Javier Del Valle Monagas
Maita
los Simones de la libertad
Para revolucionar hay que hacer.
Cuando se dice que se entra en una etapa de revolución, significa que todo lo
que se venia haciendo se deja de hacer y lo que no se hacia se hace
(Entendiéndolo desde el punto de vista positivo y en interés de las mayorías) Si
en Venezuela venimos de un desorden asocial, en el cual nuestra dependencia de
centros de poder extranjeros eran absolutos. Al revolucionar, implica que esos
nexos dependientes se rompen. Así se tenga que empezar de cero.
Los principales sub motores de independencia de un país son: la
soberanía alimentaria, la ciencia, la tecnología. Mismas que a la vez dependen
de la educación como motor elemental.
En catorce años de revolución, es cierto que en términos de educación se
ha avanzado. Pero los intentos por tener una soberanía alimentaria básica han
asido muy lentos. Pese a los esfuerzos. Han sido mas los resultados retóricos
que los prácticos, pues aun hay muchísimas deficiencias organizativas,
contraloras y generadoras de conciencia que induzcan a la responsabilidad
individual para fortalecer lo colectivo. Y
los líderes políticos, campesinos y productores, se esmeran mas en
mentir sobre resultados falsos, que en producir. Gran parte del dinero
invertido en ese sentido se ha esfumado sin resultado conveniente, pues el Estado
ha abandonado su carácter organizativo, adquisitivo, distributivo y regulador.
La producción que se ha logrado obtener, va directamente o indirectamente a los
empresarios privados, los cuales acaban por destruir o minimizar el esfuerzo
colectivo del estado y los pequeños y medianos productores.
Los suelos no producen en base a su clasificación para optimizar la
producción más necesaria, según sus vocaciones. Los créditos agrícolas no
tienen control, ni seguimiento. Suelos de condición óptima son usados para
siembras agotadoras de la capa vegetal, la inseguridad en el campo impide la
siembra de rubros de primer orden, es decir maíz, papa, cebolla, melón,
patilla, caraotas, auyama, plátano, Cacao, etc. El productor prefiere sembrar
caña, para evadir el robo físico debido a la inseguridad inducida en el campo.
Pero luego se encuentra con las mafias de los centrales azucareros privados y
estatales, que en unos casos pagan la producción al año de arrimada la cosecha.
Cuando ya los intereses de lo producido dan a los centrales para mal pagar al
productor, en otros casos, los centrales estatales, se encargan es de procesar
azúcar cruda importada, dejando la cosecha del campesino y pequeño productor en
el campo. Al cual pretenden consolar grotescamente después, con un mal llamado
incentivo. Generando una falsa
consecución de metas ficticias.
Tecnológica y científicamente. Aun no se han profundizado los esfuerzos
formativos y generadores de científicos. Las especializaciones técnicas y
universitarias no incentivan la preparación de técnicos superiores o doctores
en ciencias y tecnologías que sean capaces de crear las herramientas propias
del país para poseer su propia soberanía tecnológica. De tal forma seguimos
dependiendo de maquinarias extranjeras, de medicinas foráneas, de redes de
comunican originarias de naciones enemigas de nuestro proceso como internet o
Microsoft. A pesar de tener, materia prima, energía barata y abundante, suelos
y clima aptos, no producimos un vehículo desarrollado totalmente en el país
empezando desde los troqueles, tornos y formaletas. He escuchado sobre fabricas
madres de fabricas, pero lamentablemente de tecnologías extranjeras y que son ineficientes. Si poseemos ingenieros,
arquitectos, técnicos de alto nivel y universidades destacadas ¿Por que no se
ha desarrollado una naciente industria creativa? No franquicias, ni concesiones
atrasadas. Pienso que lo más importante es empezar. Así sean productos de
mediana calidad al principio. Pero en el camino, iremos enderezando las cargas.
Ya lo decía el gran Samuel Robinson “inventar o errar” pero debemos tomar la
iniciativa y generar los errores que nos habrán de conducir a la rectificación
necesaria para la perfección, pero debemos dar el paso inicial.
¿Dónde están los logros del ministerio de ciencia y tecnología? ¿Donde
están los proyectos propios estudiados, analizados y emprendidos? ¿Cuantos son?
¿Donde están ubicados? ¿Cuantos técnicos? ¿Cuantos científicos están implicados?
¿Cuantos obreros especializados van a su consolidación? ¿Son proyectos
secretísimos? ¿En que medida se ha buscado integrar a la población capaz de
contribuir a la consolidación de esos proyectos? Señores hay que poner al
quesero, donde se hace queso, al zapatero a hacer zapatos, al científico a
desarrollar, generar y crear ideas para el avance. Dejemos a los compadres,
amigos, políticos, queridas, amantes y consuelos, en su lugar. Bien lejos de la
ciencia y la tecnología, así como de la administración de la cosa publica.
Hagamos revolución, revolucionemos y,
seamos creadores en la práctica, no solo en el verbo. Es tarea urgente y
muy necesaria, de obligatoria ejecución.
“Mientras no
podamos crear nuestras propias herramientas
de desarrollo tecno científico e industrial, seguiremos siendo colonizados
miren el ejemplo de Irán”. Yo
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lo que será
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