Javier Del Valle Monagas Maita
dos mafias un mismo poder
El desprecio hacia los pobres ha sido una
constante en la historia de la humanidad.
Pero la pobreza como tal no es una condición natural. Es una situación
generada a partir de los sentimientos egoístas y las ambiciones enfermizas de
unos pocos que condenan a las mayorías a vivir en la precariedad.
La
naturaleza dotó a los seres vivos de las condiciones y elementos necesarios
para sobre vivir decentemente. Pero
sucede que en esa especie que se auto califica de inteligente, se anidó la
maldad y la ambición que hizo que se convirtieran algunas cosas u objetos en
riquezas. A partir de allí, se desató una alocada carrera hacia la acumulación
de esos objetos y acaparar los bienes elementales para la vida, para traficar
con ellos a los fines de usarlos como instrumento de dominación.
Todos
nacemos iguales. Las clases sociales se nacen por razones de discriminación y
para diferenciar a los poderosos de los dominados. En toda esa calamidad, la
ignorancia juega un papel fundamental. Si desconocemos el origen de nuestras
realidades, no tendremos los elementos para cambiarla. Entonces lo artificial,
se convierte en natural por el tiempo de imposición. Esa es la razón por la cual
la educación es programada y dirigida a formar maquinas irracionales, pero con
la suficiente capacidad para crear bienes y servicios que alimentaran el caudal
de una minoría. Así nació la clase
obrera y campesina. Una mayoría
poblacional, que pese a ser los que crean las riquezas, no las poseen y no las
disfrutan por que de ellas se apodera una clase patronal explotadora y
expoliadora. Esto que digo no es nuevo, ya Marx, Engels y Lenin, lo habían
dicho en otras palabras.
La pobreza es una condición forzada por parte
de los explotadores a los fines de tener siempre a su disposición mano de obra
barata y oportuna. Para ello se valen de
todos los instrumentos para mantener a esas mayorías divididas, enfrentadas
entre ellas. Usando sus propios elementos
para controlarlos. Así nacen las policías y los ejércitos, hasta llegar a lo que hoy llamamos los
mercenarios y los paramilitares, los cuales al contrario de las policías y
ejércitos regulares, no necesitan reglamentos para su funcionamiento. Pero eso
si. Todos en función de proteger los intereses de los acaudalados. Incluso las
mismas leyes están hechas solo para ser aplicadas a las mayorías empobrecidas.
De tal forma si un pobre comete un delito, el tiempo de respuesta a esa acción
es inmediato. Pero si un rico comete
algo semejante, entonces las trabas, los procedimientos, las formalidades y
toda una madeja de obstáculos se activan para que el delito quede en la
impunidad. Ejemplos hay muchos.
Las clases dominantes de nuestros días se han dotado de una
herramienta muy poderosa. Me refiero a los medios de comunicación masivos. Éstos fueron creados como medios de
información y entretenimiento, ni siquiera en sus orígenes se les fijó la
condición de educativos. No tardó mucho
su desvío y su uso como medio de colonización mental, una herramienta capaz de
modificar el comportamiento del usuario y de inducir conductas y concepciones
dirigidas a asumir una posición especifica conveniente al sistema capitalista ante
su realidad y su entorno. Pero esa
manipulación viene a suplementar una fuente muchísimo mas antigua de
sometimiento sicológico. Esa es la religión. La más perversa maquinaria de
sometimiento y dominación que ha galopado en las creencias humanas. Todo un complejo perverso de dominación
sicológica y social que hasta llega a justificar la pobreza y la explotación
como un hecho divino y natural, que proclama la resignación y el sometimiento
como una forma de amor a un dios inexistente, una fantasía creada para cometer
actos de terrorismo sicológico y freno a las manifestaciones normales de
descontento social por las condiciones de precariedad propias de los sistemas
de explotación. Esas religiones no condenan las masacres históricas contra los
pueblos. Algunas hipócritamente hacen condenas leves y de palabras dubitativas,
que luego neutralizan cuando van a bendecir a las armas y a los que cometen
esos genocidios.
Las religiones dominantes hoy mundialmente, es
decir la católica, judía y musulmana. Giran
en torno a un dios único. Cada una tiene su propio dios único, por esa razón
viven en constante conflicto para imponer cada cual su mito. Son incontables
las victimas de esas guerras religiosas ¡ah! Pero coinciden en algo: todas se
arriman para el lado de los explotadores, de los ricos, de los ladrones del
trabajo y sudor ajeno. Todas coinciden
en poner diezmos obligatorios a los pobres, es decir una patente de corso para
creer. Para mi concepto una estafa secular, con la que unos chulos se resuelven la vida sin trabajar a costa de
los demás. Ya el gran pensador Carlos Marx definió a las religiones como “el
opio de los pueblos”. Una maligna droga sicológica que embrutece y encasilla a
las personas en el conformismo de su desgracia.
En
nuestros días podemos ver ejemplos vivientes de esa perversión
activa. Solo observen la conducta de la
Conferencia Episcopal Venezolana (C,E.V) detallen al propio cardenal Jorge
Urosa Sabino. Concentren su atención en
la forma morbosa y sádica como este mafioso despreciable, mide cada una de sus
palabras en todos los escenarios para atacar al pueblo y sus reivindicaciones.
Como defiende descaradamente las posiciones burguesas y los crímenes del
sistema capitalista contra los pueblos. Analicen la forma sicológica con la cual lanza sus dardos
verbales venenosos y ponzoñosos, con palabras suaves, pero bien escogidas para
producir un efecto maligno en la psiquis de quienes ilusamente creen en
esa religión ¿Por qué la feligresía no
compara lo que dicen sus propias escrituras y la forma de vida de esos
gusanos engañadores? Bueno. He allí el
efecto de sus manipulaciones de la fe.
Neutralizan la capacidad de análisis y criticidad de lo que ellos
llaman creyentes. Por eso se dice el
efecto droga, al que refería el pensador Marx. De las otras ni hablar. Solo
vean las guerras en el mundo y como el sionismo judío galopa sobre las vidas
perdidas y como por cada asesinato sus arcas se alimentan. Roban territorios y
riquezas naturales. Son enfermos de gula y criminales que convierten a pueblos
en inmensas prisiones a cielo abierto, sin importar las consecuencias, De los
musulmanes ni hablar. Juegan al freno de la conciencia y al esclavismo humano
en nombre de un dios inexistente e indolente, que tienen a unos promotores del
desvío de la fe, como poderes capaces de decidir que se come, que se viste,
como se piensa y somete a las mujeres a simples objetos de uso.
Un agente del sionismo sanguinario
Enrique Capriles Radosnki, genocida y criminal, que quiso ser presidente de
Venezuela, es quien ha ocasionado la muerte de mas de 15 personas y mas de 70
heridos, la destrucción y daño de bienes públicos y privados desde el 15 / 04 / 13, y antes en el golpe de estado del 2002 –
2003. Tan solo por que el pueblo no lo eligió.
Planetaenpeligro /
lo que será
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