Javier Del Valle Monagas Maita
Venezuela vive hoy un
acecho bestial. En nuestras fronteras desde
ambos lados de las mismas, se reciben concentrados esfuerzos enemigos que
persiguen la demolición de un gobierno que estorba al crimen organizado
dominante en el Sion imperio. No son
cuentos ni exageraciones. Todas las
estrategias de formas. Propagandísticas, de inteligencia, terroristas,
económicas, alimenticias, sicológicas y engañosas y denigradoras de la real
realidad que es sustituida intencionalmente por otra realidad virtual y que
hace aparecer a Venezuela ante el mundo como una caricatura de nación al margen
de todo vestigio de civilización social y humanitaria. Siendo en verdad todo lo
opuesto, pues en Venezuela se duerme, se levanta, come, canta, ríe, llora,
baila, se ama, se defeca, se estudia, se hace deporte, se ve televisión, se oye
radio, se lee prensa y libros de calidad literaria con plena y exagerada
libertad y garantía del libre albedrio.
Mi país,
es receptor de todos los experimentos malignos y sanguinarios triunfantes o
aplicados en guerras contra Chile, Brasil, Libia, Irak. Afganistán, Siria,
Colombia, Guatemala, Honduras, Panamá, Salvador, Nicaragua, Cuba, Granada,
Argentina, Uruguay, Paraguay, Irán, y un largo etcétera. Por parte de los mafiosos de crimen organizado que controlan a
estados Unidos, Israel y gran parte de Europa.
Nuestra virtud como pueblo y como sociedad,
es que nuestros genes llevan intrínseca en su conformación, la llama ardiente
de la libertad, la soberanía, la autoestima y el ánimo de los guerreros que nos
legaron nuestra independencia y honor de ser un ejército popular de liberación. Que traspasó fronteras para dar ese don
sagrado a otras naciones. Todas esas virtudes, sumadas a las fortunas de ser una nación cuna de hombres
tan dignos, grandes y generosos, entre otros como: Simón Bolívar, Sebastián
Francisco de Miranda, Simón Rodríguez, Hugo Chávez… son estos antecedentes los
que se imponen para enfrentar a esa amenaza tan terrible y que ha demolido a
otros pueblos en el pasado y el presente. Pero que se estrella contra nuestra
herencia de gloria patria.
Sin
animo de adulancia, ni de exageración.
De no ser por el temple y la capacidad de navegar en la tormenta que Nicolás
Maduro ha demostrado, las consecuencias del ataque contra nuestra nación fueran
más dolorosas. Afortunadamente, Chávez como siempre, atinó en designar a su sucesor. Muchas horas de análisis, de balance, auto
preguntas y respuestas ha debido tener el noble
hijo de Sabaneta de Barinas para concluir con la designación de Maduro
para esos tiempos difíciles que previó en su días de agonía final.
No fueron
palabras vanas, ni improvisadas. Se
puede ver y palpar el inmenso sentimiento de Hugo Chávez en aquella memorable
alocución a Venezuela y al mundo ese 8 de Diciembre del 2012 en la noche.
El
enemigo mafioso del crimen organizado
sionista, y sus perros serviles de la oligarquía interna, creyeron que
asesinando a Chávez; el mandado ya
estaba hecho. Nuevamente subestimaron la capacidad y la inteligencia del
comandante glorioso y de su pupilo Nicolás Maduro y la grandeza del pueblo
venezolano. Como ya lo han dicho muchos. Contra Maduro y contra el pueblo
Chavista, se volcaron todas las baterías de ataque a la misma vez y
masivamente. Pero el blindaje de gloria de nuestra herencia, nos da la
protección moral, ética y de lucha, suficiente para resistir. Es cierto, han
hecho daño. Pero como dijera el cantor del pueblo Ali Primera. “Somos como
cuero seco. Si nos pisan por un lado, por el otro nos levantamos”. Amen de
eso.la experiencia grotesca vivida durante el golpe de estado del 2002- 2003,
nos templó el acero de la virtud y
rechazamos el yugo nuevamente de la oligarquía sirvienta del crimen organizado
Sion yanqui. Tal como reza nuestro himno patrio “Gloria al bravo pueblo…”
No
perderemos la batalla. Si aguantamos las anteriores arremetidas, sin tener
la experiencia de la confrontación previa del 2002-2003, y hoy si la acusamos. Eso
implica mayor fortaleza. Si ayer desde un barrio humilde y de la voz de una
noble mujer y madre venezolana, le sembraron en el corazón de Chávez soplos de
valor y grandeza con aquellas celebres y sabias palabras: “Ven para acá
muchacho. Mira he quemado las patas de mi mesa de comer y de mi cama, para
cocinar los alimentos Pero si tengo que
quemar todo lo haré ¡Pero carajo muchacho, no te rindas, no
renuncies!” con semejante ejemplo de dignidad popular ¿Creen estos genocidas,
que ahora este pueblo y, su presidente les entregaremos la patria?
¡Váyanse al carajo!” traigan todo lo que tienen, que nosotros
les daremos lo que merecen. Solo eso.
CON JUSTICIA Y CONCIENCIA ¡VENCEREMOS!
*Abogado
con Patria
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Me permití publicarlo en mi Blogs: victorianoysocialist.blogspot.com
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