Javier Del Valle Monagas Maita
Es lógico que en una nación con un pueblo cuyo poder adquisitivo es precarizado,
donde los sueldos y los ingresos sociales
por pensiones sean disminuidos en cantidad y monto, los productos de una
industria mediocre y dependiente sobren en los estantes de mercados, abastos y
bodegas. Simplemente el hambre forzada
limitará las compras. Así funciona la ley del capitalismo. El que tiene compra. El que no,
mendiga. Los poderosos arrebatan a los débiles. El libre mercado regula
por precariedad. Cuando no hay dinero y los sueldos son reducidos, la demanda
disminuye y entonces aparecen en el mercado las ofertas. De tal forma la guerra
económica es a la inversa de la que se hace hoy contra Venezuela. El
canibalismo se desata tentando al consumidor robotizado y acogotado por la
propaganda engañosa, disminuido en proporción y capacidad a que compre tal o
cual producto, en determinados sitios.
La
ley de oferta y demanda reguladora del mercado no es más que un
calificativo simulado de una grotesca campaña por captar a las minorías con
capacidad de compra. Así se alimenta también el egocentrismo convertido en
clases sociales, donde esas minorías que se valen de cualquier recurso valido o
no, para apoderarse de la poca riqueza que los capitalistas imperiales dejan en
el país. El individualismo sustituye al colectivo. El que posee más poder,
tienen más capital y arrebata lo poco que puede a las mayorías que menos
tienen. Las materias primas de esas naciones son intencionalmente devaluadas y
adquiridas por los monopolios industriales internacionales. El valor del
trabajo es degradado. Mientras el precio
de los productos finales o elaborados aumenta desmedidamente, haciéndose
inalcanzables a las mayorías de ingresos precarios. Como es lógico deducir. A
menor poder adquisitivo, mayor existencia de mercancía en el mercado.
Detrás
de esta locura absurda se esconde el egoísmo, la ambición y la maldad de unos
pocos acaudalados ladrones y asesinos millonarios que para poder disponer de la
mano de obra barata para sus industrias. Imponen a las mayorías precarias la
necesidad de vender su esfuerzo laboral por miserias, solo para medio
sobrevivir y hasta los ponen a competir por tan poca cosa.
El estado mismo es reducido en su acción
y hasta la concepción es sobreentendida a una minoría. Entonces el gobierno y demás cuerpos del
estado deben estar en manos de los avaros capitalistas quienes se apropian de
las pocas riquezas que los colonialistas dejan. Esa es la razón actual por la
cual los Machado Zuloaga, Pariscas, los Cisneros, los López Mendoza, los
estupidos de la clase media alta, los politiqueros ladrones como Carlos Croes,
Julio Borges, Ramos Allup, Ramón Guillermo Aveledo, etc., se baten en arremetidas
contra un proceso político que ha dado al pueblo la oportunidad de tener lo que
merece como venezolanos y por derecho.
Ese simple hecho aparentemente inocente y justo, exacerba a la
oligarquía colonizada nacional. Sienten
que ese dinero es de Éllos y solo de Éllos, QUE EL PUEBLO NOTIENE DERECHOS SI
NO A SER EXPLOTADOS Y EXPOLIADOS. En verdad el capitalismo es una forma macabra
y perversa de esclavismo perverso.
Nadie,
absolutamente nadie, puede negar que en Venezuela el poder de compra del pueblo
se haya multiplicado desde 1999 por muy alto porcentaje comparativamente, con
lo que poseía durante la cuarta república.
Eso ha molestado a la burguesía. Sienten que pierden sus privilegios y
por lo tanto la capacidad elitezca de consumo, viajes, vestimenta, salud,
educación vivienda, etc. El orgullo enfermizo les induce desprecio hacia el
pueblo, no conciben posible que las mayorías puedan vivir decentemente y tener
oportunidades de superación garantizadas.
Los mercados y supermercados (Central
Madeirense, Cada, etc.), ofertaban productos exquisitos, carnes y pescados
finamente presentados. Claro allí no podía ingresar el pueblo, por lo tanto no
había peligro de contaminación social por lo que el caché que representaba ese
privilegio daba ínfulas de superioridad a los enfermos acomplejados burgueses.
Ahora que el pueblo puede comprar, esos mismos negocios presentan las
mercancías de mala gana. Ganan mas
ahora, pero el odio hacia el pueblo les impide ver el beneficio económico de
una economía con capacidad de compra muy
alta. Así se confabulan para esconder los productos y venderlos mas caros por
la vía de la informalidad, deformando así la disponibilidad de productos para
la economía popular forzando una cacería de productos básicos a precios de
estafa. Haciendo de paso campañas de desinformación y acusando de culpable a quien favorece al pueblo (El
gobierno), promoviendo violencia, angustia. Conspirando con los poderes
colonialistas imperialistas hasta para generar muertes absurdas de inocentes
venezolanos.
Es
una realidad que donde la derecha y los empresarios pro imperio Sion yanqui
gobiernan los pueblos sufren de escases de todo y se empobrecen, mientras son
asesinados y reprimidos. Desde
alimentación, empleo, hasta de disposición de servicios básicos como educación,
vivienda, energía, agua, salud, entre otros ¿No me creen? Recuerden los gobiernos de AD Y COPEY en Venezuela.
Pinochet y de Pinera con la derecha en
Chile. O de Videla, Menen en Argentina. De Vicente Fox o, Peña Nieto en México, de
Ricardo Martinelli o Endara en Panamá. Los
Bush en USA. Solo los enfermos privilegiados burgueses son capaces de oponerse
a la felicidad y superación de los pueblos…
CON MADURO ME RESTEO
(*)Abogado Con
Patria
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