Parte 1
"…recuperar la memoria, y […] la totalidad del proceso histórico de
la Revolución."
Fernando Martínez Heredia
“…a partir del desmoronamiento del campo socialista europeo, surgieron
los denominados “golpes blandos…”
Fabián Escalante Font
Dos genocidas sion capitalistas(Lacras Judias)
Introducción
El “golpe blando” en la guerra no convencional
(GNC) se perfeccionó desde la crisis actual del capitalismo (2007).
Corroer la bisagra entre saber mutuo y memoria común[1] para el grado pertinente de cultura
política socialista que resulte de una acumulación histórica acopiada en la
memoria a largo plazo,[2] es
el intento imperialista. La sociedad conserva y actualiza un depósito selectivo
de ella. Nos subjetivamos en un contexto histórico determinado como sujeto
político consecuencia de esa memoria a largo plazo. La cultura política es un
producto a largo plazo de la historia, mediante acumulaciones que diseñan y
proveen sentido al cambio radical socialista desde el pasado en su interacción
con el presente hacia futuridad posible; sin teleología alguna. Un “golpe
blando” imperialista divorciaría a la cultura política del cambio socialista
radical, limitándolo a reformas dentro del sistema capitalista.
1. La raíz de la guerra no convencional (GNC) imperialista.
Está en el excepcionalismo al que Barack Hussein
Obama dijo adherirse en mayo del 2014[3].
La "guerra contra el terrorismo" dilucidó la emergencia del,
denominado por Bush (padre) en 1990, nuevo orden mundial que deshistoriza al
ejercicio del poder angloestadounidense. Los EE.UU. encarnan a un
"excepcionalismo" reiterado por la senadora republicana Kay Bailey
Hutchinson (Texas) que lo describió como "El faro para el mundo que
guía la vida que debe ser" durante su discurso en el Senado, en apoyo
al Congreso que autorizó a George W. Bush a invadir a Irak[4];
y aísla a su sociedad del resto del mundo humano colonizando al sentido
común. Dentro del país la historia mundial se enseñó sin mentar demasiado a los
Estados Unidos. La estadounidense sin hablar del contexto mundial. Desde tal
excepcionalismo los EE.UU., son ‘un fenómeno aparte’ que se manifiesta en la
dicotomía sencilla y fuerte: los otros contra nosotros; de carácter
teocrático en la sumisión de los individuos a su fuerza.[5] La
“odisea” angloestadounidense codifica a su excepcionalismo en la cotidianidad
de su plutocracia mediante el genocidio y la tortura en sus actos de fuerza.[6] En su industria del entretenimiento
mediante la tecnofilización de la cultura. En la guerra contra
el terrorismo donde las culturas políticamente “intransigentes” son
incluidas en el eje del mal como objetivos colimados. En
las TV/escatologías que recrean guerras imperialistas contra dicho “eje” y
advierten acerca de no provocar al poder. En la dominación que impone
mentalmente al modo de vida “americano” para la determinación genética de
la violencia humana como un axioma. En la misión “divina” heredera del
imperialismo anglo que jamás incluyó a los descendientes de los indígenas
originarios, o los de antiguos esclavos que fundaron con su trabajo las bases
de esa enorme transnacional que son hoy los EE.UU., bajo una tiranía WASP cada
vez más en crisis que apela al ascenso de un Presidente no blanco a inicios del
siglo XXI, en busca de actualizar el consenso para su hegemonía.
Tal excepcionalismo se manifiesta en la política y
la ideología sionista israelí –hija bastarda de aquel imperialismo anglo-,
contra el pueblo de Palestina al que de manera acelerada intentan borrar
apoyando al lobby de la AIPAC en su avance
genocida atravesando la costa mediterránea de Gaza hacia los espacios gasíferos
descubiertos seis millas mar adentro. Cada agresión sionista contra Gaza, la
cárcel a cielo abierto más grande del mundo, estructura un “golpe blando”
imperialista en favor del gobierno israelí que es la avanzada histórica de la
expansión angloestadounidense. Los árabes –no solo el pueblo palestino-, son no
blancos occidentales, cristianos o musulmanes chiítas o suníes contra los que
se ciñe un vendaval de bombardeos que no para mientes en el aniquilamiento
masivo de mujeres, niños, ancianos y discapacitados dentro del territorio
ilegalmente ocupado a los palestinos. Asesinarlos o echarlos al mar; con buena
suerte, expulsarlos a una eterna migración por la fuerza fundamentando un
entuerto pseudo académico que formula la interacción entre religión y nación como
equivalentes.
El modelo de cultura angloestadounidense en su
excepcionalismo padece egocentrismo estólido,[7] cuyo
fundamento define no-Cultura a todo lo que clasifique fuera de la dominación
que impone. Si el modelo de sociedad es intrínsecamente egocéntrico la Cultura
–acumulación histórica- se hallará siempre donde esté el Ego. Es la acumulación
angloestadounidense, la que acopia y actualiza hacia tal egocentrismo taxativo
del modelo hegemónico capitalista para la desigualdad de los culturalmente
diferentes a depredar. Su multiculturalismo devino en soporte
funcionalista de armonía política falaz, en una sociedad que exagera (hasta
trastornarlo) el rol que la cultura, los símbolos y la tradición puedan tener
en la construcción de la igualdad y la justicia social. Entrar y salir con
equidad de una acumulación histórica otra para comprenderla es un “riesgo” que
tal excepcionalismo veta a priori. Sus guerras de agresión,
conversan sólo con sus propios intereses en crisis para que lo diferente sea
sometido a su supremacía codicial.[8] El
proceso actual de normalización de las relaciones bilaterales entre Cuba y los
EE.UU. vadea esa oscura laguna. Barack Hussein Obama es una herramienta
política conque paliar una crisis orgánica, de la que ir saliendo a medida que
se acreciente la autonomía de esa potencia social autónoma[9] en
que ha devenido el acopio rentista. La anglonorteamericanización global de la
cultura es un arma de exterminio masivo de su excepcionalismo.
2. El laberinto vigilante contra el proceso de normalización de
las relaciones bilaterales entre Cuba y EE.UU.
Laberinto vigilante:
§ Es escenario básico de la GNC para un
golpe “blando”.
§ Es plataforma operativa de otras
estrategias de esa GNC
§ Se actualizada permanentemente.
§ Viabiliza los movimientos y estrategias
contra una zona colimada por esa vigilancia, en estatus de “normalidad”
política.
§ Medra en la cotidianidad de dicho
espacio colimado antes de que las operaciones de la GNC se activen; y puede
mantenerse aunque esas fracasen.
§ El capitalismo desde su crisis agravada
a partir del 2007, elevó la operatividad de esa vigilancia política que mutó en
laberinto conque deslastrar de la inversión social a su acopio parasitario.[10]
En la primera mitad del siglo XX el capitalismo
gestó a su inteligencia en la cultura del "trabajo
para toda la vida". A los posibles espías se les echaba el
ojo ya desde las aulas; proveyéndoles de una prebenda inconcusa bajo supervisión,
que garantizase el camino recto hasta el reloj de oro y la
pensión. Al menos hasta los 50 y primera mitad de los 60 del siglo pasado
coincidiendo con aquel periodo capitalista de acumulación larga
angloestadounidense. El brinco neoliberal de los 70 desreguló los mercados
laborales relegando al sindicalismo y a la izquierda política a una cruenta
represión desatada por los ricos durante el acopio parasitario de plusvalía en
medio de la financiarización global. Y agrava tensiones en la reproducción
socialista donde ciertos individuos observan sin el discernimiento suficiente
en su grado de cultura política cómo evolucionan los modos en que la dominación
imperialista aguzó a su vigilancia sobre las sociedades.
Surgió de tal laberinto para de esa GNC el “gremio”
de los contratistas conectados -the networkers-, como vigilantes (en
realidad) vigilados.[11] La
norma del errante laboral deslocalizado bajo la tercerización que gestiona
ejércitos privados de ocupación, teams subversivos para el
aceleramiento de las revoluciones “naranja” con que desmantelar gobiernos
incómodos; de construcción, montaje y desmontaje de casi cualquier cosa; si hay
trabajo efectivo y solo por ese tiempo, sin representación legal. En las
cavilaciones de tecnócratas cubanos “de pasillo” los recursos humanos tañen a
herramienta ideal por despolitizable. Pero tercerizar significa que tareas como
la vigilancia sean realizadas por empresas u ONGs contratadas por otra que se
ahorra la inversión, debido a una perspectiva bidireccional: reducir los costos
y aumentar las ganancias evadiendo controles legales. Se arriesga la vida del
contratado en tareas peligrosas. Se busca el disciplinamiento desindicalizado
que neutralice reclamos para revertir a esa precariedad. Es la tercerización o
privatización “deslocalizada” de las guerras en la periferia del sistema,
conveniente a las élites auto-recluidas del capitalista colectivo. Desde
sus espacios la “pulcritud” volatiliza a los intrusos
discretamente eliminados por esa tercerización de su vigilancia.
La política angloestadounidense exacerba a través
de esa vigilancia las pugnas entre países “periféricos” con que apalancar la
insustentabilidad social; priorizando a los “proclives” a enfrentárseles.
Dicho apalancamiento es vital a su dominación y está blindado
por una destreza bélica que garantiza la venta de pertrechos de su complejo
militar industrial. Quienes bracean en la sopa de acrónimos del complejo de
la intelligence angloestadounidense dependen cada vez más
de nómadas sometidos a la rotación imprevisible de personal.
La demanda emergente de trabajo tercerizado en el laberinto de su vigilancia,
incluye a organismos como la USAID o la NED. Las estrategias de
asedio imperialista contra movimientos sociales incómodos, o personas
políticamente inconvenientes utilizan a dichos contratistas sometidos al
subempleo-errante, pero vigilado, a cambio de mejoras económico financieras, en
contextos bajo tensión material o política.
La cotidianidad está sometida a un laberinto de
vigilancia burguesa que eventualmente lleva el nombre del
empleado-errante lastimado que se pierda en él. Punible por
hijo de “nadie”, aspirante a prescindible que –desde la evocación incómoda de
Daniel Elsberg-, sea clasificado como Snowden, Manning –entre quienes se
sublevaron contra el sistema. Ese laberinto vigilante lo
terceriza todo. La adhesión al acopio parasitario impide el discernimiento
intelectivo; la autoestima personal y subjetiva en su sano juicio, están
sometidas. Pero la vigilancia vigilada destroza a dicho sometimiento cuando el
afectado (sobre todo si joven y en medio de las contradicciones del sistema
capitalista en crisis), tropieza con los genocidios, con los escándalos y el
cinismo que manipula a los individuos dentro del calendario capitalista, donde
las “leyes” contra la integridad de los seres humanos rebasan al colmo de los
crímenes silenciosos que la dominación burguesa, puede, tras disolver en el
terror todas las relaciones humanas, convertir en otro genocidio si la
resistencia contra ella cede. El laberinto de la vigilancia deviene en
angustia existencial –en ocasiones insoportable-, si se gana conciencia de que
la primera víctima es la libertad del tercerizado que vigila mientras es
vigilado.
El capitalismo intelije a su vigilancia del mundo
como un derecho parasitario sobre todo lo acopiable a convertir en capital.
Desde su médula en Wall Street leva anclas esa potencia social
autónoma en expansión. Bancos y banqueros se implican solo consigo
mismos. Al desregular y deslocalizar a la angloestadounidense germinó una economía
de casino precarizando al mercado global del trabajo, privatizando a
los fondos de pensiones. Criminalizando a las mayorías para salvar a los
bancos; el capital y su acopio parasitario fomentan a la vigilancia
imperialista. Mayúsculo aquelarre en la historia financiera paso casi
inadvertido hasta para los espacios a contracorriente del capitalismo de donde
un porciento no despreciable emigra ingenuamente hacia aquel Leviatán; hacia la
“victoria” del capitalismo que despolitiza al reajuste radical socialista del
modelo cubano actual, colimado por la plutocracia global para que lo “lógico”
sea salirse.
La operatividad de esa vigilancia disminuye el
compromiso de la plutocracia imperialista con una clase media que ve implotar
la frontera que la separa del trabajador -del obrero simple víctima de crisis
actual-, antes demarcadora entre esa plutocracia y los “revoltosos sociales”;
zócalo de una burocracia corporativista y multiuso. Se observa durante las
“revueltas de la clase media” en los últimos tiempos, que han recorrido el
mundo entero desde los Estados Unidos a Brasil y los países árabes. Egipto,
Túnez y Ucrania. Lemas democráticos fueron mezclados con demandas sociales
progresistas para las mayorías; en otras esos lemas se adulteraron por un
primitivo egoísmo de grupo convirtiendo a la retórica en cobijo para
esquemas claramente antidemocráticos, en dependencia de hacia donde se inclina
la balanza bajo el monitoreo de esa vigilancia que viabiliza “golpes blandos”.
La perspectiva de la clase media en la sociedad
actual es muy precaria en su grado de cultura política pertinente. Dependiendo
de la disminución capitalista en la inversión social oscila de izquierda a
derecha. En los países del “centro” capitalista es posible que las revueltas de
la clase media sean, no pocas veces progresistas. Donde mayor es la clase media
y más consciente es de su posición, como temporarios contratados, hay menos
espejismos en sus perspectivas. Más estrecha es en la periferia -y semiperiferia-,
donde tiende muy a menudo a ilusiones elitistas, a sentirse en riesgo no por
las reformas neoliberales, sino por las protestas populares que pueden
perjudicarla en el reparto preferencial de la riqueza. Bajo una autoestima que
sobrevalora sus propias capacidades responde a un cúmulo de ilusiones y mitos,
que cuanto más periférica es la economía de un país más ridículas son.
