Javier Monagas Maita
Me había hecho la idea de no escribir de lo absurdo, de lo inútil, es decir de esa oposición mediocre y sus tarifados representantes en Venezuela. Pero a veces la necesidad obliga a hacer excepciones.
Es estúpido hablar que en este proceso la impunidad y la permisividad reinan y que el gobierno incentiva las violaciones de las normas legales, y al mismo tiempo, le imponen a unos incautos tontos útiles disfrazados de estudiantes a que hagan una pantomima de huelga de hambre para exigir la libertad de unos presos comunes, sirviéndose de la complicidad de medios de comunicación disminuidos en su credibilidad y de comprobada vocación traidora a la nación y pagados por el gobierno sionista yanqui.
Son muchos los escritores de reconocida solvencia moral y comprobada calidad mundial, que se han sorprendido ante los hechos sin sentido que protagoniza ese sector irracional llamado oposición; que se desgañota gritando a los cuatro vientos que en Venezuela no hay libertad de expresión ni política, y sin embargo sus show mediáticos son transmitidos hasta por las radios de galena.
No se puede seriamente, hablar de oposición, si no agentes del imperialismo. Unas personas que son pagadas por el Pentágono, la Casa Blanca y la CIA, no se pueden calificar si no de agentes enemigos del país. En eso éllos tienen razón; hay impunidad, ningún país con un cuerpo judicial que funcione como debería ser, permitiría que se usen los medios de comunicación y el espectro radioeléctrico nacional como vehículo para conspirar contra la población, el estado y sus instituciones, llegando incluso a la sorprendente clama pública de solicitar una intervención de las tropas yanquis a masacrar al pueblo venezolano. Sin embargo andan por allí, libres y sin sanción, eso es impunidad. Utilizan un espacio sagrado como el de la Asamblea Nacional para sabotear y desprestigiar los avances populares y denigrar del pueblo mismo, en un loco afán de destruir todo lo que huela o pinte a pueblo y revolución.
En su impunidad, esa gente inmoral denominada oposición, infiltra los espacios de poder de gobierno y de las organizaciones políticas de la revolución, para entorpecer los cambios anhelados por la mayoría del pueblo. Eso es impunidad.
Se entiende que el presidente humanista y democrático de Venezuela. En la finalidad de proteger y sostener la tranquilidad del pueblo, se abstenga en lo que a él compete de ejercer algunas acciones legales contra estos atrofiados agentes del sionismo yanqui con disfraz de venezolanos; pero se impone un mínimo de aplicación de ley para impedir que se inflen y provoquen acciones que deriven en consecuencias peores. Creo, es tiempo de hacer valer con todo su peso, la ley a quienes se prestan por miserables razones económicas y de poder migaja, a traicionar a Venezuela y producir una mortandad de la población apoyando intereses criminales, que les han comprado hasta el modo de caminar
Javiermonagasmaita@yaohoo.es javierdelvallemonagasmaita@gmail.com
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