lunes, 28 de noviembre de 2011

ES LA TELEVISION, CARAJO, ES LA TELEVISION




Javier del valle Monagas Maita (*)
Se necesita ser terco, necio, interesado, o no ver televisión, para no darse cuenta del mensaje de odio, crimen y perversión que el 99% de los canales de televisión, ponen en el aire las 24 horas del día. A esta intencionada acción no escapan los programas infantiles, las novelas, películas cómicas o románticas. Todas absolutamente todas las gamas de tramas de los programas de televisión giran en torno a la violencia, la soberbia, la prepotencia, la envidia y el desprecio a los valores éticos y morales que puedan hacer que una sociedad viva de manera pacifica y en armonía consigo y con la naturaleza. Pues la programación de la televisión en general convierte todo en enemigo a combatir, desde un árbol, un tiburón hasta alguien de color de piel y rasgos físicos, religión, diferentes a los fascistas dueños del gran capital.
Lo contradictorio por ejemplo: que en una supuesta novela de amor, lo que centra la atención o idea central de la misma, es la pobre que envidia la opulencia de la millonaria, quien a la ves desprecia a la pobre por que el novio le hace ojitos a la cachifa. Ésta a la vez debe aguantar los maltratos de toda la familia de la acomplejada rica, que al final actúa guiada por el complejo de inferioridad oculto que siente frente a la cachifita. Todo se desarrolla en un ambiente colmado de traición, maldad, calumnias, vicios, lujos enfermizos y una promoción de negativismo social que lo menos que releja es amor. Incluso para esas tramas el amor gira en torno al acto sexual desmedido y sin sentimiento noble. Pero en toda esa madeja de porquerías, el narco trafico, las mafias de poder, las zancadillas como forma de obtener poder político etc., ocupan casi todo el centro de atención de la trama maquiavélica. Lo mismo ocurre con los programas infantiles y los dibujos animados. En todo el centro de la argumentación aparecen siempre los anti valores de la sociedad Norteamericana, misma que está preñada de violencia y maldad. El toque de humor lo basan en agresiones hacia alguien débil social o con bajo nivel cultural – educativo de color negro o de procedencia latina.
El irrespeto de los hijos hacia los padres, o viceversa, es constante. El maltrato a los ancianos y a las personas discapacitadas se toma de manera humorística. La posesión de bienes materiales y riquezas es el fin último de la conducta. Quien logra coronar sus objetivos a este respecto, es considerado ganador. No importa como logró cumplir esa meta. La unidad familiar llega hasta el punto donde lo egoísta y la ambición sobre pasan la solidaridad y no importa si en el camino se despoja a los lamiares de todo lo que posean.
Como es lógico deducir, en la televisión convergen todos los mensajes negativos del cine tipo Hollywood, aunados a los mensajes sutiles y no tan sutiles del capitalismo depredador y de las ambiciones de las elites dominantes, que son quienes poseen la propiedad de esos medios de comunicación audiovisuales, propietarios a la vez de las empresas que venden los productos inútiles convertidos en bienes de primera necesidad, de manera artificial y publicitaria. De la misma forma, son los que se benefician de las guerras que inducen sicológicamente a aceptarlas por medio de los malos mensajes de esas programaciones y películas. Haciendo aparecer al asesino invasor yanqui sionista, como el bueno, así arrasen países enteros para robarles sus riquezas y secuestrarles la independencia.
Es la televisión entonces un vehículo de distorsión de la verdad, convertido en instrumento de dominación. Lo que debería ser su esencia de entretenimiento, fue sustituido por la de mecanismo de dominación sicológico desvirtuador de la realidad y creador de una falsa realidad paralela, que impone a fuerza de repetición permanente el sometimiento de una mayoría a una minoría acaparadora de las riquezas, explotadora de los bienes y servicios generados por el trabajo.
Si queremos un cambio social y revolucionario, hay que intervenir la televisión y sus programas enfermizo desde la raíz. Ella se ha convertido en el arma de penetración sicológica y de destrucción social más poderoso con que cuentan las burguesías, tiene la facilidad de moldear los cerebros de los niños, desde el mismo momento en que empiezan a tener actos voluntarios primarios. Si no se reestructuran sus contenidos mediáticos, no habrá ninguna educación posible capaz de romper los esquemas de dominación de clases actuales. Es responsabilidad del estado Venezolano velar por la salud mental y el buen desarrollo humanístico de la conciencia social. La estabilidad emotiva, educativa, basada en valores humanos solidarios, de respeto y de convivencia en paz, no puede ser un objeto de comercio y dejado en manos inescrupulosas que todo lo convierten en mercancía. La independencia y libertad de conciencia esa asunto de vida, no de negocio
http://ensartaos.com.ve/index.php?q=node/11464
http://www.fayerwayer.com/2011/09/estudio-dice-que-bob-esponja-perjudica-el-desarrollo-cerebral-de-los-ninos/
http://html.rincondelvago.com/violencia-en-television.html
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/telebasura/devora/ninos/elpepusoc/20071126elpepisoc_1/Tes
(*) Abogado Bolivariano
javiermonagasmaita@yahoo.es javierdelvallemonagas@gmail.com
www.planetaenpeligro.blogspot.com / lo que será

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