Javier Del valle Monagas Maita
Ya no basta la indignación, no basta rezar, no basta protestar. Hay que
actuar. Hay que ir de frente contra la fuente del mal global ¿Cómo hacerlo?
¿Quiénes deben hacerlo? ¿Cuando hacerlo, según las posibilidades individuales y
colectivas? A cada cadena de muerte,
dolor y rabia sigue otra peor para ocultarla.
Desde Vietnam se pasó a Somalia, después a la guerra irán- Irak,
Nicaragua, a el salvador, y así continúa la cadena de derramamiento de sangre
por parte de criminales en nombre de la democracia hasta encontrar hoy a
Palestina, ucrania Irak, Siria, ahogados en sangre. Sangre que da ganancias económicas al
sionismo-judío-yanqui-imperialista. La libertad y el derecho internacional van
asesinando gente y naturaleza por doquier.
Pero la reacción mundial es la misma y al parecer ya nos vamos
acostumbrando a esas barbaries. Hay quienes ya no se sorprenden. Incluso el árbitro internacional
se plegó a los intereses de los maquiavélicos Sion judíos
Los asesinos están haciendo del exterminio de los pueblos una
costumbre. El pesar y el dolor solo se sienten
y resienten cuando nos afecta directamente. Entonces se palpa la indiferencia y
la parsimonia indignante y vergonzosa del resto del mundo.
Por las desgracias producidas de quienes se vendieron como victimas en
el pasado y que hoy se convierten en victimarios. El mundo es convertido en un
gigantesco cementerio. Los campos ya no se están sembrando de alimentos, si no
de muerte con bombas y armas de todo tipo. Ahora la muerte viaja a control remoto
dirigida desde una cómoda oficina con aire acondicionado, por un cerebro
castrado, bien desde Washington, Tel
Aviv, Londres, Madrid, parís, Berlín,
Roma. O por intermedio de mercenarios dirigidos por empresas de la muerte de
capital Sion judío yanqui. Los mares no son plagados por peces. Si no, por
naves asesinas con emblemas de estrellas y triángulos que vagan en busca de
objetivos económicos y militares como razón unificada.
Lo nuevo es que ahora en sus guerras, los blancos de exterminio
preferidos son niños y mujeres. A mayor numero de infantes y mujeres
masacrados, mas se enorgullecen de su locura. Ya perdieron el sentido de la
vida. Son cadáveres vivientes que deambulan matando seres vivos.
Nuestra culpa: Comprar y vender
sus ensangrentados productos, la inmovilidad, la indiferencia y la sola
retorica sin dar respuestas contundentes. Incluso somos tan absurdos que
compramos y consumimos sus alimentos hechos con cadáveres de semillas
transgénicas, a las que ya han matado el corazón.
Debemos enfrentar ahora a esas lacras malignas. No podemos seguir
permitiendo que sigan sus sangrientas acciones. Insisto que el mundo seria
mejor y más humano sin esas alimañas. Desechémoslos como cosas malignas que
son. Unirnos en un gran frente mundial anti Sion imperio yanqui. Ni sus autos,
ni sus ropas, ni sus tecnologías, ni sus creaciones ni sus emblemas comerciales
debemos usar, comprar o reconocer o consumir. Debemos entender que a cada
producto procedente de sus fábricas, suelos e industrias, les corresponde una
interminable cadena de sangre, muerte y dolor. Por lo que seriamos cómplices de
ellos al negociar sus cosas inmundas.
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