Javier Del Valle Monagas
Maita
Desde mucho antes, de aquel
levantamiento de un esclavo en el imperio romano (Espartaco) la clase
trabajadora ha batallado por liberarse del yugo de los malandrines saqueadores de las riquezas que
el trabajo genera. Esas rebeliones han
costado el derramamiento de ríos y ríos de sangre guerrera humilde y de
gente inocente que por el solo hecho de ser pobres (Forzadamente) sufren las
consecuencias del esclavismo en sus diferentes etapas de opresión. Aquí en
Venezuela también hemos tenido las versiones criollas de esos nobles rebeldes:
José Leonardo Chirinos, el zambo Andresote, Guaicaipuro, Tiuna, Paramaconi,
Mara, etc. Hasta llegar a los hombres y mujeres que lograron reventar al
imperio malayo español.
A partir de la época moderna o industrial, la denominada clase obrera, heredera de todos los maltratos del feudalismo terrófago, se propuso enfocar la
batalla en el fin del régimen capitalista y por la instauración del poder
obrero popular que sirva de factor distributivo justo, equitativo de las
riquezas, que una verdadera sociedad organizada genere. En otras palabras
el fin de la explotación del hombre por el hombre y de las causas principales
de las guerras que asesinan a los hijos
del pueblo humilde, al que por ignorancia y por la fuerza, obligan a pelear las
luchas de los avaros y egoístas
capitalistas enfermos de falsas riquezas y vanidad. Es así, que en los finales del siglo XIX, se
acentúan las batallas por el socialismo (Inspirados en la revolución francesa)
y que empiezan a cuajar a principios del siglo XX con la revolución Bolchevique.
Las aspiraciones de esas revoluciones fueron la de imponer un gobierno bajo
control obrero. Con sus aciertos y
defectos, que hiciera realidad el anhelo de una sociedad sin clases dominantes
ni dominadas. Conocida ya la historia y
las razones reales por la cual el experimento soviético cae. En la cual la
candidez y el desprecio a la capacidad de maldad del capitalismo, lograron
parar de momento el avance del poder obrero.
Más, solo fue eso: pararlo de
momento. Pues, en el alma y corazón de
los pueblos esa meta jamás fue desechada.
Simplemente se trata de que las condiciones para tal objetivo han debido
madurar lo suficiente. El error también del capitalismo sanguinario estuvo
presente. Creyó que el fin de la historia y del inicio de la hegemonía
imperialista Sion yanqui (Que trató de hacer valedera la gran mentira de la
superioridad aria y de las mafias depredadoras engreídas judías, del destino
manifiesto, de pueblo elegido, cuando en realidad ni siquiera son un pueblo).
Solo la gloriosa Cuba y China se aferraron a su concepción y verdad ideológica
en ese momento, resistiendo. Una China
calladita, avanzaba internamente en su fortalecimiento económico y estratégico.
En un mundo, donde el poder genocida Sion yanqui controla casi todo. Pero afortunadamente esa gran Cuba nunca
dejó de ser apoyada y defendida por los pueblos. Sirviendo de inspiración a los nuevos
liderazgos emergentes que se encargarían de demostrar que era una gran mentira
eso del fin de la historia y de la hegemonía Sion capitalista en el planeta
¡AH! no omitiré el grandioso despegue del ave fénix Ruso, que hoy por hoy se ha
convertido junto China en nueva
esperanza de futuro.
La irrupción de Hugo Chávez
Frías, en el continente Abya Yala, terminó de dar el despegue de las olas de
retorno de los pueblos conscientes al escenario de lucha global por el
poder. Nuevas naciones saltaron al
escenario conquistando sus espacios de poder y referencia mundial. (No voy aquí
a narrar como se derriba el plan sionista de instaurar su “ALCA” esclavista por
ser historia ya contada muchas veces).
Pero esos episodios y la nueva realidad hicieron retoñar el viejo sueño
de presidentes o gobernantes salidos directamente de las filas obreras. En pro
de los obreros y de el socialismo como única alternativa comprobada a ese
nefasto capitalismo sanguinario y expoliador.
Nicolás Maduro Moros, es más que el presidente de Venezuela. Es el logro del anhelo de un presidente
obrero. Las políticas y prioridades son los intereses de los trabajadores y
humildes ¿Tiene fallas? ¿Quien es exento de tal condición humana? Nada nace en la perfección. Es mas, creo que
las mismas fallas son parte de de esa misma perfección, si no ¿Cómo galopa la dialéctica en nuestras vidas
y acciones, incluso en la naturaleza misma y la historia? Han existido otros presidentes salidos de la
clase obrera. Es cierto. Pero esos brotes nunca tuvieron en su conciencia
la consolidación del poder obrero y
degeneraron hacia el patrón capitalista (Lumpen obreros) incluso, son producto
de la misma manipulación Sion capitalista ¿De donde sale el impulso y apoyo a Lech Walesa? Lech Walesa, es el
ejemplo mas representativo de esa traición – vean como está hoy Polonia y con
quienes está aliada – pero ese señor no es la clase obrera ni su meta.
La guerra contra Venezuela, es una guerra en contra del pensamiento y conducta chavista.
Ese pensamiento e idea, está dignamente representada hoy por un presidente obrero (Nicolás Maduro
Moros). Esos anhelos, son los que por siglos y siglos han motivado a las clases
oprimidas para forzar los cambios sociales por una verdadera sociedad libre y
equitativa… Por eso el enemigo Sion
capitalista no escatima en esfuerzos y
gastos para destruir esa idea y al pueblo que lo apoya. Es aquí donde se hace dificultoso entender como algún sector que se
dicen pre claro y revolucionario, se cuadran contra el proyecto de patria
bolivariana-chavista y sirven de plataforma absurda del enemigo en contra de
destino del poder obrero popular mundial que nos ha costado tantas vidas,
torturas, prisiones, miserias y dolores estableer...
No es el hombre en si, lo que se
defiende aquí. Aunque su consecuencia es
admirable y respetable. Como tampoco debemos pretender ser figuras favorecidas
los que estamos obligados a dar todo lo que haga falta por establecer esta
verdadera nueva sociedad (De socios colectivos, con iguales derechos,
obligaciones y oportunidades) es ser consecuentes en las predicas y practicas
revolucionarias con el pensamiento
marxista, leninista, maoísta, comunista, socialista, revolucionario y
obrerista. Dejemos que sean los obreros, los pueblos, los conductores del
destino de un mundo mejor, donde la dignidad humana sea el valor mayor de vida
y convivencia. Donde el estudio, más que
un privilegio, sirva para apuntalar las bondades del conocimiento para
beneficio colectivo. Yo (Sin yoismo ególatra) si creo en las capacidades de la
clase obrera preparada para regir una sociedad justa y verdaderamente
democrática. Por eso pido todo el apoyo al presidente obrero.
¡VENCEREMOS!
*Abogado con Patria
Por
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