Desalojo violento en La Puya deja 26 pobladores lesionados
23 de mayo 2014
La
Puya es el nombre que tiene el sitio donde están acampando desde hace
meses grupos de personas de varias aldeas de los municipios de San Pedro
Ayampuc y San José El Golfo; por turnos han estado conviviendo de día y
de noche, pacíficamente, en resistencia a un gran proyecto de
extracción de oro y plata que la empresa Exmigua inició a sus espaldas,
con apoyo de autoridades corruptas y de empresarios sin escrúpulos que
no se tientan el alma para amenazarles.
La acción policial para liberar el paso que
permitiera el ingreso de maquinaria a la mina El Tambor, en La Puya,
San José del Golfo, y la resistencia de unos cien pobladores
opositores provocó un enfrentamiento que dejó como saldo a 26 personas
lesionadas, entre ellas 15 agentes, y cuatro capturados.
. La Policía comenzó a avanzar ayer a las 14 horas, seguido de un furgón que transportaba una retroexcavadora.
Los
pobladores, vecinos de San José del Golfo y de San Pedro Ayampuc, que
se oponen a la mina, por considerar que es contaminante, se sentaron
frente a la entrada de las instalaciones.
Algunas mujeres oraban en busca de detener el avance de los agentes, quienes tenían la orden de desalojar el área.
Al
llegar donde estaba el grupo de inconformes, comenzaron a retirarlos a
empujones y esto desencadenó forcejeos, gritos e insultos.
Algunos manifestantes comenzaron a lanzar palos, piedras y varios objetos, y la Policía respondió con gas lacrimógeno.
Hora y media duró el enfrentamiento, en el que resultaron intoxicados niños, mujeres y ancianos por el gas lacrimógeno.
También el subcomisario Feliciano Cruz Vásquez, de 41 años,
un oficial segundo, 13 agentes de la Policía y 11 civiles —ocho de
ellos de gravedad—, resultaron lesionados y fueron llevados a
hospitales y centros de Salud.
Varios de los manifestantes dijeron que habría más personas heridas, aunque no precisaron el número.
Agentes uniformados, mujeres y hombres de diferentes
comisarías, que no portaban bocachas para lanzar gas, recogían las
piedras que los inconformes les lanzaban y se las devolvían de la misma
forma.
Esto hizo retroceder al grupo en resistencia y, junto con
sus líderes, huyeron por el camino hacia San Pedro Ayampuc. Otros
se quedaron en una loma, desde donde lanzaban algunos objetos.
A las 15.30 horas, las autoridades dejaron expedita la entrada y tomaron el control del lugar.
Bajaron la retroexcavadora que removió escombros y árboles que tapaban el paso a la mina.
Desalojo violento en La Puya deja 26 pobladores lesionados
23 de mayo 2014
La Puya es el nombre que tiene el sitio donde están acampando desde hace meses grupos de personas de varias aldeas de los municipios de San Pedro Ayampuc y San José El Golfo; por turnos han estado conviviendo de día y de noche, pacíficamente, en resistencia a un gran proyecto de extracción de oro y plata que la empresa Exmigua inició a sus espaldas, con apoyo de autoridades corruptas y de empresarios sin escrúpulos que no se tientan el alma para amenazarles.
La acción policial para liberar el paso que permitiera el ingreso de maquinaria a la mina El Tambor, en La Puya, San José del Golfo, y la resistencia de unos cien pobladores opositores provocó un enfrentamiento que dejó como saldo a 26 personas lesionadas, entre ellas 15 agentes, y cuatro capturados.
. La Policía comenzó a avanzar ayer a las 14 horas, seguido de un furgón que transportaba una retroexcavadora.
Los pobladores, vecinos de San José del Golfo y de San Pedro Ayampuc, que se oponen a la mina, por considerar que es contaminante, se sentaron frente a la entrada de las instalaciones.
Algunas mujeres oraban en busca de detener el avance de los agentes, quienes tenían la orden de desalojar el área.
Al llegar donde estaba el grupo de inconformes, comenzaron a retirarlos a empujones y esto desencadenó forcejeos, gritos e insultos.
Algunos manifestantes comenzaron a lanzar palos, piedras y varios objetos, y la Policía respondió con gas lacrimógeno.
Hora y media duró el enfrentamiento, en el que resultaron intoxicados niños, mujeres y ancianos por el gas lacrimógeno.
También el subcomisario Feliciano Cruz Vásquez, de 41 años, un oficial segundo, 13 agentes de la Policía y 11 civiles —ocho de ellos de gravedad—, resultaron lesionados y fueron llevados a hospitales y centros de Salud.
