Javier Del Valle Monagas
Maita
Revolución no es dar, dar y dar. Sin
exigir haga, haga y haga también por si mismo y por lo demás. Una revolución no
alimenta solo lo material o la droga religiosa adormecedora y opresora. Una
revolución siembra conciencia y despierta en el pueblo el deseo aprender en la
práctica ayudada por la teoría de aportar y no tanto el de recibir
gratuitamente. Una revolución educa apenas tenga la oportunidad de hacerlo. Una
revolución evita los malos entendidos y las maniobras que puedan confundir al
pueblo. No es tanto por justicia social (que es valida), es asunto de justicia
moral, ética y de vida. Cuando hay dignidad no se quiere recibir dadivas, solo
se requieren oportunidades de hacer y aportar y no recibir de gratis. Y lo más
importante: No se alimenta al enemigo ni se le da la oportunidad de
fortalecerse para que tenga más poder para que nos combata. Es al contrario.
Hay que debilitarlo y combatirlo por todos los mecanismos posibles y con todos
nuestros recursos contra ellos. Lo otro viene de la propia autocritica, que es
honesta responsable y dirigida a la rectificación, no a la destrucción de un
proceso que nació como única alternativa valida al desastre capitalista y neo
liberal excluyente, que mataba al pueblo desde todos los puntos de vista en que
se puede matar a un colectivo. No es cierto eso que dicen por allí que
necesitamos una oposición seria y responsable. Sabemos que eso es imposible
cuando quienes se oponen no actúan por medios ni métodos propios. Que solo
pretenden migajas del verdadero beneficiario del caos de la revolución y que es
el que desarrolla las estrategias y paga a los mandaderos serviles (Sion- USA)
Si en un primer paso para que una
revolución logre el acceso al poder político de una nación debe sortear todas
las trabas y mañas que le pone el enemigo, incluso la violencia y el crimen en
sus diversas presentaciones. Es lógico que cuando alcance ese poder debe
blindarse contra las arremetidas del adversario. Es asunto de supervivencia y
de garantía de los derechos de las mayorías.
Es cierto que una revolución
socialista, rumbo al comunismo debe estar revestida de humanismo y solidaridad.
Pero debe demostrar firmeza, y consecuencia entre palabra y acción. Debe actuar
con amor y con reciedumbre según las circunstancias. No se le puede responder
con amor a quien asesina y destruye deliberadamente y se comporta con la expresa intención de hacer
daño. Pero tampoco se puede tratar o responder con la represión al pueblo que
reclama con justicia una mejora o ratificación de algo que va mal. En este
último caso, al contrario se debe estimular la participación y el derecho al
legítimo reclamo de manera pacifica y honesta. Noten la diferencia de este
planteamiento con el de las ilegitimas y manoseadas malas intenciones de unos
pocos muchachos hijos de la burguesía mayoritariamente, que disfrazados de
estudiantes y que son inducidos por universidades privadas u oficiales con
conducta de privatizadas, empresarios
maulas y capitales provenientes de gobiernos y empresas extranjeras. Para servir de escudo a unos asesinos
terroristas mercenarios traídos desde otras naciones. Que en nombre de la
justicia asesinan al pueblo. En nombre de la libertad oprimen a vecinos, los aíslan y los
aterrorizan, que chantajean y asesinan a funcionarios del orden publico en
nombre de la paz y por los derechos humanos.
Una revolución evalúa sus fortalezas y
debilidades. Las primeras las potencia, procura incrementarlas permanentemente
mediante el juego de la política internacional y nacional diaria, la dinámica,
la dialéctica ideológica y material, la captación de colaboradores serios y
honestos que conocen y reconocen su seriedad y responsabilidad para re
potenciar de esa misma forma sus posibles debilidades. Apoya los justos
movimientos y reclamos de los pueblos del mundo
Las revoluciones no ruegan ni claman
reconocimiento, se auto reconocen y reflejan su capacidad y fortaleza para ser
respetadas. Pero también exponen sus solidaridad, hermandad y capacidad de
ayuda a quienes puedan necesitarla sin pedir nada a cambio. En este sentido
nuestra revolución Bolivariana socialista y rumbo al comunismo ha dado contundentes nuestras de ese espíritu de
solidaridad internacional, y nuestro gran líder inspirador Hugo Chávez, es
reconocido en todo el mundo como el presidente mas noble justo y decidido que
se conoce en la historia contemporánea mundial (Sus hechos y acciones hablan
por si solos).
Una revolución está obligada a velar
por su permanencia en el tiempo y el espacio. Para eso se debe fortalecer
mediante el incremento de sus capacidades defensivas y disuasorias. Eso solo es
posible mediante la participación activa del pueblo del cual es procedente y al
cual se debe. Está muy repetido que Venezuela es un manjar apetecido por sus
posesiones de riquezas, de energía y su posición geo estratégica, pero eso es
verdad. Ya conocemos la historia y las actuaciones de quienes pretenden someter
nuevamente a este país a colonialismo. Conocemos sus métodos, sus masacres, sus
hipócritas mentiras y sus malvados crímenes. No podemos ser incautos y decir
“eso no nos pasará” la única manera de que eso no nos pase es con un pueblo en
armas. No hay otra forma de evitarlo. Ni los países o pueblos vecinos nos
ayudaran en una guerra contra el monstruo invasor. Ellos nos podrían ayudar
limitadamente. Está bien, pero la batalla, el combate, la sangre y el honor es
nuestra responsabilidad primordial. Si somos fuertes no se atreverán contra
nosotros, pero si nos delatamos débiles, no dudaran en dar el zarpazo. Ya ese
enemigo ni siquiera se cuida de apariencias. Simplemente escoge una mentira
como justificación y actúa en consecuencia. Ejemplos lo pone el lector, hay
muchos. Insisto, se debe llamar a todo el pueblo revolucionario al
adiestramiento del manejo de las armas, al manejo y uso de tácticas de guerra
asimétrica, a organizarse en sus comunidades de forma militar, con mandos y
rangos, al margen de partidos políticos. Regidos por el ejército y organizados
bajo sus parámetros para la sociedad civil en caso de conflagración ¿Que no
haga falta en un futuro jamás poner en práctica esas técnicas y estrategias?
Mejor, pero conociendo al enemigo, sus carencias,
sus apetencias y sus actos criminales, creo mejor estar preparados y no ser sorprendidos. Incluso deberíamos
apertrecharnos de armas lo suficientemente poderosas y de alcance que pueda
llegar a los centros desde donde sea posible salgan los ataques en nuestra
contra. 4ta flota por ejemplo. No por ser una nación medianamente pequeña,
debemos ser desprevenidos e inermes.
Mis notas no son para atacar al proceso y al liderazgo que nos
conduce hoy. Solo me permito reflexionar sobre el panorama obvio que se palpa y
se dibuja en el horizonte cercano. Si somos fuertes y lo reflejamos, esos
vapores de maldad habrán de disiparse, pero si demostramos debilidad de
decisiones. Seremos devorados y lo que se pretendía evitar, solo se precipitará
(Recordemos al Chile del querido Allende)
(*)Abogado Con Patria
http://planetaenpeligro.blogspot.com/2014/05/una-revolucion-no-cede-por-debilidad-no.html
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