miércoles, 30 de abril de 2014

TODOS SOMOS BOLÍVAR

Por: Violeta Sucre Sáenz
             Movimiento Bolivariano Región Suroccidente.



Últimamente, es común escuchar por la radio la persistente propaganda oficialista de la derecha colombiana apoyando el derrocamiento del gobierno bolivariano de Venezuela ordenado por Estados Unidos a las clases acomodadas de ese país, para poder acceder a sus riquezas a como dé lugar. Y es por esta orden gringa sobre las élites de la neo-colonia que escuchamos en Colombia la curiosa e impúdica consigna, “Venezuela somos todos, sin libertad de expresión no hay democracia”, sobre todo si la dicen los medios de desinformación en nuestro país.
En un país donde la persecución política, la censura, la criminalización de la protesta, las judicializaciones ilegales, los crímenes de Estado, son lo tristemente naturalizado, no puede decirse sin vergüenza alguna, “sin libertad de expresión no hay democracia” al hablar de Venezuela, y sin sonrojarse por un momento, afirmar la insostenible idea de que en Colombia existe  la democracia más antigua del continente. Gran desfachatez cometen los dueños de los medios de comunicación y producción en Colombia, que no son más que los bastiones que aún conserva la mano invisible del capital estadounidense en Nuestra América, con una sola misión, obstruir todo asomo de dignidad, soberanía y autodeterminación de nuestros pueblos. Emplean la retórica de defender la libertad y la democracia cuando al mismo tiempo acallan al pueblo colombiano que lucha y denuncia las injusticias que ellos imponen en nuestros territorios a punta de leyes represivas, balas y medios de enajenación masiva.
Cuando las clases altas en Venezuela salen a las calles de sus barrios a gritar consignas, los noticieros colombianos salen a cubrir el hecho, les hacen propaganda, entrevistan a los familiares de los detenidos, claman por su libertad y denuncian la supuesta dictadura venezolana. Pero cuando en Colombia el pueblo sale a la calle a reclamar sus derechos, a protestar por los excesos de la fuerza pública, por los derechos fundamentales o contra la injerenCIA extranjera, entonces esos mismos noticieros que se mostraban aterrorizados frente al establecimiento en el vecino país, salen a entrevistar no al pueblo organizado sino a los ministros para que digan de cuánto son las pérdidas generadas por cuenta del bloqueo de una carretera, por la marcha y hablan horas sobre los problemas de movilidad tan graves que por la movilización se generan en la capital del país. Les parece el colmo de la injusticia con los que no protestan. Luego estos profesionales del embuste, salen a opinar sobre si se justifica o no una marcha y sugieren a los manifestantes que no vayan a Bogotá a hacer paros, que mejor se queden en sus regiones, para que así por los menos no impidan la libertad de transitar de los “ciudadanos de bien” que no protestan y se quedan pacíficamente inmóviles al lado del camino.
Los medios masivos y privados de la información, abusivamente niegan, a través de sus micrófonos, el derecho constitucional y universal de los pueblos a la protesta. Ocultando de paso con su retórica malintencionada, que las cosas en este país están muy mal y que, desafortunadamente, la única manera de que a la gente le “paren bolas” los gobernantes de turno o la prensa, es si paran una carretera, si queman un bus, si marchan en Bogotá o se toman alguna institución de carácter nacional. Sólo si los ciudadanos privilegiados se ven afectados, le ponen cuidado al ciudadano de a pie. Aunque muchas veces sea sólo para criminalizarlo, a través de normas  como la ley de seguridad ciudadana o los medios de desinformación.
