por Thierry Meyssan
Dicen que la mentira tiene las piernas cortas. Sólo 2 meses después
del cambio de régimen en Kiev, la prensa polaca publica revelaciones sobre
la implicación del gobierno de Donald Tusk en la preparación del golpe de
Estado. Esta nueva información contradice todo el discurso occidental y
demuestra que el actual gobierno provisional de Alexander Turchinov fue
impuesto por la OTAN en violación del derecho internacional.
Red Voltaire | Damasco | 18 de abril de 2014
En el papel de negociador
europeo, Radoslaw Sikorski firma con el presidente de Ucrania Viktor Yanukovich
un acuerdo para el arreglo de la crisis en la noche del 21 de febrero de 2004.
Esa misma madrugada, tomarán el poder los hombres secretamente entrenados
en Polonia por el propio Sikorski.
El semanario polaco de izquierda Nie
[en español «No»] acaba de publicar un testimonio impactante sobre el
entrenamiento de los elementos más violentos del EuroMaidan [1].
Según esa publicación, en septiembre de 2013 el ministro polaco de
Relaciones Exteriores, Radoslaw Sikorski, invitó 86 miembros de Pravy Sector
(Sector de Derecha) a viajar a Polonia en el marco de un programa de
cooperación interuniversitaria. Pero los invitados no eran estudiantes y muchos
tenían más de 40 años. No fueron a la universidad técnica de Praga,
como decía en el programa oficial, sino al centro de entrenamiento de
la policía de Legionowo, a una hora de carretera de la capital polaca. Allí
pasaron 4 semanas de entrenamiento intensivo en manejo de multitudes,
reconocimiento de personas, tácticas de combate, técnicas de mando,
comportamiento en situaciones de crisis, protección contra gases utilizados por
las fuerzas del orden y, fundamentalmente, clases de tiro que incluyeron el uso
de fusiles de francotirador.
Este entrenamiento se realizó en septiembre de 2013. Recordemos que las
protestas de la plaza Maidan supuestamente comenzaron como reacción a un
decreto que suspendía las negociaciones sobre la firma del acuerdo de
asociación de Ucrania con la Unión Europea, decreto firmado por el primer
ministro ucraniano Mykola Azarov el 21 de noviembre.
El semanario subraya la existencia de fotos que demuestran la
realización de este entrenamiento. En ellas puede verse a los ucranianos con
uniformes nazis junto a sus instructores polacos vestidos de paisano.
Estas revelaciones justifican una nueva lectura de la resolución,
adoptada por la Dieta polaca a principios de diciembre de 2013, en cuyo texto
el parlamento expresaba su «total solidaridad con los ciudadanos
ucranianos, quienes con gran decisión están mostrando al mundo su voluntad de
garantizar la plena pertenencia de su país a la Unión Europea». Por
supuesto, los parlamentarios polacos ignoraban entonces que su país había
entrenado a los individuos que estaban tratando de tomar el poder
en Ucrania, cosa que finalmente lograron.
Este escándalo es ilustrativo del papel que la OTAN ha asignado a
Polonia en Ucrania, que bien puede compararse con el papel de Turquía en Siria.
El gobierno del liberal pro-europeo Donald Tusk ha desempeñado a fondo ese
papel. El actual ministro polaco de Relaciones Exteriores, el periodista
Radoslaw Sikorski, quien fue refugiado político en el Reino Unido, fue el
artífice de la integración de Polonia a la OTAN. Como miembro del «Triángulo
de Weimar», Sikorski fue uno de los 3 representantes de la
Unión Europea que negociaron el acuerdo del 21 de febrero de 2014
entre el presidente Viktor Yanukovich y los tres principales líderes de
EuroMaidan [2]. Por supuesto, el presidente ucraniano
no sabía que Sikorski había entrenado a los cabecillas de la revuelta.
