Javier
Del Valle Monagas Maita
Tengo entendido que la palabra
humanidad implica respeto, comprensión, amor, protección y preservación de todo
lo que contribuya a la eficiencia y existencia y preservación de la naturaleza.
Pero dada la conducta generalizada, habría que re definir ese concepto y darle
una connotación diabólica, según nuestra historia.
Los seres humanos no somos dueños de nada. Simplemente somos una
especie más dentro del universo animal natural. Si es cierto que todos los
seres vivos estamos dotados de un instinto de supervivencia, también es cierto
que la única especie que asesina a su especie y otras, incluso a la misma
natura, para acumular falsas riquezas y satisfacer enfermizas vanidades es
nuestra especie humana. Por lo que me
atrevo a decir que somos unos intrusos malignos dentro del orden natural. Por eso vamos de guerra en guerra, de
destrucción en destrucción, de masacres en masacres, de exterminios en
exterminios.
La madre natura dotó a su arsenal de existencia, variedades de
razas. No para que nos exterminemos o para que nos esclavicemos, si no para que
comprendamos que la diversidad es un factor de amor y de unión, y que debemos
respetar ese orden para tener armonía y paz.
Es mentira esa predica maligna de que las guerras sirven para
desarrollar las capacidades creativas de los seres humanos. Nuestra capacidad
de creación es un resorte implícito en nuestra esencia que nos hace ser
inconformes con lo que sabemos y nos obliga a la investigación permanente para
saber que somos, de que somos y para que somos, y por que estamos en este
mundo. Pero para encontrar eso no es necesaria la violencia y exterminio de
unos contra otros. Asumimos esa actitud de desprecio al semejante, por que es
una enfermedad de la que no nos queremos curar.
El ser humano puro, sufre el dolor del
semejante y de los otros animales. Siente la angustia ajena y desprecia el
hambre y la sed del semejante y de los otros animales. Desprecia la destrucción
de los suelos, las aguas y los bosques. La carnicería masiva contra animales,
personas, bosques, suelos y fuentes de agua, no es propia de los que aman la
vida.
Los asesinos enfermos se inventaron religiones, dioses, drogas,
vicios, sistemas políticos, monedas, que disfrazaron de buenos y beneficiosos,
pero que en la practica solo generan muerte, sangre, sudor y lagrimas de
inocentes.
Las maldades de los malos, se tratan de ocultar detrás de mascaras
de bondad y, con campañas masivas mediáticas que ponen paños de oscuras
mentiras sobre los dolorosos sufrimiento reales: masacres de ballenas, de
pingüinos, de amínales de la selva, de niños, mujeres, ancianos, campesinos,
obreros. Destrucción de bosques para construir lujosas mansiones donde hacer
francachelas que preñan incautas e incautos con drogas, prostitución, sangre,
dolor, pobreza, miseria, esclavitud y humillación.
Se han desarrollado grandes adelantos tecnológicos. Pero su fin no
es para bienestar común de la vida, incluso de la madre natura. Esos adelantos
tecno-científicos son usados para someter a la vida y a la naturaleza. Con el
uso de su poder juegan a ser dioses. Copias reales de esos mamotretos
inventados por sus malditas religiones y que con las mascara de divinidades
bondadosas imponen esclavitud, servilismo y castración de raciocinio.
Se busca vida extra terrestre, pero
paradójicamente se asesinan a los seres vivientes de este planeta, que les impiden vivir en
este planeta, asesinan a las fuentes generadoras de la posibilidad de sostener
a la vida. Hacen comercio con las
masacres y se venden como adalides del progreso humano y del bienestar social,
mas el egoísmo de sus acciones les hace ser indiferentes a sufrimiento que
generan.
Millones de seres mueren a diario de hambre y sed. Más, aun así, se
bota la comida para mantener un precio que les rinda dividendos. Millones de
hectáreas de bosques son devorados para hacer urbanizaciones donde la gente va
a agonizar. Los animales son envenenados
con los químicos que vierten en la tierra, el aire y las aguas. Procurando
obtener metales que de nada sirven, pero que son sus dioses reales de adoración
y estrasnochos. Se inventaron sectas,
religiones, cofradías, desde católicos, judíos, rosacruces, evangélicos,
mafias, masones, hermandades. Pero todas con cúpulas de malditos ambiciosos que
pretenden ser los salvadores y que en realidad son destructores, engañadores,
miserables enfermos con ansias de poder y de figuración, con los que tratan de
ocultar sus inferioridades internas.
Impusieron discriminaciones, exclusiones, racismos y sometimiento hacia lo que
originalmente debían amar. Todos contra
todos. Más, las mayorías. Siendo ajenas a semejante barbaridad, por miedo,
ignorancia o descuido permanecen en la
oscurana intelectual. Haciendo el juego a los despreciables enfermos avaros y egoístas criminales. Pero
todos rezan, van a templos, tienen símbolos, cruces, compás, escuadras,
hogueras, kipá. Cada cual erigiéndose en
elegidos de la nada. Asignándose un destino manifiesto estúpido y demoniaco.
Pretendiéndose dueños del todo y ni siquiera se poseen ellos mismos en sus
ignorancias y en sus maldades sin sentido.
Solo son lacras dependientes de drogas mentales y físicas, cuya
mediocridad los hace peligrosos y despreciables.
http://planetaenpeligro.blogspot.com/2015/07/son-humanos.html
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