(Haga Ud. la suya)
Javier Del Valle Monagas Maita.
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| Dedicado a Jorge Meier Hofman |
Imposible. Que exista alguien en Venezuela que en este momento, no sea
afectado por la situación inducida de agresión monetaria, económica y política, ordenada desde la casa blanca y acatada por
los empresarios parásitos internos de Venezuela en colaboración con las mafias
transnacionales. Todos en mayor o menor grado, sentimos los rigores de un
ataque bestial, que aunque se dirige
contra nuestra estabilidad económica, política y social. Tiene como objetivo final la psiquis
colectiva de la población. Lógicamente no es por casualidad o fortuito. Es el
desarrollo de un plan estratégico para debilitarnos la voluntad y sojuzgarnos grotescamente
para que nos sometamos mansamente a los caprichos de una banda criminal
conformada por los dueños y socios de los grandes monopolios capitalistas transnacionales
¿Objeto? Les permitamos adueñarse de
esta nación y todas las riquezas naturales, minerales, biológicas, energéticas,
hídricas. Al final, de lo que se trata es de imponen un régimen
de sub vida, acoplado a los intereses de los grandes monopolios
transnacionales, en el cual los intereses colectivos e individuales no cuentan,
ni tienen importancia para las decisiones que se deban tomar.
El libre albedrio - o la independencia
personal - llamada también
libertad, es un don que nace muy arraigado
dentro de los seres humanos. Incluso me atrevo a decir que en los animales
también (en Venezuela, esa facultad nos convierte en volcanes colectivos de
lucha por su defensa), Pese a que los seres humanos, nos pretendemos ser sus
domesticadores: por la fuerza o por engaño, esa propiedad de lo seres vivos, nos
empuja a batallar con lo que tengamos; para mantenernos libres de toda
dominación. Aunque hay quienes se valen de diferentes métodos y medios para
reventarla, la fuerza de la dignidad interna siempre se impone.
En este momento, cuando muchas penurias,
presiones, acciones y agresiones se baten sobre el pueblo venezolano - Como cuando
la furia de una tormenta ataca todo lo que se le pone a su paso – es necesario
mantener la paz intelectual y la conciencia a flor de idea con el objetivo de poder hacer las deducciones
apropiadas que nos permitan identificar el origen de esas agresiones, sus
razones y lo mas importante, la forma de combatirlas antes que nos destruyan.
Cuando se tiene conciencia
y la voluntad es templada, no hay presión que valga para torcernos el brazo (Dixit Obama)
es todo lo contrario, el ataque nos arrecia la voluntad de lucha y hasta nos impele
a buscar al enemigo y confrontarlo. Las imágenes del terror que esos criminales
y sus mercenarios han cometido en otras
partes y que alegremente publican, en lugar de asustarnos, nos calienta la sangre, hace que la sed de
justicia por nosotros y por los demás se acreciente. Es en momentos como estos,
en los cuales entendemos la bravura del
pueblo Vietnamita y su capacidad para vencer imperios malditos,
Definitivamente, Estados
Unidos e Israel deben pagar el costo de sus crímenes. Lo mismo va para sus
lacayos oligarcas. No es posible paz y
reconciliación en ninguna parte con impunidad y perdón cómplice. Hasta que la
justicia aliviadora no ponga a los asesinos y sus cómplices en el lugar que les
corresponde, no habrá descanso en las almas de los pueblos.
Todas las empresas
transnacionales y, sus nefastos intereses deben ser execrados de Venezuela. En
ellas están implícitas las causas y motivaciones de tanta sangre derramada, de
tantas muertes injustas y de tantas opresiones.
Son ellas, “el crimen organizado mundial” que cada día aterroriza al
mundo, en procura de ganancias económicas y de saqueos a naciones cautivas. No pueden ser parte de
la vida en paz, por que esas empresas y monopolios transnacionales son la
guerra en si y sus consecuencias. Si no se asume la realidad así: entonces
estaremos ignorando al verdadero y real
enemigo y correremos el riesgo de tenerlo al lado, presto para apuñalarnos
cuando menos lo esperemos. Las viejas
formas de combatir a esos enemigos deben variar, tal como ellos varían sus
formas de agresión. La realidad impone
mayor contundencia para no solo vencerlos. Si no, para neutralizarlos
definitivamente, hasta la extinción, si es necesario. Renovemos, pues nuestras formas de lucha,
contra unos enemigos que mutan sus acciones criminales. Pero rendirnos y fallar a nuestros sucesores
jamás.
¡VENCEREMOS!
*Abogado con Patria
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