Por su parte, el ministro del Interior de Polonia y coordinador de los
servicios de inteligencia, Bartlomiej Sienkiewicz (tátara nieto del autor de Quo
Vadis? Henryk Sienkiewicz,), fue uno de los fundadores del actual servicio
secreto polaco, conocido como Buró de Protección del Estado (Urzad Ochrony
Panstwa). Este personaje fue durante mucho tiempo el director adjunto del
Centro de Estudios Orientales (Osrodek Studiow Wschodnich), un centro
nacional de investigaciones sobre el este de Europa y los Balcanes que
se dedica particularmente al estudio de Ucrania y Turquía. A través
de sus acuerdos con la Fundación Carnegie [3], este instituto polaco ejerce gran influencia
sobre la percepción que se tiene en Occidente sobre los acontecimientos
actuales.
Bajo el gobierno de Yulia Timochenko (de 2007 a 2010), el actual
presidente provisional ucraniano, Alexander Turchinov, fue jefe de los
servicios secretos y posteriormente vice primer ministro. Turchinov
trabajaba en aquel entonces con los polacos Donald Tusk –quien ya era
primer ministro–, Radoslaw Sikorski –por entonces ministro de
Defensa– y Bartlomiej Sienkiewicz –quien era director de la firma privada de
inteligencia ASBS OTHAGO.
Para derrocar el gobierno de Ucrania, Polonia se apoyó
en militantes nazis, de la misma manera como Turquía se apoya en
al-Qaeda en sus intentos por derrocar el gobierno sirio.
Nada tiene de sorprendente ver que las actuales autoridades
recurren a los nietos de los nazis que la CIA integró a la red Gladio de la
OTAN para luchar contra la Unión Soviética, en tiempos de la guerra fría,
cuando recordamos la polémica que estalló durante la elección presidencial
polaca de 2005: el periodista y diputado Jacek Kurski reveló entonces
que Jozef Tusk, el abuelo de Donald Tusk, se había enrolado en
la Wermacht como voluntario. Después de negar vehemente los hechos,
el entonces primer ministro acabó admitiendo que su abuelo efectivamente había
servido en el ejército nazi, aunque afirmó que lo habían enrolado a la fuerza
después de la anexión de Dantzig. Este incidente que dice mucho sobre las preferencias
de Washington a la hora de seleccionar a sus agentes en el este de Europa.
Resumiendo, Polonia entrenó a los cabecillas de los desórdenes que
condujeron al derrocamiento del presidente democráticamente electo de Ucrania y
luego fingió negociar una salida a la crisis, el 21 de febrero de 2014,
mientras que los cabecillas que había entrenado estaban tomando el poder.
Por otro lado, no cabe duda de que el promotor del golpe de Estado fue
Estados Unidos, como queda demostrado en la conversación telefónica entre
la secretaria de Estado adjunta Victoria Nuland y el embajador de
Estados Unidos en Ucrania Geoffrey R. Pyatt [4]. También queda claro que otros miembros de la
OTAN, como Lituania (Ucrania estuvo en otros tiempos bajo el dominio del
imperio lituano-polaco), e Israel en su calidad de miembro de facto
del estado mayor de la alianza atlántica, también participaron en el golpe de
Estado de Kiev [5]. Todo ese dispositivo hace pensar que la OTAN
dispone actualmente de una nueva red Gladio en Europa oriental [6]. Además, después del golpe de Estado, mercenarios
estadounidenses empleados por una filial de la firma Academi (Greystone Ltd)
fueron desplegados en Ucrania en coordinación con la CIA [7].
Todos esos hechos modifican profundamente la percepción que se podía
tener del golpe de Estado que se produjo en Kiev el 22 de febrero de 2014.
Contradicen toda la argumentación que el Departamento de Estado de
Estados Unidos se ha tomado el trabajo de enviar
por escrito a la prensa (Ver los puntos 3 y 5 de la nota del 5 de
marzo) [8] y constituyen, a la luz del derecho
internacional, un acto de guerra. Y por ende anulan todo el
razonamiento de los occidentales sobre todo lo que ha venido sucediendo después
del golpe de Estado, incluyendo toda la retórica occidental sobre la
reunificación entre Crimea y la Federación Rusa y los actuales
levantamientos en el este y el sur de Ucrania.
Thierry Meyssa
http://planetaenpeligro.blogspot.com/2014/04/ucrania-polonia-entreno-los-golpistas-2.html
http://planetaenpeligro.blogspot.com/2014/04/ucrania-polonia-entreno-los-golpistas-2.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario