miércoles, 11 de mayo de 2011

Comparto la carta abierta de Rodrigo Saldarriaga al Gobernador de Antioquia

De:
MARTA ROCIO DAVID OSORIO


-Se necesita ser... muy mal gobernante y mal polìtico para no entender el sentir comunitario. Totalmente de acuerdo con Rodrigo Saldarriaga.
Asunto: Comparto la carta abierta de Rodrigo Saldarriaga al Gobernador de Antioquia

Asunto: Comparto la carta abierta de Rodrigo Saldarriaga al Gobernador de Antioquia


Carta abierta al Gobernador de Antioquia
Medellín, 10 de mayo de 2011
Doctor
Luis Alfredo Ramos Botero
Gobernador de Antioquia
Medellín
El hombre de estado, el estadista es aquella persona en que la sociedad, las leyes, la moral y la ética han depositado su confianza para que oriente la resolución de los conflictos, dé salidas a las confrontaciones que brotan por su naturaleza en la convivencia social. Usted fue elegido para ser el gobernador de todos los antioqueños y de todas las personas que vivan o estén en el territorio de Antioquia.
A un estadista lo deben guiar los principios jurídicos, morales y éticos y a esta conjunción podríamos llamarla política. Política como pensamiento, como guía para la reflexión en los complejos acontecimientos de una sociedad tan convulsa como la nuestra.
Le escribo, señor gobernador, como ciudadano profundamente compungido por los últimos acontecimientos de Urabá. Cualquiera que conozca la profunda miseria de la mayoría de la comunidad de este territorio antioqueño, y usted como gobernador debe conocerla, debe o tiene la obligación de pensar en las causas y en las terribles consecuencias que generan tal grado de iniquidad. Y si el estado por acción o por omisión ha contribuido, como creo yo, desde hace muchísimos años a este estado de cosas, le corresponde al gobernante desde una posición moral y ética ponerse al lado de los desvalidos, ciudadanos con todos los derechos, y conjugar los intereses jurídicos con los derechos básicos y constitucionales.
Las satanizadas invasiones de Urabá no son más que la expresión desesperada de unos ciudadanos que humillados por la desidia de la sociedad y de sus gobernantes levantan inermes, semidesnudos y hambrientos el artículo 51 de la constitución con la esperanza de que un alcalde, un gobernador o un presidente atiendan su desgracia, pongan sus ojos en ellos y dispongan al estado al servicio de la redención de sus males y al cumplimiento de sus obligaciones.
Tal vez desde su posición citadina y con todos los problemas de supervivencia resueltos no lo conmuevan las desesperanzas de estos conciudadanos y le grite hasta ensordecerlo la maldita costumbre de la defensa de la institucionalidad sin dejarlo oír el clamor de justicia. Se necesita una vuelta de tuerca muy forzada para ignorar las necesidades humanas de esta población y de un pensamiento muy perverso para acusarlos de terroristas asociados a las Farc, de incautos de políticos en campaña o de cauda del Polo como lo afirmó el señor vicepresidente.
¿No le parece, señor gobernador, que si las Farc tuvieran esa capacidad de movilización social en una de las zonas en donde la llamada “seguridad democrática” se impuso a sangre con el concurso de empresas legales e ilegales sería el reconocimiento tácito de la derrota de su política y de la del estado en estos últimos años? Usted sabe muy bien que las Farc no tienen esa capacidad, pero usted también sabe que le rinde mucho políticamente y le facilita su acción en defensa de los poderosos, acusando a esos seres indefensos de terroristas.
¿Cuánto quisiera un político en campaña tener una influencia así? Usted mejor que yo lo sabe, que no habría plata ni promesas suficientes para exhibir a miles de familias y exponerlas a todos los peligros y humillaciones a que se verían abocados. Pero a usted le rinde electoralmente desde la gobernación acusar a sus posibles contendores en el próximo debate electoral.
¿Cuánto quisiera el Polo tener una cauda de miles de desplazados que entendieran sus derechos? Usted, mejor que nadie sabe del estado actual del Polo porque ha estado atento a las políticas que desde el Das se impartieron para desprestigiar y destruir esa organización.
Tiene el gobernante, si es valiente, un compromiso con la verdad. Y la verdad no pasa por ocultar o falsear la realidad de miles de antioqueños: ellos como otros muchos miles, por no decir millones están esperando un estado y unos gobernantes que juiciosos dispongan el aparato estatal y el presupuesto para resolver los problemas más álgidos y están ahítos de gobernantes de bolsillos ávidos y de argumentos torticeros que perpetúan las desgracias de nuestro pueblo.
Y si hoy, miles de familias de Urabá, se levantan en defensa de sus derechos merecen todo nuestro respeto: el mío como ciudadano y el suyo como gobernador, independientemente de quienes reclamen los derechos.
En cambio de ese respeto y solidaridad merecidos, estas miles de familias son nuevamente intimidadas, perseguidas y nuevamente desplazadas desde el estado por reclamar sus derechos. ¿Cuándo, señor gobernador, los valientes desposeídos que se atreven a reclamar lo que la constitución les otorga serán tratados como ciudadanos compatriotas para poder decir orgullosos que vivimos en una democracia?
Si una sola familia antioqueña está desprovista de un techo que dignifique su vida, todos los antioqueños somos indignos, incluyéndolo a usted, señor gobernador.
Del señor gobernador de Antioquia,
Atentamente,
Rodrigo Saldarriaga Sanín

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