Varios de los manifestantes dijeron que habría más personas heridas, aunque no precisaron el número.
Agentes uniformados, mujeres y hombres de diferentes comisarías, que no portaban bocachas para lanzar gas, recogían las piedras que los inconformes les lanzaban y se las devolvían de la misma forma.
Esto hizo retroceder al grupo en resistencia y, junto con
sus líderes, huyeron por el camino hacia San Pedro Ayampuc. Otros
se quedaron en una loma, desde donde lanzaban algunos objetos.
A las 15.30 horas, las autoridades dejaron expedita la entrada y tomaron el control del lugar.
Bajaron la retroexcavadora que removió escombros y árboles que tapaban el paso a la mina.
Los pobladores, vecinos de San José del Golfo y de San Pedro Ayampuc, que se oponen a la mina, por considerar que es contaminante, se sentaron frente a la entrada de las instalaciones.
Algunas mujeres oraban en busca de detener el avance de los agentes, quienes tenían la orden de desalojar el área.
Al llegar donde estaba el grupo de inconformes, comenzaron a retirarlos a empujones y esto desencadenó forcejeos, gritos e insultos.
Algunos manifestantes comenzaron a lanzar palos, piedras y varios objetos, y la Policía respondió con gas lacrimógeno.
Hora y media duró el enfrentamiento, en el que resultaron intoxicados niños, mujeres y ancianos por el gas lacrimógeno.
También el subcomisario Feliciano Cruz Vásquez, de 41 años, un oficial segundo, 13 agentes de la Policía y 11 civiles —ocho de ellos de gravedad—, resultaron lesionados y fueron llevados a hospitales y centros de Salud.
Varios de los manifestantes dijeron que habría más personas heridas, aunque no precisaron el número.
Agentes uniformados, mujeres y hombres de diferentes comisarías, que no portaban bocachas para lanzar gas, recogían las piedras que los inconformes les lanzaban y se las devolvían de la misma forma.
A las 15.30 horas, las autoridades dejaron expedita la entrada y tomaron el control del lugar.
Bajaron la retroexcavadora que removió escombros y árboles que tapaban el paso a la mina.
A pesar de haber una mesa de diálogo la violencia fue la que imperó en La Puya.
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GUATEMALA
La Puya: desarrollo a la fuerza, guerra contra el pueblo
La
Puya es el nombre que tiene el sitio donde están acampando desde hace
dos meses grupos de personas de varias aldeas de los municipios de San
Pedro Ayampuc y San José El Golfo; por turnos han estado conviviendo de
día y de noche, pacíficamente, en resistencia a un gran proyecto de
extracción de oro y plata que la empresa Exmigua inició a sus espaldas,
con apoyo de autoridades corruptas y de empresarios sin escrúpulos que
no se tientan el alma para amenazarles.
La resistencia pacifica de la Puya señala a el camino de una nueva forma de lucha contra la minería en Guatemala que rompe con la lógica de la violencia que moviliza a cientos de policías para amedrentar y violentar la dignidad de todo un pueblo que ha dicho no al proyecto extractivo minero. La policia que fue a desalojar se encontró con docenas de mujeres se lanzaron al suelo para detener el avance de los intimidantes anti motines.
Según un artículo de Carolina Vázquez en Prensa Libre, el masivo despliegue de fuerza pública contra las mujeres de La Puya, armadas únicamente con sus aparejos de cocina y su fuerte convicción para defender lo suyo, se ve entonces como una estrategia de guerra cuyo objetivo trasciende el caso particular de la resistencia contra la explotación minera para establecer límites claros al juego democrático, aboliendo la participación popular y, peor aún, colocándola al margen de la ley.
(por Ana
Maria Kofiño) En un sistema desigual como éste las fuerzas policiales y
el ejército existen para defender los intereses de quienes tienen el
poder económico y político. Si alguien pone esto en duda, lo puede
comprobar viendo cómo se utilizan contingentes de hombres armados para
sofocar movimientos surgidos desde las raíces de pueblos que están
hartos de vivir la peor parte de la injusticia.
La Puya –el sitio donde desde febrero están acampado habitantes de las aldeas cercanas que se oponen a la instalación de un proyecto minero- reúne a familias de campesinos y gente trabajadora que vive con lo que su trabajo le da. Así han sobrevivido generación tras generación, sembrando su maíz y frijol, creciendo animales, sacando unos centavos de trabajos ocasionales. Claro que quisieran mejorar su calidad de vida, no es que tengan espíritu de mártires, pero tienen claro que eso no puede lograrse a costa de la destrucción de sus territorios ni de otras comunidades.