Yo me pregunto, ¿por qué en Colombia los medios se apropian de la campaña de la oposición venezolana con el eslogan “todos somos Venezuela”, justamente cuando a Venezuela nuevamente, la quieren invadir los gringos? ¿Por qué no todos fuimos Venezuela bolivariana cuando Chávez expropió al ladrón extranjero, cuando la educación, la salud y la vivienda fueron reales para la mayoría de los desposeídos de la hermana república? Bueno porque en Venezuela están los pozos petrolíferos más importantes del continente y USA los quiere. Porque allí el pueblo es el que decide y no los ricos, y les toca usar las mentiras mediáticas para confundir a la opinión pública internacional y tratar de invadir el país para “pacificar” la supuesta crisis. Porque el ciudadano de a pie allí sí está formado políticamente y participa masivamente de procesos como las elecciones. Porque el pueblo bolivariano de Venezuela ha decidido seguir adelante con el proyecto del socialismo del siglo XXI que inauguró el comandante Chávez, y ante esta fortaleza popular no queda sino tratar de desestabilizar al país con protestas violentas, aisladas y campañas “primaverales” y amañadas financiadas por la CIA, todo esto emitido por Direc tv o los canales privados de los países colonia. Porque los de las revueltas que nos muestran por las redes sociales y las pantallas, son las clases acomodadas de Venezuela, no el pueblo bravo que defendió a su presidente del golpe de Estado que antes ya orquestó USA. Por eso caracol y rcn y todos los medios de los países arrodillados a USA,  les hacen propaganda. Otra sería la realidad mediática si los que salieran a las calles fueran las mayorías, en ese caso, sucedería lo que pasa cuando en Colombia cuando el pueblo sale a las calles a luchar, los medios promueven el accionar criminal del Estado de ilegalizar la legítima protesta popular, de encarcelar a los dirigentes argumentando de la nada que son auxiliadores de la guerrilla o desapareciendo a los militantes de las organizaciones de oposición sin darle mayor trascendencia al asunto.
¿Por qué los medios no lanzan una campaña que diga “todos somos Colombia, sin libertad de expresión no hay democracia”? En esta campaña podrían entrevistar a las víctimas de la dictadura colombiana; llevar a los familiares de alguno de los más de 9.000 prisionerxs políticxs a un programa de radio para que nos cuenten a todos cómo le han torturado o sobre los vejámenes que ha padecido su familiar en las mazmorras del régimen. Que hagan un especial donde se muestren las condiciones inhumanas de las reclusiones en Colombia. El hacinamiento, la insalubridad, la corrupción y la crueldad allí con todo el que no tenga dinero para pagar su derecho a la dignidad. Porque desafortunadamente en Colombia no es posible que los detenidos publiquen sus comentarios en twiter o se tomen fotos con los ojos llorosos, eso es en Venezuela nada más, porque creo que ni en las mega-cárceles gringas esto es posible. Habría que preguntarle a Simón Trinidad para que nos cuente. Aquí no se puede ni entrar un plato de comida, mucho menos un celular o una cámara. Digo en las cárceles para la gente del pueblo porque en Tolemaida los “reclusos” pueden incluso ir a los centros comerciales, hacer fiestas y salir a pasear cuando quieran.
En realidad no es de extrañarse que los falsimedia colombianos apoyen a los amos de la guerra y no a las mayorías que clamamos por la paz. Todos los días nos dicen en las noticias que en la mesa de conversaciones de paz en la Habana, de ninguna manera, se puede cuestionar el sistema de producción y consumo en este país. Siempre nos dejan claro que la guerra sigue, que con las FARC no se negocia el modelo económico y político y que nada está pactado hasta que todo esté pactado. Pero en cambio la canciller y el presidente colombianos sí median para que oposición y gobierno Venezolano negocien el sistema político-económico. Para hacer ceder la supuesta atroz dictadura socialista de ese país para que gire hacia el camino del libre capitalismo y la esclavitud asalariada. Ahí sí se puede hablar de la estructura y no de la desmovilización de la oposición.
En la mañana del 11 de abril por ejemplo, estaban escandalizados los medios con que Santos hubiera dicho que en ese momento no bombardearía a Timoleón Jiménez. Entrevistaron a los candidatos presidenciales Zuluaga y López para que se pronunciaran, y como era de esperarse el primero quiere la guerra y la segunda la paz. Pero lo curioso del asunto es que nadie se preguntó por qué se está hablando de bombardeos y no de captura. A nadie le importa, que se está hablando de un ser humano aunque sea subversivo, de un colombiano aunque esté en la oposición armada. Simplemente se toma al jefe de la insurgencia como un objeto de guerra pese al Derecho Humanitario que tanto dice defender el ejecutivo. O  las normas que regulan las guerras, en las que se ha adscrito Colombia.
