jueves, 22 de marzo de 2012

Pensando con el corazón


Javier Del Valle Monagas Maita (*)
Es indudable que el ser humano es el animal con mayor capacidad creativa e ingenio en la naturaleza. Pero no se puede decir que es el más inteligente. Si tomamos como valedera la tesis de que la inteligencia impulsa al ser vivo a conservarse, a mantener las condiciones naturales favorables a su propia existencia. Mal podríamos calificarnos entonces, como inteligentes
Todos los animales tenemos algo llamado instinto de conservación, pero tristemente el único que lo obvia y lo limita a una fase secundaria somos los humanos. No se conoce hasta ahora ninguna otra especie, que atente contra si misma. Para nosotros lo más trascendente es la ambición, el egoísmo, la vanidad la jactancia. Por esas enfermedades es que el mundo convulsiona en guerras permanentes en las cuales unos nos defendemos de otros que estúpidamente quieren imponer sus razonamientos ¿se podrá llamar eso razonamiento? Para galopar en privilegios y abundancias excesivamente groseras. Los que se creen poseedores de riquezas y poder, son en realidad poseídos por cosas impensantes, inanimadas e insensibles. Pero para poseer más, arrebatan todo, incluyendo la vida.
El ser humano ha desarrollado técnicas y adelantos científicos, que bien utilizados, acabarían con todas las penurias, hambres y miserias de la especie. Pero obcecadamente, ese conocimiento se dirige aniquilar al planeta, a sus hermanos de especie, a la flora, la fauna, para convertir esa destrucción en riquezas, en mayor abundancia, en poder. Contrariamente, el conocimiento científico es utilizado de una forma obcecada para generar nuevas y más mortíferas enfermedades, armas destructivas, con las cuales se bombardean a naciones enteras, provocando mortandades horribles.
A pesar que todos poseemos los mismos órganos y compartimos cromosomas idénticos, algunos locos enfermos, por que tienen un color de piel blanca, se creen mejores. Se crearon un dios, una religión, de la cual dicen es buena. Pero la imponen a sangre y fuego, irrespetando el libre albedrio que la madre naturaleza dio a la especie. Es de esa manera que hipócritamente en nombre de la libertad, encarcelan; del amor, odian; de la vida, matan; de la salud, enferman; de la democracia , imponen dictaduras; de la independencia, invaden. Para vender medicinas, provocan enfermedades endémicas.
Si todos los logros técnicos – científicos, se pusieran (como debería ser) al servicio de la humanidad, no existieran guerras, ni pobreza, ni enfermedades, ni desgracias. La ceguera es tal, que esos que se dicen ricos, después de tanta maldad para obtener un montón de chatarras inútiles. Cuando mueren no les sirven de nada. Solo dejan tras de si, muerte, dolor, rabia y rencor. Un verdadero capital indeseable
¿De que les ha valido a los poderosos dueños de transnacionales Sion –yanqui, a esos glotones egoístas, los millones de muertos provocados en sus guerras de colonialismo, las dantescas escenas de dolor y sufrimiento? ¿Qué le ha aportado a la humanidad los millones y millones de seres que mueren de inanición por hambre y sed, producto de la gula de esos millonarios? ¿Qué beneficio traen al mundo las guerras religiosas? ¿Puede existir realmente un Dios que mira las desgracias de esa gran cantidad espantosa de gente muriendo de mengua y dolor, por culpa de unos pocos avaros, que utilizan el ingenio y el conocimiento científico para matar más y mas y mas personas cada día? Coño me perdonan, pero de existir semejante ser, ha de ser un grandísimo desgraciado, inmoral y cómplice de toda esa barbarie. Es más, si es cierto como dicen que todo lo sabe, todo lo ve, entonces sabe que en su nombre se asesina, se tortura, se encarcela, se despoja a los pobres, a los indígenas, a los pueblos de sus territorios, de sus viviendas, de sus pertenencias. En su nombre se les prohíbe a esos seres, que se rebelen contra la maldad. En su nombre toda acción de justicia está sentenciada a pagarse en un maldito lugar llamado infierno. En su nombre las religiones castran y cercenan las iniciativas de liberación. Mientras los asesinos matan indiscriminadamente, los sacerdotes van perdonándoles sus pecados a cambio de limosnas y otros favores. Los templos están diseñados y justificados para que los ricos ocupen lugares privilegiados, mientras al pueblo se le discrimina. Descaradamente, los que buscan consuelo en esos lugares se les conmina a pagar el 10% de lo poco que consiguen. Y se les aconseja que sean dóciles, borregos, que cada vez que le golpeen, pongan las mejillas, luego la espalda y después las nalgas. El único consuelo y esperanza, es que tendrán justicia después de muertos. Serán ricos en el cielo, pero mientras tanto, solo los ricos de esta tierra pueden serlo por Mandato divino. Cualquier acción o frase de desconocimiento de esa realidad, es considerada: terrorismo, comunismo, anti democracia, ANTI SEMITISMO. Por lo tanto el destino final mientras viva será la prisión.
¿Cuándo entenderá la humanidad que esa no es la vía ni es la vida, ni es la razón de la existencia humana?
Estas palabras brotan de la conciencia y de la saturación de ver, oír y sentir, tanto crimen y odio. No pretendo herir, aunque se que los rencorosos, los que viven de la maldad, la muerte y el rencor se sentirán ofendidos y agredidos
(*) Abogado Bolivariano
javierdelvallemonagas@gmail.com www.planetaenpeligro.blogspot.com / lo que será
Facebook: Javier Del Valle Monagas

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