La opción de desarrollo que empresas y gobiernos corruptos ofrecen se limita a cooptar a quienes los apoyan, contratando a unos cuántos, sembrando conflictividad y ocasionando daños irreparables en las fuentes de agua, en tierras y montañas. Las comunidades donde hay minería, como en San Marcos, están padeciendo los efectos nocivos de la contaminación y destrucción ambiental, mientras la empresa canadiense Goldcorp se enriquece de manera vergonzosa, poniendo oídos sordos al rechazo popular que se ha hecho patente en las consultas realizadas por las comunidades hace ya más de un lustro.
La Puya, reconocida a nivel internacional como una comunidad de la resistencia pacífica en defensa de la vida, representa las múltiples luchas que se están organizando en el continente para defender la naturaleza, exigir justicia, para no quedarse indiferentes frente a los abusos y la voracidad de las empresas de todo tipo que –con el mayor descaro y falta de escrúpulos- pretenden extraer los bienes comunes para su exclusivo enriquecimiento.
La dignidad con que la gente de La Puya ha enfrentado las provocaciones de los mineros que en días pasados llegaron a insultar y agredirles, la lucidez con que plantean su situación y la solidaridad que este movimiento ha generado son un capital de otro tipo. Son fuerzas sociales que piensan en el futuro de sus hijas e hijos y buscan el bienestar colectivo. Sin más armas que sus cuerpos y sus voces, están allí, conteniendo el avance pernicioso de un progreso que nunca ha traído nada bueno para las mayorías.
Esta mañana un contingente de decenas de policías anti-motines se hizo presente, sin orden de desalojo y empezó a exigirles que se retiraran. Como en ocasiones anteriores, las mujeres se acompañaron cantando para evitar que lleven a cabo su proyecto minero. Lo que las anima es la fe y la convicción de estar en lo justo: la protección de los lugares donde han crecido y donde quieren seguir viviendo. La defensa de La Puya es la defensa del país. Fuente: La Cuerda
La resistencia pacifica de la Puya señala a el camino de una nueva forma de lucha contra la minería en Guatemala que rompe con la lógica de la violencia que moviliza a cientos de policías para amedrentar y violentar la dignidad de todo un pueblo que ha dicho no al proyecto extractivo minero. La policia que fue a desalojar se encontró con docenas de mujeres se lanzaron al suelo para detener el avance de los intimidantes anti motines.
Según un artículo de Carolina Vázquez en Prensa Libre, el masivo despliegue de fuerza pública contra las mujeres de La Puya, armadas únicamente con sus aparejos de cocina y su fuerte convicción para defender lo suyo, se ve entonces como una estrategia de guerra cuyo objetivo trasciende el caso particular de la resistencia contra la explotación minera para establecer límites claros al juego democrático, aboliendo la participación popular y, peor aún, colocándola al margen de la ley.
La Puya –el sitio donde desde febrero están acampado habitantes de las aldeas cercanas que se oponen a la instalación de un proyecto minero- reúne a familias de campesinos y gente trabajadora que vive con lo que su trabajo le da. Así han sobrevivido generación tras generación, sembrando su maíz y frijol, creciendo animales, sacando unos centavos de trabajos ocasionales. Claro que quisieran mejorar su calidad de vida, no es que tengan espíritu de mártires, pero tienen claro que eso no puede lograrse a costa de la destrucción de sus territorios ni de otras comunidades.
La opción de desarrollo que empresas y gobiernos corruptos ofrecen se limita a cooptar a quienes los apoyan, contratando a unos cuántos, sembrando conflictividad y ocasionando daños irreparables en las fuentes de agua, en tierras y montañas. Las comunidades donde hay minería, como en San Marcos, están padeciendo los efectos nocivos de la contaminación y destrucción ambiental, mientras la empresa canadiense Goldcorp se enriquece de manera vergonzosa, poniendo oídos sordos al rechazo popular que se ha hecho patente en las consultas realizadas por las comunidades hace ya más de un lustro.
La Puya, reconocida a nivel internacional como una comunidad de la resistencia pacífica en defensa de la vida, representa las múltiples luchas que se están organizando en el continente para defender la naturaleza, exigir justicia, para no quedarse indiferentes frente a los abusos y la voracidad de las empresas de todo tipo que –con el mayor descaro y falta de escrúpulos- pretenden extraer los bienes comunes para su exclusivo enriquecimiento.