En la forma que dan las noticias, en que fabrican la opinión pública, se evidencia la postura criminal de los medios fascistas. Para ellos las personas no son más que un adjetivo que cobra algún sentido en tanto se cuente con el estatus, con la condición de clase, con el apellido. Sin el cual, ni la normatividad ni la ética operan más que para justificar y promover el crimen de Estado, la delación, el suplicio y la mansalva. Se despoja al oponente de su condición humana.
Para los medios de comunicación masivos es plausible que Santos llore de alegría por el asesinato de Alfonso Cano o que muestre como un trofeo los cuerpos inertes de comandantes guerrilleros; pero en cambio, los golpes militares de las FARC son actos terroristas, son crímenes atroces que no tienen perdón de Dios, y eso que esos muertos nunca aparecen por televisión, de ellos no sabemos o no recordamos los nombres, ni tenemos imágenes de los despojos mortales. ¿Acaso son muertos de diferente categoría? ¿Es bueno matar guerrilleros pero es malo matar soldados? ¿Acaso no son colombianos todos y es igual de lamentable que la guerra continúe desangrando al pueblo? Para la oligarquía colombiana es lo mismo, pues finalmente ellos no son los que ponen los muertos, no son sus hijos, sus padres, esposos o hermanos. Para las élites no son más que un montón de pobretones “poniendo el cuero” y nada más; hombres dados de baja que se reponen con más pobretones que, están obligados a “prestar” el servicio militar. Pero saben manejar astutamente las mentes de los televidentes, y logran ágilmente utilizar los aparatos ideológicos de dominación para inventar verdades sobre la guerra, las razones, los hechos y hasta los ganadores y vencedores, en la historia ficticia que nunca pierden.
Los medios de comunicación son un arma de guerra, y como tal son utilizados contra todos nosotros. Crean historietas que nos hacen creer como reales aunque no narren nada de nuestras realidades. Son historias en las que no tenemos nunca el privilegio de participar como actores principales sino como personajes de reparto, como una película en que los más “distinguidos” son las personas “de bien” con vidas ejemplares y respetables. Y los malos, los inadaptados, los delincuentes, son el resto de personajes (de reparto) desposeídos, que se la pasan luchando toda su vida para ganar alguito de lo que a ellos les sobra y derrochan burdamente. Lo que nunca nos dicen y frente a lo que nos engañan con tergiversaciones y marrullerías, es que eso que a ellos les sobra, es precisamente lo que nos roban a todos nosotros desde que asaltaron el poder cuando apenas comenzaba el siglo XIX. Cuando Santander y sus colegas traicionaron la causa por la que El Libertador Simón Bolívar dio todo, junto con miles de hombres y mujeres que conquistaron la libertad de las garras del yugo europeo. La primera independencia. Tampoco nos dicen que los malos de la película somos nosotros mismos, desde su óptica, y que no tenemos derecho a nada porque la gracia divina lo quiso así, es nuestro destino, es la moraleja de su fábula. La moraleja que nos dejan siempre es la misma. El bien siempre triunfa sobre el mal. Sólo que ese mal es el pueblo y la causa social, y ese bien son las familias más pudientes del país. Las mismas que siempre han estado en el poder. 
Es en esta historia muerta, diseñada para ignorantes, que nos vemos sumergidos a diario por los medios de comunicación, por la iglesia, la educación estatal, la familia y la cultura de masas, en la amnesia colectivizada. En una opinión pública que no es nuestra pero nos obligan a creer que sí lo es. Y es según esa opinión que se supone nos indignemos porque los ricos, “la gente de bien” de Venezuela, no pueden tener todo lo que quieren y no pueden tener el monopolio de la información y a eso lo llamamos cínicamente, censura a la libertad de expresión. Con la misma desfachatez se nos hace alegrar porque bombardean guerrilleros mientras duermen pero no nos enfurecemos porque decenas de prisionerxs yacen incinerados y hacinados en una cárcel en Barranquilla ante los ojos de la malintencionada incompetencia de las fuerzas del orden del Estado. Para nuestra opinión pública, que maten a un niño rico de la Universidad de los Andes de apellido Colmenares amerita la indignación nacional y la primera página de los periódicos durante meses, pero que la policía asesine un joven grafitero de clase baja no molesta a nadie; y eso sucede porque estamos sumergidos en una falsa conciencia colectiva según la cual, el muchacho del sur de Bogotá lo merecía por vándalo y el muchacho del norte de Bogotá no lo merecía porque era un ciudadano de bien. De bien rico y acomodado, como en las novelas.    
