viernes, 1 de noviembre de 2013

CIENCIA, TECNOLOGÍA, REVOLUCIÓN Y COLONIALISMO




Javier Del Valle Monagas Maita 
los Simones de la libertad
 
Simon Rodriguez
Simon Bolivar
    
      Para revolucionar hay que hacer. Cuando se dice que se entra en una etapa de revolución, significa que todo lo que se venia haciendo se deja de hacer y lo que no se hacia se hace (Entendiéndolo desde el punto de vista positivo y en interés de las mayorías) Si en Venezuela venimos de un desorden asocial, en el cual nuestra dependencia de centros de poder extranjeros eran absolutos. Al revolucionar, implica que esos nexos dependientes se rompen. Así se tenga que empezar de cero.
      Los principales sub motores de independencia de un país son: la soberanía alimentaria, la ciencia, la tecnología. Mismas que a la vez dependen de la educación como motor elemental.
      En catorce años de revolución, es cierto que en términos de educación se ha avanzado. Pero los intentos por tener una soberanía alimentaria básica han asido muy lentos. Pese a los esfuerzos. Han sido mas los resultados retóricos que los prácticos, pues aun hay muchísimas deficiencias organizativas, contraloras y generadoras de conciencia que induzcan a la responsabilidad individual para fortalecer lo colectivo. Y  los líderes políticos, campesinos y productores, se esmeran mas en mentir sobre resultados falsos, que en producir. Gran parte del dinero invertido en ese sentido se ha esfumado sin resultado conveniente, pues el Estado ha abandonado su carácter organizativo, adquisitivo, distributivo y regulador. La producción que se ha logrado obtener, va directamente o indirectamente a los empresarios privados, los cuales acaban por destruir o minimizar el esfuerzo colectivo del estado y los pequeños y medianos productores.
      Los suelos no producen en base a su clasificación para optimizar la producción más necesaria, según sus vocaciones. Los créditos agrícolas no tienen control, ni seguimiento. Suelos de condición óptima son usados para siembras agotadoras de la capa vegetal, la inseguridad en el campo impide la siembra de rubros de primer orden, es decir maíz, papa, cebolla, melón, patilla, caraotas, auyama, plátano, Cacao, etc. El productor prefiere sembrar caña, para evadir el robo físico debido a la inseguridad inducida en el campo. Pero luego se encuentra con las mafias de los centrales azucareros privados y estatales, que en unos casos pagan la producción al año de arrimada la cosecha. Cuando ya los intereses de lo producido dan a los centrales para mal pagar al productor, en otros casos, los centrales estatales, se encargan es de procesar azúcar cruda importada, dejando la cosecha del campesino y pequeño productor en el campo. Al cual pretenden consolar grotescamente después, con un mal llamado incentivo. Generando una falsa  consecución de metas ficticias.
     Tecnológica y científicamente. Aun no se han profundizado los esfuerzos formativos y generadores de científicos. Las especializaciones técnicas y universitarias no incentivan la preparación de técnicos superiores o doctores en ciencias y tecnologías que sean capaces de crear las herramientas propias del país para poseer su propia soberanía tecnológica. De tal forma seguimos dependiendo de maquinarias extranjeras, de medicinas foráneas, de redes de comunican originarias de naciones enemigas de nuestro proceso como internet o Microsoft. A pesar de tener, materia prima, energía barata y abundante, suelos y clima aptos, no producimos un vehículo desarrollado totalmente en el país empezando desde los troqueles, tornos y formaletas. He escuchado sobre fabricas madres de fabricas, pero lamentablemente de tecnologías extranjeras y  que son ineficientes. Si poseemos ingenieros, arquitectos, técnicos de alto nivel y universidades destacadas ¿Por que no se ha desarrollado una naciente industria creativa? No franquicias, ni concesiones atrasadas. Pienso que lo más importante es empezar. Así sean productos de mediana calidad al principio. Pero en el camino, iremos enderezando las cargas. Ya lo decía el gran Samuel Robinson “inventar o errar” pero debemos tomar la iniciativa y generar los errores que nos habrán de conducir a la rectificación necesaria para la perfección, pero debemos dar el paso inicial.
     ¿Dónde están los logros del ministerio de ciencia y tecnología? ¿Donde están los proyectos propios estudiados, analizados y emprendidos? ¿Cuantos son? ¿Donde están ubicados? ¿Cuantos técnicos? ¿Cuantos científicos están implicados? ¿Cuantos obreros especializados van a su consolidación? ¿Son proyectos secretísimos? ¿En que medida se ha buscado integrar a la población capaz de contribuir a la consolidación de esos proyectos? Señores hay que poner al quesero, donde se hace queso, al zapatero a hacer zapatos, al científico a desarrollar, generar y crear ideas para el avance. Dejemos a los compadres, amigos, políticos, queridas, amantes y consuelos, en su lugar. Bien lejos de la ciencia y la tecnología, así como de la administración de la cosa publica. Hagamos revolución, revolucionemos y,  seamos creadores en la práctica, no solo en el verbo. Es tarea urgente y muy necesaria, de obligatoria ejecución.
     “Mientras no podamos crear nuestras propias  herramientas de desarrollo tecno científico e industrial, seguiremos siendo colonizados miren el ejemplo de Irán”.  Yo
Facebook, Javier Monagas Maita
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