Las
instituciones de un Estado son buenas, razonables y validas para las
burguesías, en la medida que éstas, defiendan sus intereses clasistas. Así las
elecciones, leyes y orden social son buenos y acatados, mientras se mantenga la
dictadura de la burguesía sobre los trabajadores. Cuando eso cambia: entonces
las elecciones, y demás elementos que
favorecen a las mayorías, no son valederos y su existencia es irracional por el simple deseo de las minorías. Entonces
procede en justicia (según sus intereses) la rebelión y ruptura de ese nuevo
orden, de la manera que sea. Primero tratan de hacer capitular al poder
establecido. Si no lo logran por el engaño, la sordina compradora y la
manipulación. Entonces justifican la violencia irracional y desmedida hasta
lograr la vuelta a estado dictatorial de las minorías.
La condición de empresario, es la que justifica ese
complejo de inferioridad escudado detrás de caudales. Según el cual, una sola
masa monetaria se apropia de por vida del esfuerzo laboral y creador de las
mayorías. Hasta que el tiempo vence las fortalezas de ese ser y, un nuevo
sustituto ocupa la plaza para seguir el mismo danzón inmoral. En el capitalismo
todo caduca, todo vence. Menos el capital. Al contrario mientras más explota,
mas se fortalece y mas sigue explotando en una espiral vampiresca imparable.
Vencedores de la precariedad captalista |
Ese pueblo digno que fue
asesinado en estos días de oscuras sombras, nefastas capitalista: Esos Obreros,
esos Campesinos, esas Amas de Casas, esos Policías, esos Guardias Nacionales,
esos Motorizados, esos Albañiles. Son
pueblo digno que por cumplir su responsabilidad fueron victimas de Subproletarios,
que estando al servicio de sus opresores. Masacran a sus hermanos. Lamentablemente
esas son secuelas de la lucha. Y sus
muertes son consecuencias lamentables, pero que engrandecen sus pasos por la
vida. Mientras degradan las de sus asesinos materiales e intelectuales.
Esos caídos por culpa de la saña y mala fe de
unos asesinos mercenarios. Son hijos del pueblo, que en su mayoría provienen de
las batallas humildes y dignas por la vida. Quienes vencieron las limitantes
impuestas por el enemigo capitalista para vivir viviendo en superación.
Honor y
gloria a los hermanos caídos
(*)Abogado
Con Patria
http://planetaenpeligro.blogspot.com/2014/03/tiempo-de-vivir-tiempo-de-luchar-tiempo.html
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