domingo, 27 de marzo de 2011

Palo po’ el lomo y el lomo hinchao

Javier Monagas Maita
¿Que es lo que impide que los pueblos no asimilemos las experiencias vividas, y volvamos una y mil veces a caer en situaciones semejantes? Son muchas las agresiones que el imperio yanqui ha cometido en nuestra región latino sur caribeña, y en el resto del mundo, más sin embargo nos quedamos en la critica ligera y en la irresponsable inacción que nos deja indefensos y a disposición de cuando el maldito yanqui le de la gana de meter nuevamente sus narices y sucias botas, en nuestro terruño y en nuestros asuntos internos.
Primeramente, aceptamos a calladitas o abiertamente la tesis de que somos el patio trasero de esas mavitas ladronas. En este aspecto ofendemos la memoria de Simón Bolívar; jamás el Libertador aceptó y reconoció predominio y autoridad sobre nuestra patria. En su claridad mental, si previó el peligro que representaba la apetencia de esa malaya nación para la región, de allí su preocupación por establecer una unión regional de naciones con capacidad defensiva y de disuasión ante el futuro enemigo. Esa fue la razón de la convocatoria del “Congreso Anfictiónico de Panamá”.
Desde los inicios mismos de la independencia armada de esta región, el naciente imperio del mal norteño, sembró cizaña y división en nuestras mentes. Se dedicaron a pescar mentes podridas que con su corta visión solo vieron conveniencias en sus intereses particulares, mismos que era y es barato mantener, comparado con el beneficio que la división y el subsecuente saqueo les produce. Pero han pasado los siglos, que no años, repito siglos, que nos presentaron una y otra vez la ejecución y sometimiento por la fuerza de los intentos de liberación que una pequeña región o país aislado intentaba. El resultado siempre fue y es el mismo, una fuerza superior lo ocupa y, entierra los sueños y los cuerpos de los atrevidos, se somete a la nación a un régimen más duro de colonialismo y se le obliga a pagar mayores tributos. El epilogo es en definitiva una lección de horror y el ejemplo vivo de lo que espera a quienes pretendan romper las cadenas de dominación.
No voy a nombrar aquí la cantidad de veces que el imperio ha incursionado con sus armas y sus tropas malditas en nuestra América latino sur caribeña, pero si voy a decir que no hemos aprendido la lección. Después de cada ocupación con su respectiva carnicería humana, siguen críticas, comentarios, manifestaciones y ratones morales que nos quedan por la poca capacidad de integración o unión para la defensa mutua. Nos tienen tan dominados, que aun aquellos que creemos ser independientes, tenemos temor de actuar en consecuencia, le seguimos suministrando combustible para que el imperio mueva sus maquinas de guerra, le entregamos las materias primas a costos irrisorios y luego les compramos las baratijas que fabrican con nuestros recursos, les permitimos que cometan injerencias en nuestras asuntos nacionales, hasta los denunciamos públicamente, pero les permitimos que sus embajadas sean un centro activo las 24 horas del día. ¿Cómo carajo queremos ser independientes de un centro de poder y a la vez les compramos sus basuras y sus instrumentos de dominación sicológica y material? Por que no se hace lo mismo que se hizo con las armas para la defensa, que se les compró a otro surtidor y listo. Por que permitimos que sus películas y canales de televisión que están diseñados en todos los aspectos para someternos sicológicamente, sigan difundiéndose en Venezuela y haciendo el daño respectivo. ¿Por qué somos tan permeables a las criticas absurdas de anti democráticos? Si la mayoría decidimos una forma de organización política y social, no nos debe importar un carajo lo que piensen o sientan las mentes podridas del sistema capitalista sionista mundial y su sistema propagandístico.
Si adoptamos en mayoría una forma de país, debemos prepararnos todos militarmente para enfrentar las agresiones externas e internas. No es un error apoyar las guerrillas en otros países, esa es la única forma en la cual los pueblos podemos unirnos, las burocracias, las desconfianzas, los intereses egoístas, las ambiciones particulares y los chauvinismos no permitirán como no lo han permitido, que conformemos un gran ejército latinoamericano.
Hasta cuando vamos a seguir de espectadores cuando las tropas malditas sionistas yanquis se les antojan ocupar una nación de nuestro continente y lo dejamos solos en cambio entre ellos (las elites oligarcas) se apoyan mutuamente. Verán el ejemplo de Cuba. De no haber sido por la unidad de su pueblo y por el apoyo aislado de algunos sectores populares, no habría sobrevivido a los ataques del sionismo judío yanqui. En cambio miremos a Colombia, veamos como masacran a su pueblo, lo despojan de sus tierras, de su derecho a la vida, lo expulsan de su nación, lo obligan a vivir en cinturones de miseria y los demás pueblos solo miramos y callamos, unos pocos menos, rebelamos, pero no somos minoría y, a la vez enemigos de los gobiernos (con pocas excepciones) de nuestros países, que al final también son cómplices de su propia destrucción.
Si Vietnam y Cuba nos enseñan el camino ¿Por qué seguimos dispersos y debilitados? Es increíble que a pesar de haber coincidencia en muchos aspectos, entre Argentina (que ya probó el dolor de la traición y la masacre en las Malvinas), Brasil, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Paraguay, Uruguay, Granada, Cuba, no conformamos un gran ejercito regional con rasgos de milicia popular, sin despreciar a los ejércitos regulares que primariamente estarán sometidos al gran ejercito popular, para luego diluirse en un gran ejercito supranacional, sin desprecio del espíritu profesional de algunos y el de voluntarios de la mayoría. Si queremos libertad e independencia, debemos estructurarnos en organizaciones colectivas bien coordinadas para la defensa de esa libertad y esa independencia, pero también debemos ser creativos en lo tecnológico, lo agrícola y lo profesional. De esa manera, se construyen las grandes naciones. Esto que planteo no es un sueño ni una utopía: es la única vía para ser naciones y pueblos libres.
Una milicia popular es una forma de organización que serviría hasta para controlar y combatir la delincuencia y sus implicaciones (de la que tanto se vale el imperio para hacer sus sucios negocios), la generación de fuentes de ocupación laboral y la promoción de la paz colectiva.
javiermonagasmaita@yahoo.es javierdelvallemonagas@gmail.com
www.planetaenpeligro.blogspot.com / lo que será

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