La vigilancia imperialista durante la GNC condena a la clase media de países
“periféricos” a una hiperkinesis chiflada; la batuquea hacia el acopio
parasitario de plusvalía en la polarización insoportable durante la
distribución de la riqueza deslastrada de la inversión social. Y sin esa
inversión la clase media es improbable. Los bancos capitalistas ya no la
“mantienen”, sino que la desfalcan hasta que reviente.
El meollo está en la propiedad de los medios de
producción. Se es un asalariado de cuyo sueldo el dueño saca su plusvalía que
John Bates Clark de un “libretazo” teórico dilucidó como ganancia.[12] Para algunos que creyeron haber
dejado atrás al proletariado y no ven la realidad, la crisis sirve para
devolverles su lugar en la pirámide social del capitalismo y su apropiación de
la plusvalía sobre el trabajo ajeno. Sin tal apropiación el sistema es
improbable. La clase media global está sobre-endeudada lejos de una mayor
concesión de créditos de los bancos comerciales; en el estatus de trabajador
simple. No sólo los insolventes han consumido más de lo que pueden pagar; los
bancos comerciales durante el aumento del coste financiero de capital y el
retroceso de la demanda en los mercados para sus productos, sufren una fuerte
caída de la tasa de beneficios.
Este laberinto de la vigilancia imperialista
busca al "sirio disidente" en el proceso cubano que active una
"revolución naranja" desde una ‘clase media’ al interior de la zona
bloqueada. Si una praxis sustentable de izquierda soporta al grado de
cultura política anticapitalista pertinente puede efectuar una rectificación
radical en la reproducción social, que deje atrás alguna noción de ‘clase
media’. Al capitalismo le urgen individuos (mejor si jóvenes) que se ciñan a su
esquema sin cuestionarlo, y no les irrite vigilar siendo vigilados; busca
afanosamente dentro de la zona bloqueada (Cuba).
Si se observan críticamente valores esenciales
dentro del actual modelo socialista cubano, toparemos con trazas de
esa vigilancia. Si el proceso deja de avanzar lo suficiente, tal noción de la
“clase media” girará abruptamente hacia la (ultra)derecha; incluyendo a quienes
no pertenezcan a ella pero aspiran a, o se “sueñan” insertos. Lo que es
aprovechado por ese laberinto para hacer que esa porción de la clase media y
quienes están por debajo de ella pero la sueñan, se extravíen hacia el
retroceso social y político. Cuántos middle-class integran las
protestas contra el grado de socialización “inconveniente” de sus países, a
cambio de migajas provenientes de las “sobras” que dosifica ese laberinto
vigilante imperialista. Y cuántos tienen conciencia de que tales
“sobras” les son arrebatadas, a través de la malversación y la corrupción a los
exiguos bolsillos de los ciudadanos de a pie en la centralidad capitalista; y
en ilegalidad antisocialista. La cultura política de la clase media deviene
reaccionaria y cierta izquierda a su servicio no solo desorienta y confunde;
además incentiva a los intereses políticos angloestadounidenses. La
deslocalización vigente no tiene previsto salvarla; sino consolidar al laberinto
vigilante echando mano a contratistas (sobre todo jóvenes), que a fin
de cuentas provienen de los restos de esa clase media en trance de desamparo.
Cada espacio social es acopiado por esa vigilancia
mediante seguimiento electrónico de pasaportes con identificación biogenética
que incorpora a un banco de datos centralizado en los Estados Unidos a
disposición de sus servicios migratorios. Snowden advirtió lo improbable de que
alguien nacido en el siglo XXI llegue a conocer, alguna vez, la vida privada.
El uso excesivo del teléfono celular arruina la privacidad. Y
le expedita su labor a esa vigilancia.[13] La
autoestima vejada en la ostentación es un muy codiciado valor social de cambio.
La crisis interna reflotó en Cuba al exhibicionista sin idea de que la pérdida
de la privacidad equivale a la de autoestima.