La dignidad con que la gente de La Puya ha enfrentado las provocaciones de los mineros que en días pasados llegaron a insultar y agredirles, la lucidez con que plantean su situación y la solidaridad que este movimiento ha generado son un capital de otro tipo. Son fuerzas sociales que piensan en el futuro de sus hijas e hijos y buscan el bienestar colectivo. Sin más armas que sus cuerpos y sus voces, están allí, conteniendo el avance pernicioso de un progreso que nunca ha traído nada bueno para las mayorías.
Esta mañana un contingente de decenas de policías anti-motines se hizo presente, sin orden de desalojo y empezó a exigirles que se retiraran. Como en ocasiones anteriores, las mujeres se acompañaron cantando para evitar que lleven a cabo su proyecto minero. Lo que las anima es la fe y la convicción de estar en lo justo: la protección de los lugares donde han crecido y donde quieren seguir viviendo. La defensa de La Puya es la defensa del país. Fuente: La Cuerda
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Un poco de historia en imágenes sobre el conflicto
La Puya: Varios años de Resistencia Pacífica contra Empresa Minera Non Grata
La Puya, San Pedro Ayampuc & San José del Golfo, Guatemala, Guatemala.
La resistencia contra el
proyecto minero de oro El Tambor (también conocido como Progreso VII
Derivada), a 28 kilómetros norte de la Ciudad de Guatemala, celebró su
segundo aniversario. El 2 de marzo, 2012, vecinos de San José del Golfo y
San Pedro Ayampuc se organizaron para bloquear permanente y
pacíficamente la entrada al proyecto minero de la compañía
estadounidense Kappes, Cassiday & Assocaites (KCA) y su subsidiaria
local EXMINGUA. A pesar de constantes amenazas, al igual que un intento
de asesinato a una líder del movimiento, la gente de la resistencia
continúa su lucha debido a que consideran ilegal la actividad minera en
sus territorios ya que no fueron consultados apropiadamente antes de que
se iniciaran las actividades industriales.
Feb. 26, 2014:
Feb. 26, 2014:
Tan solo cinco días antes
del segundo aniversario del movimiento, la compañía guatemalteca
P&F Contratistas, S.A., rompió su contrato con KCA y sacó toda su
maquinaría pesada del perímetro de la mina. En una carta redactada el 24
de febrero del 2014 por José Ricardo Pinetta Chacón, Director General
de P&F, se expuso que “EXMINGUA/KCA incumplió unilateralmente con el
acuerdo de pago entre las partes, ya que desde el mes de octubre del
año 2013 el incumplimiento se vio seguido y sucesivo hasta la fecha; por
lo cual damos por terminado el contrato.” (1)
El retiro de la
maquinaría pesada sin duda afecta el progreso del proyecto minero de
EXMINGUA/KCA. Álvaro Sandoval, líder comunitario de la aldea La Choleña,
asegura que las acciones de P&F se deben al éxito que ha tenido la
resistencia pacífica.
Sin embargo, el analista
guatemalteco Luis Solano, declara que la mina de El Tambor representa
“una posible ganancia de entre 300 a 400 millones de dólares que los
inversionistas dentro y fuera del país no quieren perder.” La
importancia económica del proyecto se hizo saber inmediatamente por
Jorge Zepeda, presidente de la Cámara de Industria. Entrevistado por el
diario ElPeriodico el día en que P&F retiró la maquinaria, el señor
Zepeda declaró “que la mina permanece y que el retiro de la maquinaria
se debió al incumplimiento del contrato que se derivó del ‘secuestro que
hizo este grupo de revoltosos para no dejar operar la maquinaria. Las
máquinas estaban secuestradas por seudolíderes del lugar.’” (2)
Yolanda Oquelí, líder
comunitaria de La Puya, sonríe al ver salir la maquinaria. “Sí, estamos
felices y definitivamente es un logro,” declara Yolanda. “Pero tenemos
que estar pendientes por represalias y seguir adelante.” El 13 de junio,
2012, Yolanda, madre de dos, recibió dos impactos de bala durante un
intento de asesinato mientras regresaba a su casa desde La Puya. Una
bala todavía se encuentra incrustada a tan solo milímetros de su columna
vertebral.
Miembros de la resistencia observan como una excavadora sube a un vehículo de transporte pesado.
Marzo 1, 2014:
Marzo 1, 2014:
Durante la víspera del
segundo aniversario, miembros de la resistencia se congregaron en La
Puya para decorar y adelantar los preparativos para los eventos del día
siguiente.
Álvaro Sandoval, líder comunitario de la Aldea La Choleña, ayuda a colgar unas banderolas.
