jueves, 31 de enero de 2013

La oligarquía, el gobierno colombiano, las FARC, el ELN y la práctica absurda del imperio ¡yo si puedo tu no!


Javier del valle Monagas Maita

     Estado de beligerancia: Se denomina beligerancia a la participación contendiente dentro de un conflicto determinado, o a dar la suficiente importancia a alguien como para acceder o reconocer contender con él. Generalmente es un concepto usado en el Derecho internacional público para designar a la nación o sujeto político que está en guerra, o en política a los participantes más visibles en algún conflicto social. – wikipedia –
 RAE: 1. adj. Dicho de una nación, de una potencia, etc.: Que están en guerra. U. t. c. s. U. m. en pl.  
     Según comprendo: Para que exista beligerancia, es necesario que existan dos o más partes en conflicto, que se reconozcan mutuamente como fuerzas opuestas en una guerra, batalla o confrontación. Es más, por razones de conveniencias políticas e intereses de clase. Que una parte, tenga que lidiar por la vía armada y política, a sabiendas que la contra parte controla y gobierna en una porción de territorio en disputa militarmente. Así pretenda desconocer el estado de beligerancia. Pero si existen combates y una presencia reconocida de la contra parte en territorios y fortaleza militar. Es imposible desconocer ese estado de beligerancia.  Lo que concede automáticamente el derecho tomar prisioneros de guerra a ambas partes, no a una sola.
     En Colombia existe una guerra con implicaciones sociales, económicas y políticas.  Por un lado hay una oligarquía empoderada del aparato estatal, que controla también el poder económico y utiliza la represión, el sometimiento, la fuerza militar, policial, paramilitar y del vicio. Para perpetuarse en el poder, negando educación, salud, vivienda, empleos dignos, tierras para la siembra y desconociendo otros derechos humanos básicos deliberadamente, para mantener a las mayorías populares viviendo en precariedad y marginalidad
     Es por esas injusticias sociales, políticas y económicas que en Colombia existe una guerra desde hace mucho más de cien años.  No es cierto que esa guerra empezó con el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán.  Pues desde antes,  ya se venia combatiendo entre pueblo y oligarquía.  El descarado asesinato del líder Gaitán, lo que hizo fue agudizar aun más las diferencias de clases en la sociedad colombiana y la comprensión de los dirigentes y cuadros políticos populares, de que no era posible vivir en una nación donde el terrorismo de estado servía de palanca de apoyo a la élite sanguinaria gobernante, que con el uso del poder y las leyes parcializadas, impusieron una dictadura que permanece hasta los días presentes.
      En lo referente al proceso de paz, que fue forzado y buscado responsablemente por las fuerzas del ejercito popular guerrillero, en procura de evitar males mayores a la población. El gobierno colombiano, aunque  procede a sentarse a negociar y a aparentar  que desea la paz en Colombia, utiliza practicas desleales y deshonestas. Por un lado niega la posibilidad de un cese al fuego bilateral,  mientas negocia. Ataca y usa los aparatos tecnológicos  que le facilita el imperio yanqui sionista, para rastrear y ubicar a los mandos de la FARC,  que obligatoriamente deben comunicarse y coordinar las propuestas, contra propuestas de las negociaciones en Cuba.  Aplicando cobardemente operativos para obtener ventajas militares.  Irrespetando y desconociendo suspensión unilateral de actividades militares  propuestas por las FARC,
     El gobierno y la oligarquía colombiana, no aceptan que las FARC tomen prisioneros de guerra a efectivos militares y parapoliciales.  Mientras éllos, asesinan a tropas y vanguardias de la guerrilla, mantienen prisioneros de guerras, a guerrilleros,  en situación de precariedad, desconociendo sus derechos humanos elementales y hasta los acuerdos internacionales respecto a los prisioneros de guerra.  Inventándoles falsos expedientes civiles. Deportándolos  bajo cargos falsos a USA. Montando cacerías de brujas contra el pueblo inocente, acusándolos de colaborar con la guerrilla. Despojándolos de sus tierras, siembras y espacios de vida rural y citadinos, para que los poderosos y  altos jefes militares las tomen para si.  Empujando a ese pueblo desplazado a engrosar los cinturones de miseria alrededor de las grandes ciudades, a la vez que los corrompen y destruyen con drogas y prostitución, usando como apoyo a la televisión de la oligarquía, sus radios, prensas escritas, etc.  Fue así,  como Álvaro Uribe Velez, entre otros oligarcas.  Su familia, sus allegados políticos y narcotraficantes, se apoderaron de millones de Hectáreas de tierras que eran del pueblo. Dejando tras de si y, gracias al narco paramilitarismo.  Cientos y cientos de cementerios clandestinos  de pobres y campesinos, y hasta inventando “los falso positivos”. Una de las obras macabras más representativas del poder corrupto y criminal de la oligarquía colombiana, amparada por el narco, Sion - imperio yanqui.
      Cuando hay beligerancia, ninguna de las partes implicadas en negociaciones, puede imponer condiciones especiales para un bando, en detrimento del otro. Si de verdad quieren la paz para Colombia. El gobierno oligárquico colombiano, debe partir de igualdades  mutuas en todo sentido.   Aceptar una tregua militar si se quiere hasta vigilada por países neutrales  que de verdad pongan empeño en la paz y no en la guerra. Países que no tengan intereses con la oligarquía ni con la guerrilla, liberar  según acuerdo de las partes. A sus respectivos prisioneros de guerra, reconocer a los contrarios sin ambigüedades y aceptar reconstituir las podridas y amañadas estructuras del estado, controlado por una clase política, social y económica egoísta y avara.  Solo asi habrá paz. Lo demás es ilusión.
Facebook: Javier Monagas Maita
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