Javier Del Valle Monagas Maita
Lo cierto es que las motosierras, las talas
indiscriminadas de arboles. La tortura y asesinatos de animales callejeros. Las
barreras de basuras, escombros y otros desechos sólidos, obstruyendo vías de
circulación e incendiadas. Los francos tiradores apostados en sitios
estratégicos para asesinar a mansalva a ciudadanos inocentes, efectivos policiales
y de la Guardia Nacional. No existían en
Venezuela. Indicando que de las acciones populares que restauraron al gobierno
legitimo después del golpe de estado aquel 13 de Abril del 2002, tuvieron sus
lecturas en los servicios de inteligencia del sub imperio yanqui. De tal forma se fraguó una pantomima de
desmovilización paramilitar en Colombia, para después infiltrarlos en
Venezuela. Para las acciones futuras, hoy en plena ejecución y, que han tenido el costo en vidas ya conocidos.
Así como los cuantiosos daños patrimoniales y económicos de la nación.
Claro
es, que no solo es el narco paramilitarismo el que actúa. Éste, es solo para la
dirección y la aplicación de las tácticas de guerrillas urbanas aprendidas en
Colombia bajo la protección de los gobierno de las elites de ese país,
incluyendo al actual zorro criminal Juan Manuel Santos. Pupilo muy aventajado del asesino mayor
Álvaro Uribe Vélez. El artífice de la aplicación del descuartizamiento de personas
vivas con motosierras y de los cementerios clandestinos tipo “la Macarena”, con
el que se siembra a Colombia, con cadáveres de pueblo, dirigentes sindicales,
estudiantes, indígenas, campesinos y obreros y mineros. Allí actúan también mercenarios venezolanos,
entrenados en México. En la misma Colombia. En sitios clandestinos y en los
barrios de las ciudades aquí en Venezuela, bajo la tutela de esos supuestos
desmovilizados y reinsertados en Colombia.
Ese plan se diseño y aplicó luego de la caída del gobierno fugaz de
Carmona Estanga. Un dictador impuesto por las mafias dominantes del gobierno
del sub imperio yanqui al servicio del sionismo capitalista.
Una cosa es clara. La intención es sembrar definitivamente en
Venezuela a ese mercenarismo paraco -
militar y a partir de allí, ir minando al Estado y sus instituciones, hasta
desgastarlo, dividirlo y formar pequeños cotos de poder criminal regionales, al
estilo Colombia. De esa forma es imposible adelantar un proyecto de país
socialista.
Aun estamos a tiempo de parar esa maligna nube. Para ello
hay que escudriñar barrios, urbanizaciones, negocios extraños, clubes de
diversión y de consumo de aguardiente, donde pernocte gente extraña al entorno.
Incluso esos asesinos recurren para su diversión y esparcimiento a clubes
familiares. En realidad no son difíciles
de identificar, aunque en algunos casos se trasladan de sus ciudades o centros
de operación a otras ciudades para despistar. Pero siempre son detectables. Es
aquí donde la inteligencia social y la fácil accesibilidad a los órganos de
inteligencia para hacer las denuncias y alertas se hace de urgente aplicación.
También es importante verificar el tren de vida de funcionarios públicos de
toda índole. Sus ingresos legales deben
corresponder con lo que posen materialmente. A menos que se ganen la lotería o,
demuestren otros ingresos legítimos. Esto que digo no es banalidad ni
frivolidad. Si se logra instaurar el
narco paramilitarismo terrorista en Venezuela definitivamente, mas nunca
recobraremos la tranquilidad, estabilidad, democracia y salud social.
Estoy
seguro que en este plan de destrucción y desmoralización del país, están implicados muchos del sector empresarial,
como La cúpula de Fedecamaras (No todos) Pero hay evidencias inocultables de
que el grupo polar, el grupo Cisneros, el grupo de Televen, Maicena
Americana. Grupos periodísticos capitalistas como El Nacional, Universal, El
Impulso, Correo del Caroní, instituciones inmorales como la Conferencia Episcopal Venezolana, con
pocas excepciones como Mario Moronta y otros sacerdotes de la honrosa corriente
de la “teología de la liberación”. En definitiva. Ya todas esas
narco-terrorista alimañas se les vio en Miraflores y en la televisión comercial
venezolana celebrando el golpe de estado y las muertes de venezolanos inocentes,
aupados por el sub imperio yanqui, el 11, 12 de abril del 2002 e implicados en
el golpe petrolero del 2003.
Debo decir con pesar y tristeza, que parte de lo que hoy
pasa. Es culpa del camarada presidente Chávez, y a las instituciones encargadas
de la aplicación de justicia del país; al ser tan condescendiente y perdonar
tan horrendos crímenes a esas lacras elitistas asesinas y sanguinarias. De
haber funcionado la justicia en su momento, ya esas agresiones habrían mermado
y sus protagonistas, en resguardo, no tuvieran la osadía y el poder del que
disponen hoy. Noten que ya no guardan
apariencias. Atacan por igual a niños,
mujeres, jóvenes, ancianos, animales, arboles, edificaciones ministeriales, de
salud, de alimentación, mercados públicos, universidades públicas, centros
infantiles públicos, liceos públicos, escuelas públicas. Pero no atacan a los depósitos, transporte y
centros de acopio de la Polar o del grupo Cisneros, ni las televisoras
comerciales privadas ni sus empresas relacionadas con sus capitales. Es decir
es una guerra criminal frontal contra el pueblo y sus centros de salud,
educación y alimentación: imponen una guerra de clases, que pretenden disfrazar
de guerra civil para lograr sus propósitos de retornar al poder político…
(*)Abogado Con Patria
http://planetaenpeligro.blogspot.com/2014/04/por-colombia-vino-una-carga-de-muerte.html
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