En La Habana quizás no pocos desconozcan que los
Estados Unidos tienen al mayor número de personas bajo ciber-vigilancia del
mundo. El desplazamiento de lo que serían las NTIC’s, desde el sector militar
hacia el espacio civil de un capitalismo neoliberal, es la deslocalización tercerizada
de esas funciones militares conque expandir a su vigilancia sin que los sujetos
se perciban vigilados. El término sociedad de la información o
del conocimiento es el soporte teórico de la tecnofilización cultural
por parte de la hegemonía imperialista. La gente “sobrante” tiene, a través del
consumismo, acceso a algunos avances tecnológicos monitoreados por temporarios
subordinados a empresas contratistas como ciber-rascabucheadores elegibles
en las periferias, decididos a insertarse en el funcionariado de esa
vigilancia. Hoy disponemos de analfabetos funcionales interceptables,
que ignoran la desaparición “accidental” de medios de transporte y personas en
un radio muy extenso y complicado en que está implicada esa vigilancia, que
soporta al poder político angloestadounidense y a la deslocalización de sus
contratistas tercerizados, y bases militares para la privatización de las
guerras que generan tragedias retenidas en las oficinas secretas de sus
agencias.[14]
Los Papers académicos abren el
marco futurista de un capitalismo tecnocrático como el más alto grado de
cultura posible, contra el ejercicio de un pensamiento conflictivo para el
sistema. La animadversión “indiferenciada” contra la violencia; el refugio en,
o el regreso acrítico a la fe religiosa, prefijan teleológicamente al futuro
burgués como predestinado. Se habla de una posible idoneidad cultural al
pasivamente vigilable. La academia angloestadounidense genera una
producción mercantil (de teoría) que se des-comercializa con rapidez. Hay una
interacción innegable entre el poder (político), la producción de conocimiento,
y el laberinto vigilante imperialista; en tanto, hegemonía. La
del conocimiento es producción cultural de poder político para la dominación.
La “fabricación” en cuerpos dóciles de intelecto sometido es
una necesidad de la dominación capitalista para el acopio incesante de
plusvalía rentista, y el control del medio donde trascurre la biodiversidad
existente. Por ahí se aproxima la noción imperialista de que sobra gente en el
mundo y el problema debe ser entregado a su racionalidad colonizadora. Aceptar
la existencia de personas que políticamente valen nada; el de los Estados
Unidos es un gobierno que produce y socializa una cultura política
profundamente anti-intelectual bajo vigilancia permanente. En tanto laberinto
vigilante que geste una ineficiente rectificación radical
socialista, ha instalado una despolitización que legitime al individualismo más
intolerante.
3. Observaciones sobre la operatividad del
laberinto de la vigilancia imperialista para un golpe “blando” desde la GNC.
Algunas observaciones acerca de “territorios” sobre
los que incide la vigilancia imperialista durante la preparación de un golpe
“blando” desde las normas de la GNC.
1) Existe una acumulación histórica que estructura la vida cotidiana. Y
es necesario aprenderla en su contexto histórico. Que cada una sepa de lo que
está hablando el otro. Es saber mutuo actualizando a una memoria común al
procesar información hacia conocimiento en contexto histórico determinado, o
para confirmar a ese conocimiento. Confirmar, actualizar información
hacia conocimiento en contexto histórico forma parte de la historia cultural. Cuando
dos o más personas dialogan existe una memoria común entre ellas, que comparten
y actualizan continuamente; aún si desde culturas diferentes. Sin esa memoria
común no hay acceso a una acumulación histórica. Los sistemas de enseñanza
transmiten procesos de aprendizaje intelectivo a fin de que se pueda discernir
la porción de esa enorme e inabarcable acumulación histórica vigente en ese
momento; de esa memoria en contexto histórico determinado.
Siendo la lengua o idioma, la base que sustenta a una cultura (o
sociedad), el dominio de ella, hablar bien o entender bien lo que se nos dice
más allá de una elemental alfabetización, tiene hoy en día una importancia
vital. La hegemonía angloestadounidense incluye, mediante su supremacía
codicial (la del inglés en su versión estadounidense como la lengua
globalizada) el control y manipulación sobre los idiomas y las culturas, que se
manifiesta en la propiedad transnacional sobre las redes para un modo de
procesamiento de la información sometido a su hegemonía para dominar
acumulaciones porque la angloestadounidense no es la Cultura del mundo; como
pretende. La semiosis que sostenga a una hegemonía como la suya, estará
obligada a devenir sistémica, mediante relaciones de dominio que incluyan solo
a quienes hagan la norma del canon. El resto se subordina a esa reproducción.
La tensión cultural en las crisis capitalistas refuerza a esa dominación
sistémica, para deshistorizar al poder hegemónico. Lo que se intercambia en esa
tensión debe inferirse “eterno”, que existirá siempre. Limitar su análisis
crítico a procesos dentro de la cultura masiva o cultura de masas, mueve a una
despolitización pasiva lo que tal hegemonía promotora de la cultura capitalista
a escala global nos impone, por un lado; y a una paupérrima perspectiva teórica
analítica que mutile a la equidad por el otro. Al deshistorizar a cualquier
acumulación, hacia la reiteración de un presentismo amnésico, al presente; los
ideólogos de las clases dominantes inducen a no mirar hacia atrás. Sin
historia, detrás quedaría el vacío, el desierto helado de la desmemoria. Este
horror cotidiano se volvería eterno.
2. La implicación del tiempo a despolitizar en la cotidianidad “global”
durante la operatividad de laberinto de la vigilancia imperialista en la GNC se
va convirtiendo en un asunto tan complejo como pretendidamente ignorado.
Quiñones[15]
analiza tres aspectos en ese sentido: la preocupación y el trabajo abstracto,
la política capitalista del tiempo: rotación y acumulación del capital; y la
subversión de la historia. Curiosamente su punto de vista desemboca en la
despolitización (política) con que deshistoriza el capitalismo a la
autonomización de esa potencia social autónoma de capital citada desde
Chesnais. Señala al problema del tiempo en la concreción de la actividad
práctica del ser humano para su sobrevivencia, haciendo hincapié en las
condiciones actuales de existencia; que caracteriza como la generalización del
régimen de trabajo abstracto, cuyo clímax se alcanza históricamente con el
capitalismo como modo de producción hegemónico a escala planetaria. La
preocupación y el trabajo abstracto, aparecen motivadas por la actividad
práctico-utilitaria del ser humano, durante el enfrentamiento real del sujeto
con el mundo. Entre la preocupación y la actividad práctica existe una doble
determinación, pues aquella supone la razón sobre el cual es realizada,
mientras que ésta condiciona a la preocupación como condición histórica.
Tal relación atraviesa toda la historia y se mantiene hasta hoy. Dicha
preocupación aparece cuando el ser humano se ve abocado a una lucha de
sobrevivencia que debe prolongarse más allá de su momento presente; por el
futuro, no puede hablarse de la preocupación como sólo un estado emocional, ni
como un estado intelectivo aislado, es un eje a través, como parte esencial de
la vida humana en su fase histórica. Son las condiciones del desenvolvimiento
humano las que decretan el surgimiento de la preocupación en la vida misma,
cuando el sujeto carece de las posibilidades para garantizar el mantenimiento
de su vida en el presente y su prolongación en el futuro, lo remite a la
insuficiencia material en el marco de un desarrollo incipiente de las fuerzas productivas
durante las condiciones del régimen del trabajo enajenado en la sustitución del
trabajo concreto por el trabajo abstracto. Tal generalización del trabajo
abstracto es característica de los sistemas de producción cuya vocación
mercantil y cuyo grado de división social del trabajo han eliminado las
posibilidades de sobrevivencia del individuo sino es a través de la
constitución de los productos de su trabajo como valores o mejor, en la
constitución de su fuerza de trabajo como mercancía.
Es una característica de la vida humana civilizada que opera
trans-históricamente pero como una norma cosificadora de la actividad humana
que determina la inclusión del tiempo en la actividad del ser humano como
presupuesto práctico del presente en sus posibilidades de proyección hacia el
futuro; expresa la situación enajenada del sujeto, la preocupación tuerce la
actividad cotidiana y la proyección futura hacia un vaciamiento del momento
presente y una pre-ocupación del mañana que le cercena al sujeto las posibilidades
de realizarse en el presente y, más aún, de construir su futuro en y desde el
momento presente. La transformación liberadora del mundo se pospone
indefinidamente bajo el peso de la pre-ocupación, el transcurrir del tiempo en
tanto vivencia del sujeto se vuelve un eterno presente que opera homogeneizando
el presente y el futuro. La historia no existe porque es anestesiada desde la
dominación cuando trabajo como ente creador del sujeto humano se vuelve una
actividad enajenante, negando así el carácter realizador del trabajo como
fuente de ideación y construcción efectiva del futuro. La amnesia histórica que
propone (impone) la hegemonía imperialista. pre-ocupación del futuro anula el
peso de la historia pasada en la constitución presente del sujeto. El pasado es
negado como peso muerto para la garantía de la vida en un presente continuo que
se prolonga hasta el mañana. Y se niega no sólo la ontogénesis del ser humano
como ser práxico e histórico, a su vez la personalidad del sujeto en las
pulsiones originarias cuya represión determina el origen del desenvolvimiento
civilizatorio. La generalización de condiciones de vida de carácter capitalista
a nivel mundial, impone la generalización de un modo de reproducción de la vida
material cuya base es el régimen de trabajo abstracto; no como un hecho aislado
sino como una condición sistémica. Se establece una correspondencia entre el
régimen de trabajo abstracto y las dinámicas sociales y políticas. De ahí que
la forma en que el régimen del trabajo abstracto incide en la determinación de
la vivencia del tiempo es un ejercicio del poder que coadyuva a la dominación
del ser humano.