Miembros de la
resistencia deshebran acículas de pino que se usarán para cubrir el piso
de la tarima donde se llevarán varias presentaciones el día siguiente,
incluyendo una misa Católica.
Yolanda Oquelí (izquierda) apoya con la preparación de la carne que se servirá para el almuerzo el día siguiente.
Dos líderes del
movimiento pacífico de La Puya comparten un momento para reír: Miriam
Pixtun (izquierda), mujer Maya Kaqchiquel de San José Nacahuil, y
Yolanda Oquelí, de San José del Golfo.
Una ceremonia maya se llevó a cabo toda la noche en La Puya.
Una manta vinílica
colgada sobre el campamento para conmemorar el segundo aniversario cita
el Articulo 1 de la Constitución Política de la República de Guatemala:
“El Estado de Guatemala se organiza para Proteger a la Persona y a la
Familia; su Fin Supremo es la realización del Bien Común.”
Marzo 2, 2014:
Marzo 2, 2014:
Isabel "Chavelo"
Fajardo, de Carrizal, sale de una de las champas donde duermen los
comunitarios que se quedan a hacer sus turnos en la resistencia. Los
turnos duran 24 horas, empezando y terminando a las 17 horas.
En la madrugada del
segundo aniversario, tres miembros del movimiento pacífico salen de una
champa que lee: “Comunidad en Resistencia.”
Manuel de Jesús Mota, 75,
se rasura en preparación para los eventos conmemorativos. Don Manuel,
uno de los miembros con más edad del movimiento, se mudó permanentemente
al campamento desde diciembre 2013.
Angélica Oliva apoya con la preparación del desayuno.
Una perrita de la resistencia observa a Manuel de Jesús Mota mientras él toma un pan con café.
Miriam Pixtun durante el amanecer del segundo aniversario.
Guillermo Castellanos, de
Aldea La Choleña, demuestra un volante titulado “Mensaje del Papa por
la jornada de reflexión sobre la industria minera.” El volante contiene
dos fotos del Papa Francisco con casco de minero y una supuesta cita que
lee: “Guatemala no puede dejar de explotar sus recursos. Lo de las
regalías, la socialización de los proyectos, la responsabilidad
ambiental, todo eso es legítimo y se puede discutir. Lo que no se puede
aceptar son los incentivos perversos de la politización de la minería.”
Los volantes aparecieron misteriosamente en las aldeas aledañas a La
Puya el día después de que P&F Contratistas sacara su maquinaria.
Estudiantes del Instituto
María de Mattias alzan una manta felicitando el movimiento pacífico de
La Puya antes de comenzar la caminata por la paz desde San José del
Golfo hasta La Puya.
Un perro es vestido con una playera que lee “No a la minería.”
Un participante en la
caminata por la paz sostiene un afiche con varias fotografías de
momentos claves de la resistencia de La Puya. Varias de estas imágenes
son del 7 de diciembre, 2012, cuando policías anti-motines se
presentaron en La Puya con el propósito de desalojar a las personas del
movimiento. Las mujeres de La Puya se acostaron frente a la entrada de
la mina mientras rezaban y cantaban. Los miembros de la policía
eventualmente se retiraron sin cumplir su orden de desalojo.
Alrededor de dos mil personas participan en la caminata por la paz.
Participantes de la
caminata por la paz sostienen una manta que lee: “No a la minería, No a
las hidroeléctricas, No! a TRECSA! ¡Por la defensa de la Madre Tierra!
Yolanda Oquelí llega a La Puya con su hijo Esteban, hija Jimena, y uno de sus cuatro escoltas permanentes de seguridad.
Angélica Choc, activista
Maya Q’eqchi’ y viuda del líder comunitario anti-minero Adolfo Ich
Chaman, de El Estor, expresa su solidaridad con el movimiento de La
Puya. Varias organizaciones y activistas tomaron el escenario brevemente
para expresar su apoyo y admiración por la resistencia pacífica de La
Puya.
Irineo Camey López, 75,
de San Antonio el Ángel y miembro del conjunto musical "Alegres
Campesinos", se prepara para subir al escenario.
Momentos antes de que
varios curas católicos lleven a cabo una misa, Yolanda Oquelí (derecha)
agradece a Dios y a las personas presentes por su solidaridad con La
Puya. “A pesar de todo, hemos tenido grandes logros” comenta Yoli.
“Agradecemos a Dios antes que nada. Y también a ustedes por su apoyo.
Aquí seguiremos en la resistencia.”
http://planetaenpeligro.blogspot.com/2014/05/guatemala-y-la-resistencia-del-pueblo.html
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