Javier Del Valle Monagas Maita (un pendejo
más)
Las cosas por su nombre. Las verdades
hay que decirlas. Así duelan y levanten ronchas. No es precisamente inteligencia, capacidad
política y sentido de la realidad lo que privó en Argentina, México, Honduras,
Colombia, Estados Unidos, España, etc. Al elegir sus gobiernos actuales. Lo
mismo aplica para quienes eligieron en Venezuela una Asamblea Nacional que
desde sus inicios solo activó leyes para favorecer al sector empresarial
parasitario que las financió. Un sector parasitario social, enemigo del
desarrollo y del avance social popular. El mismo. El factor común en esta desgracia es que todos
los pueblos son humillados y empobrecidos de forma intencional y malévolamente
con los mismos fines.
En Venezuela, un grueso del pueblo fue capaz de despertar y pese a
todas las agresiones, trampas, mentiras, engaños, terrorismo mediático, físico
y sicológico. Logró entronizar las enseñanzas muy persistentes y aleccionadoras de Hugo Chávez Frías. Pero
existe otro sector popular, con tantos dolores, angustias, pesares y
necesidades como el chavista. Pero lamentablemente, su capacidad de
discernimiento y de comprensión de su realidad y las razones de sus miserias no
es entendida y pasan a ser los tontos útiles, los instrumentos que usan sus
enemigos para demoler cualquier signo de superación o de avance socio económico
que la revolución les pueda facilitar en
su vida. Ese sector manipulado, no es que no se beneficie de las políticas
inclusivas de la revolución o, que no las aprovechen. Todo lo contrario. Se
desvelan por ser los primeros en obtenerlas, pero no lo hacen en base a un
derecho reconocido y a la comprensión de un deseo colectivo de entregarles lo
que les pertenece como ciudadanos del país y, hasta por derecho natural. No,
ellos, al contrario, se despepitan a beneficiarse de esos beneficios, pero con
un ánimo mal entendido de viveza, de tramposos y mañosos idiotas. Con la
mañosería del pendejo por delante y el deseo perverso de dañar eso que los
beneficia. Incluso son tan mediocres y pendejos, que hasta se venden a su
enemigo por dadivas intrascendentes y caen en un furor absurdo de bloquearse
ellos y los suyos en sus zonas de residencia o de destruir los vehículos
públicos que les sirven para su transporte, o de atacar las instituciones
educativas, de salud y hasta viviendas que les dan garantía de un mejor vivir.
Quien crea que miento que me corrija con argumentos y pruebas.
Si de algo han servido estos 18 años de revolución bolivariana, y
los intentos en otros países como el chileno o el soviético, es para delatar
como la maquinaria de propaganda del crimen organizado capitalista impone
límites y cercos mentales a los sectores populares o humildes de la población.
Y paradójicamente, mientras los acosan y empobrecen, los convencen para ser sus
propios enemigos de clase.
Un reflejo fiel de lo aquí expuesto, es lo que se ve y lee en los
llamados medios de comunicación
social. Facebook, Twitter, Instagram,
Correos Electrónicos, etc. etc. allí podemos encontrar a personas de la mal
llamada clase media baja, pobres o media media, que utilizan argumentos tan
estúpidos, desaliñados e ilógicos, para defender sus posiciones políticas que
tratan de proyectar como si fueran ricos empresarios. Incluso, algunos que
andan con el culo casi desnudo, se proyectan como dueños de Empresas Polar o
como un dueño de Fedecamaras. Sectores
estos, que les esconden los alimentos, las medicinas, los productos básicos de
higiene y maniobran en el reciclaje de facturas, para que los tengan que pagar
bien caro en el mercado paralelo o negro.
¿Culpas? Todos los que nos definimos y sentimos revolucionarios
tenemos culpa, en mayor o menor grado. Esa conducta lumpen de un sector pobre y
clase media de la sociedad es culpa de
quienes teniendo la capacidad física, mental, ideológica y de posición política
de generar las condiciones educativas, sociales, ideológicas y motivadoras para
impedir que el aparataje mediático y deshumanizante del capitalismo narco
terrorista y criminal se imponga a la razón, a la verdad y la naturaleza humana
misma. Nos ha faltado malicia. Al
enemigo se le ha hecho muy fácil infiltrar los procesos y desde adentro, hacer
el daño necesario como para que se cuestione el socialismo mismo, la organización y los avances sociales
logrados. Cuando en realidad fracasan los hombres, no el proyecto político
ideológico.
Si de algo tenemos que enterarnos,
y enterar al mundo, es que lo único que ha fracasado en este mundo, es
el capitalismo (Dixit Fidel Castro) o acaso ¿Más de mil trescientos millones de
seres viviendo en pobreza crítica que es? ¿Tantas guerras que es? ¿El Trafico
de órganos humanos y de drogas malignas casi exclusivo del sionismo judío israelí
capitalista que es? ¿La destruccion y expoliación del planeta por empresas
transnacionales que es? ¿La conversión de las semillas naturales en zombis mortales
que es? ¿Millones de seres humanos muriendo de sed que es? ¿La creación de
enfermedades de laboratorios para atacar a los países pobres que es? ¿Qué
es lo que se hace hoy contra Palestina,
contra Siria, contra el Líbano, contra Libia, contra Yemen, contra
Afganistán? ¿Qué es, si no un fracaso
del capitalismo; lo que les hacen a los pueblos de Colombia, México, Argentina,
Chile, Honduras, Brasil, Costa Rica, Panamá etc, en donde gobiernan agentes del
crimen organizado Sion capitalista?
Si señores. Son pendejos, muy pendejos, todos esos pueblos que de
cualquier manera dan poder a sus opresores para que los vejen y martiricen.
Engañados, ilusionados, chantajeados, amenazados, de la manera que sea, que
ceden el poder a las mafias. Díganme lo que quieran, pero la verdad no se puede
maquillar ni ocultar. Los culpables del fracaso tampoco.
CON JUSTICIA Y CONCIENCIA
¡VENCEREMOS!
*Abogado
con Patria
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