El condicionamiento capitalista de la percepción y vivencia del tiempo
es, por tanto, una política capitalista del tiempo. En el marco de relaciones
sociales de carácter capitalista, la medida social del tiempo se determina por
el ciclo de rotación del capital. Tal “ciclo está constituido a grandes rasgos
por tres momentos: a) la existencia del capital como dinero, aun cuando el
dinero en sí mismo sólo actualice su carácter de capital en una relación de
intercambio que le permita valorizarse; b) la metamorfosis del dinero, cuyo
sustituto es la masa de la producción como valores de uso que encarnan valores
y no sólo utilidades; y, c) la metamorfosis de la producción en tanto que
mercancías en su equivalente general que es el dinero. El ciclo comienza y
termina en una forma determinada del valor, pudiendo ser ésta la forma
mercancía o la forma dinero; pero en el plano de la producción capitalista lo
realmente sustantivo es que sea predominante la forma dinero pues permite, en
tanto que equivalente general, la perdurabilidad del proceso de acumulación”[16]de esa potencia social autónoma a la que
se refería Chesnais; lo esencial es el aumento polarizado del acopio dinerario
rentista en dirección contraria a la inversión social. La historia constituida
sobre los cimientos del trabajo enajenado y, por tanto, de la preocupación como
principio regulador de la percepción subjetiva del tiempo, está en contra de la
humanización misma del ser humano.
3. La deslocalización del calendario imperialista –erigido sobre el
trabajo enajenado-, a través de los mercados financieros colisiona contra la
Naturaleza, sus equilibrios y transformaciones cíclicas, durante el acopio de
plusvalía parasitaria que impone una linealidad homogénea, desde la economía
neoclásica. Su flujo mediante redes digitales atraviesa las culturas destruyéndolas;
revoca distancias estacionales para que el tiempo, secuestrado, las ignore.
Crea una nocturnidad ficticia en la “eternidad” global desde un consumismo
incoercible –la noche y la madrugada alumbradas, “soleadas” con energía
artificial, interminables para el consumo y diversión deslocalizados; incluso
en La Habana, capital de un país socialista bloqueado hace más de medio siglo,
durante la etapa más ardua de la crisis y la reforma de los 90 del siglo
veinte; cuya provisión al turismo internacional coincidió con la entrada al
país de los primeros avances tecnológicos en la NTIC’s. La rentabilidad a corto
plazo evade las necesidades de las personas secuestradas por la economía
neoclásica, durante esa nocturnidad ficticia comunicativamente estresada y huérfana
de relaciones duraderas; acelerando su reajuste al ritmo de una plutocracia
“glocal”.
Después del 15 de agosto de 1971 habría que añadir que el dólar
angloestadounidense es un crédito basado solo en sí mismo y que no refleja nada
más que a sí mismo. Todo el capital acumulable posible del mundo es semantizado
en dólares angloestadounidenses, las monedas nacionales equivalen a cifras
dilucidadas en dólares ídem. Lo que se discierne en acumulación de capital
tiene que ser significado en esa moneda; la ironía está en que al dejar de ser
un “patrón de medida”,divorciado ya de su equivalencia en oro, no es más que un
trozo de papel “timbrado”, una “promesa” financiera, que subraya y expande al
proceso de deshistorización del poder angloestadounidense. Tras la
deslocalización acelerada de su estructura productiva hacia los 70 del siglo
veinte. Las estrategias de su GNC pisan cada vez más fuerte sobre los espacios
“periféricos” en su geo-estrategia; en la alienación de los “vencidos” siempre
colimados por esa vigilancia imperialista que instituye a: “una producción
de relaciones como resultado de la victoria en la confrontación. Un punto de
alcance de una nueva etapa en el proceso posterior al triunfo [del
dominador imperialista], o sea: la construcción de un dominio estable.
En otras palabras: la paz, momento estratégico de la confrontación y al mismo
tiempo resultado de la victoria previa en el enfrentamiento. Si la derrota es
tal que no se visualiza en el campo de los «observables» ninguna posibilidad de
revertirla, los sujetos sociales dominados y vencidos empiezan a otorgar
consenso al vencedor y a «olvidar» el turbio origen de la paz,
autorrepresentándose imaginariamente la situación posvictoria como una relación
eterna, sin origen y sin futuro. Deshistorizar el ejercicio del poder, he ahí
la clave para su reproducción [imperialista].” [17]
4. Se define como “psicología de la escasez” a la incertidumbre por
insustentabilidad material[18];
que no se enfrenta con “abundancia” burguesa, sino con la búsqueda de eficacia
económica y cultural éticamente asentada sobre otro modo de producción superior
cualitativamente al capitalista. Una abundancia no cuantitativa ni propiedad de
una clase minoritaria, sino cualitativa y pública, disfrutada por la sociedad
en su conjunto. Desde esta perspectiva, una “sociedad de la abundancia” no
produciría violencia, injusticia social, ni personalidades envidiosas y
frustradas que malviven en una “sociedad de la escasez”. Un “golpe blando”
imperialista borraría toda suficiencia económica del horizonte político y
social cubano. De no existir una prueba fehaciente de voluntad política
angloestadounidense,[19] el
bloqueo contra la isla intentará eternizar hasta el genoecocidio a
la “sociedad de la escasez” durante la interacción, del lado de adentro de ese
bloqueo, entre pasado y presente en busca de futuro posible.