Pero no todo es enajenación, también existe la conciencia histórica, forman parte de la misma realidad. La historia viva, la de la gente, donde aparece el pueblo luchando y conquistando sus derechos a punta de sudor y convicción esperanzada, también existe. Está construida sobre la sangre y los sueños de nuestros antepasados indígenas, campesinos y africanos, de los hermanos y hermanas de Nuestra América. Está nutrida de vida inmortalizada por las ideas más nobles y dignas, está en los brazos y piernas re-encarnadas siempre en los que quedan, en los que emergen de los nadies, en las personas que siguen naciendo y reproduciendo tercamente el pensamiento de la lucha antiimperialista y liberadora. Está en la patria que resiste.
La historia de los dominantes nos quiere manipular mentalmente, nos engaña la memoria, nos desaparece de los libros, nos criminaliza en las acciones, nos excluye del bienestar, nos expulsa de nuestra patria, nos quiere hacer esclavos en nuestro territorio de los “amos” oligarcas santanderistas y de los gringos imperialistas. Para las élites colombianas no somos más que carne de cañón, vándalos o mano de obra barata nacional y/o de exportación. Pero nosotros tenemos algo que llena de pánico a los dominantes, algo que combaten desde antes de que nazcamos, algo para lo que nos domestican con el fin de que no lo tengamos. La Dignidad.
La Dignidad es la conciencia que crece inexorablemente, que daña la amnesia, que rompe las cadenas enajenantes y nos impulsa con una fuerza que sólo el amor y la memoria logran mantener. Nos lleva a levantarnos y asumir el deber histórico de luchar por aquello que nuestros padres y madres cayeron, la Independencia definitiva, la libertad y la justicia social; la autodeterminación, la soberanía, la solidaridad, la Patria. Todo por lo que Bolívar, Manuela, Antonia, Juana, Sucre, Nariño y miles más lucharon hasta vencer, es por lo que seguimos luchando, y somos cada vez más. Porque nuestros ideales y principios nunca mueren y en cambio sí se reproducen como un virus que se expande sin control alguno. Por eso nos tienen tanto miedo los “poderosos”, por eso nos injurian, por eso nos quieren invisibilizar, tal y como lo hicieron con Bolívar y los demás. Por eso las estrategias publicitarias en contra de Venezuela bolivariana, de Bolivia, de Argentina, de Ecuador, de Paraguay o cualquier país soberano y Nuestroamericano, es de esperarse, las oligarquías rastreras no pueden más que mal hablar de quienes no se rinden ni en más de 500 años de opresión con su ejemplar resistencia. 
Pero nosotros sí somos Venezuela, y Ecuador, y Bolivia y Argentina y Perú y Colombia, porque nosotros Somos Nuestra América, y así vamos andando sutil y contundentemente. Todos Somos Bolívar. Todos Somos Dignidad y Resistencia. Sin lucha popular no habrá libertad, como lo dijo el Libertador:
“No hay mejor manera de alcanzar la libertad que luchar por ella” Simón Bolívar.   
El Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia, lucha y camina por la senda del Libertador, vamos sembrando semillas de dignidad, vamos alimentándonos con ternura y solidaridad. Somos los hijos de pueblos esclavizados e insurreccionados. Y no pararemos hasta conquistar la segunda y definitiva independencia. Viva el bravo pueblo bolivariano de Venezuela. Viva Nuestra América Libre. Abajo la oligarquía. Por la unidad y la libertad, Todos somos Bolívar.

Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia, la Patria Grande y el Socialismo. 
Región Suroccidente.     

                          http://planetaenpeligro.blogspot.com/2014/04/todos-somos-bolivar-por-violeta-sucre.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario