Cruz Villegas, Jesus Farias. luminarias del púeblo que hicieron historia |
Eficiencia y efectividad: Marx, Engels |
Por:Javier Del Valle Monagas Maita (*)
Había escrito algo titulado “Qué división
ni que coño: fulano de tal es un contrabando”, donde menciono a un alto
funcionario del gobierno con nombre y apellido, que sirve de padrino y
atornillador de ineptos ineficaces comprobados que no han dado resultado en
ninguna de las posiciones administrativas donde se las ha colocado y re
colocado. El asunto es que luego releí el escrito y me pregunté ¿bueno pero para ser un altísimo funcionario
de la mano de chaves, ese compatriota hubo de demostrar al menos cualidades de
revolucionario o de liderazgo? Pensando
eso, reescribí lo que aquí expongo. Por que además pienso que no se debe dar
elementos al enemigo para denigrar del proceso del que se es participe…
Si en verdad se es
revolucionario, se debe ser también honesto.
Esto quiere decir que hemos de hacernos un examen concienzudo de
nuestras capacidades y establecer, si así como somos buenos dirigentes y
activistas políticos ¿Podemos ser también buenos ministros, gobernadores,
alcaldes, diputados, etc.? Digo eso por aquello de que un buen medico no es
necesariamente un buen gerente o administrador de empresas. En cambio un buen
obrero técnico puede ser un buen presidente, etc. O quizás no. Afortunadamente el obrero que tenemos hoy
como presidente ha demostrado capacidad, holgura intelectual y sensibilidad
social. Es decir Chávez y el pueblo volvieron a acertar. Lo mismo pongo como
ejemplo a Lula en Brasil, o Evo en Bolivia, Eduardo Samán en INDEPABIS, al cual
incluso funcionarios ineficaces e ineptos tratan de limitar y execrar. Como
acierto de capacidad, pese a no estar preñados de diplomas y postgrados. O, a
Sebastián Piñera, empresario. Fracasado como presidente en Chile o, Ricardo
Martinelli en Panamá. Ojo no trato de decir tampoco, que los que se preparan
estudiando no tengan capacidad y hayan dado la talla en funciones diversas. Yo
hablo aquí de honestidad en la ejecución de las funciones y de eficacia.
Es razonable y comprensible
que un profesional o una persona común participen de un proceso decente y tengan
la meta de garantizarse su estabilidad social y política. Es valido, puesto que
en una revolución lo que se quiere es la estabilidad social en general y la
eliminación de los privilegios enfermizos. Pero de allí a pasar a cumplir una
función de alta responsabilidad y no calzar los puntos necesarios para ser
eficaz. Es un abuso y una negación de revolucionario honesto.
No es justo, no es honesto,
que a un proyecto político colectivo, revolucionario, humanista. Se le
antepongan intereses grupales o particulares, pensando tan solo en posiciones
personalistas y en competencias con otros factores iguales, y que al acceder a
alguna posición política clave, se tengan que arrastrar tras de si a un montón
de individualidades, que no ha demostrado competencia en funciones
administrativas, pero como son parte del tolete, se debe premiar su falsa fidelidad.
Puedo nombrar aquí a algunos
funcionarios, que siendo ministros tenían tras de si un montón de seguidores,
que fueron colocados en cargos en los cuales no dieron la talla. Cuando ese
señor fue cambiado, se volvió a llevar a su clan consigo, los volvió a colocar
en otras posiciones y volvieron a fracasar (hay uno que fue min agricultura y
tierras, luego vicepresidente de la república) cometió ese error, que no es
suyo nada más, ni lo perjudica a él nada más.
Primero puso a uno en el frente la CVA y del Central Azucarero Cumanacoa y se
perdió la plata, el tiempo, hasta la ilusión
de los productores. Luego colocó al mismo personaje en Min Comercio; el
resultado fue igual. Así pasó con un director del Inti, luego Min
Agricultura y tierras, con el mismo mal resultado. Esos son errores garrafales
que contribuyen a demoler lo que se quiere construir. A lo mejor esos dos personajes señalados y
fracasados. Son buenos activistas, estrategas políticos y dirigentes de
organización. Pero son pésimos funcionarios administrativos. Pero como son
parte de un tolete y dentro del esquema
le toca un premio, entonces lo asignan a una posición para la que no están
preparados, alejándolos del lugar o posición donde pueden aportar más y con
calidad.
No se trata de descalificar o
denigrar de nadie, se trata de sincerizar, donde se es más efectivo. Por
ejemplo: quien duda de la capacidad organizativa, y de estrategia de
movilización de Darío Vivas? Coño nadie ¿por que? Por que lo ha demostrado ¿que
pasaría si ponen a Darío por ejemplo en relaciones exteriores ¿ seria igual de
eficiente?, no pongo en dudas la capacidad del camarada Vivas. Solo resalto,
que cada uno debe ocupar el lugar donde es mas provechoso. Y es así como construimos una verdadera
revolución eficiente. Lo contrario es dar bandazos y perder tiempo, dinero,
esperanzas y matar ilusiones.
Ningún revolucionario, o
persona es mejor y más importante que
otro, por que es presidente, ministro, gobernador o alcalde. Tanto valor tiene
el militante de base que pega y pone el afiche y la pancarta, ese que ejerce la
política de calle; como el más alto funcionario… saquémonos ese mojón de la
cabeza. Seamos más humildes y más comprometidos con el objetivo colectivo
SI ASI LO HICIEREIS EL PUEBLO Y LA PATRIA OS LO PREAMIARAN Y VUESTRA
CONCIENCIA OS LIBERARÁ
(*) Abogado con patria
Facebook, Javier Monagas Maita
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