5. El facilismo[20] que
aún padecemos actualizó al sentido común legado por el colonialismo; hoy
agravado por las fantasías burguesas de una bonanza artificial de libertad en
una profunda desigualdad que degrada las relaciones sociales, genera
individualismo para competir con los otros y las otras en la cacería de
recursos materiales y simbólicos. Corroe al sentido de comunidad y de lo
colectivo secluyéndolo en lo individual. Complica su anclaje
en las emociones colectivas dentro de cada cultura, vinculándolas con
aspiraciones y expectativas que sugieran la solución de necesidades y carencias
sin mover un dedo; para que otros las resuelvan. Destruye las bases que
contribuyan a salir del modelo socialista inservible. Impide el activismo
consciente y autónomo en la toma de decisiones individuales y colectivas con
que superar el estado de cosas heredado. Y estimula a un diálogo interno de
consenso y fraternidad sin soberanía; invisibilizando a la explotación.
La responsabilidad –individual-, en el ejercicio
del grado pertinente de cultura política socialista equivale al de cultura
general, al empoderamiento del pueblo políticamente organizado que la teoría y
la praxis política del PCC y el gobierno revolucionario sean capaces de
alcanzar antes y durante las tensiones dentro de, y posterior al
desmantelamiento de ese bloqueo, por la sustentabilidad económica; donde los
resultados de investigación en las ciencias sociales tienen un rol
importantísimo[21] para
evitar un patinazo en la mancha de la subversión política angloestadounidense y
sus órganos de intelligentsia .
El de una masa taciturna y apolítica extraditada
hacia el lado de afuera del “embargo”, pero absorta en su disputa
individualista por la supervivencia cotidiana de ser más o menos pobres los
unos contra los otros, al margen de los asuntos y problemas sociales, es el
sueño del Estado Profundo angloestadounidense para el cual
los asesinatos[22] son
aún el gran “enigma”; el presidente John F. Kennedy (considerado un golpe
blando) y su hermano Robert, ex secretario de justicia –así como la enorme
estela de testigos sospechosamente ultimados-, ambos, miembros con pedigrí de
la aristocracia angloestadounidense, nos recuerda que las muertes de Martin
Luther King y Malcolm X gestaron, desde la temprana operatividad del hoy
denominado Estado Profundo, la determinación de eliminar a
cualquiera sin tener en cuenta quién es ni la importancia de sus funciones, en
beneficio de sus intereses. Cada uno de estos eventos pudiera considerarse como
un “golpe blando” imperialista dentro del mismo núcleo de su hegemonía.
Para Gennady Zyuganov está lejos de ser una
coincidencia que seis líderes de izquierda latinoamericana y caribeña
contrajeran cáncer aproximadamente en la misma época. ¿Yasser Arafat? Fidel
Castro mal colimado por cientos de intentos de asesinato biológico por parte de
la CIA, le reconvino a Chávez “cuídate Hugo. Esta gente (los norteamericanos)
ha desarrollado la tecnología. Tienes que tener mucho cuidado” [23] (lo de Chávez y el arma que lo
mató).
La rectificación radical socialista exige una
ética. La decencia de los individuos es decisiva ante la molicie intelectiva
que impida pensar críticamente el modelo socialista posible.[24]
La ‘clase media’ residual cubana está compuesta, en
proporción no deseable, por auto-retirados del compromiso político de
izquierdas que culpan a los procesos para el cambio anticapitalista de
“impuros”. [25]
Tras 55 años de hegemonía revolucionaria, es vital
la reactualización política. Una ventaja trágica está en que aún la población
que vivió las últimas cuatro décadas incorporada al sistema resulta mayoría;
consuelo insuficiente en tanto envejece. La unidad del país en su diversidad
descansaría, entonces en esos tres miedos “…a perder la soberanía nacional;
miedo a perder las conquistas de la revolución; y miedo al capitalismo que
visiblemente nos tocaría” que sería además de desconocido, mucho más
cruento que el que vivieron hasta 1959 el país y su actual dirigencia histórica.
¡VENCEREMOS!
*Abogado
con Patria
http://planetaenpeligro.blogspot.com/2017/03/del-laberinto-vigilante-al-golpe-blando.html
Por
favor ayude a difundir este blog para enfrentar a la matriz
des-informadora de la derecha. Dale me gusta al blog
Twitter: @javiermonagasm
Face:
javiermonagasm
No hay comentarios:
Publicar un comentario