lunes, 14 de noviembre de 2011

Un ejemplo sencillo, de cómo sicológicamente nos han estado sometiendo y sin resistencia alguna




Javier Monagas Maita (*)
¿Cuantos de Uds. Han visto la película Rocky I? estoy seguro que una gran cantidad de los que leen estas notas, han tenido la oportunidad de ver la trama de esta película hecha en Hollywood, en Revolution Studios y distribuida por Metro-Goldwyn-Mayer. Ambos de propiedad de la mafia sionista. La apariencia de la trama, es la de una historia de un tipo pobre, un guapetón de barrio, que tiene al que la suerte le sonríe en el país de los sueños, y cuyo personaje después de superar las vicisitudes propias del sistema capitalista, de repente se convierte en un triunfador al que el sistema hasta le erige un estatua como premio. Esa es la imagen a presentar.
Pero el mensaje sutil, el dañino, el mas peligroso. Ese contrabando que nos inyectan de manera subliminal, viene en forma de aparentes banderas yanquis inocentes, con las cuales saturan los diferentes escenarios de la película, las cuales mezclan con elementos sentimentales que convierten en un todo fantasioso y engañador muy alejado de la realidad de la calle. Un negrito, (sin animo racista) el campeón, le da la oportunidad a un vago desconocido boxeador mediocre, que vive golpeando a otros y al servicio de la mafia, para disputar el campeonato mundial por conveniencia o como lo catalogan Éllos: “un espectáculo”. En la trama, el campeón (de allí, por que ponen a un negrito) asume el papel payaso, disfrazado de George Washington y vestido con los colores de la bandera yanqui y usando un enorme sombrero al estilo Abraham Lincoln, que se comporta como pantallero, fachoso, engañado. Con los colores antes señalados. El mensaje tras bastidores es: eres negro, te discriminamos, en nuestra sociedad eres subvalorado. Pero estas obligado a resaltar los símbolos de una nación que te desprecia por tu color, pero aun así debes ser incondicional. Aunque esa nación está poseída y controlada por poderes e intereses más allá de sus fronteras. Incluso ese mensaje se cuela y se fija en el subconsciente del espectador, quien sin saberlo, es inoculado con una gran dosis de humillación hacia esos símbolos. Esa dosis queda sembrada por siempre allí, en el subconsciente, y si los valores culturales y nacionales de ese receptor son algo débil o los han debilitado por otros medios. Entonces vienen las contradicciones y las defensas automáticas de todo lo que esté identificado con esos símbolos y colores. Pero debemos recordar que en realidad esa simbología no son identificativos reales de una nación o de un pueblo, no. Fueron secuestrados y desviados perversamente a representar un modelo de organización política, económica, social, en la cual todo está regido por el gran capital, y éste a la vez se permite violentar todas las leyes, normas y acuerdos existentes, con tal de aumentar sus caudales. Mismos que se concentran cada día en menos manos y que comete genocidio en todo el planeta como forma hacer de negocios.
Seguro que cuando Ud. vio como al héroe Rocky(de color Blanco, por supuesto) con el rostro amoratado y ensangrentado, gritar añorando y clamando la presencia de la novia en el ring, se conmovió y sintió un regocijo inducido que lo identificó con el Rocky, mientras que al negrito, que quedó en las mismas condiciones, ni bolas le paran después.
Al imponer la película y su drama, la dirigen directamente a ser una propaganda anti Rusa, cuando cazan una pelea con un campeón de boxeo de esa nación, a quien colocan como villano, odioso, desalmado, anti yanqui, impopular y despreciado, y sobre todo impositivos dictadores. En todo el desarrollo de la película, los símbolos de dominación sionistas, son superpuestos por encima del martillo y la hoz. En el mensaje subliminal se presenta el careo como una batalla entre la democracia y la libertad, contra la dictadura y la opresión. No falta el mensaje sutil también de alagar a quienes se convierten en traidores y tras bambalinas apoyan a Rocky
Por esta metodología de sometimiento sutil e involuntario, es que han estado controlando a gentes en todo el mundo. Por intermedio de las películas yanquis, usando para ello, el cine, la televisión, la prensa escrita y ahora el ciber espacio como vehículos. Minan toda resistencia a los valores capitalistas, te obligan a aceptarlos como buenos y hasta te impulsan a defenderlos inconscientemente. De allí, es que pese a que los gobiernos Norteamericanos son pillados una y miles de veces en las mentiras para justificar sus horrendos crímenes, mucha gente las justifica. Y, si a eso sumamos el poder de penetración y de los medios de comunicación, con un mensaje directo, reforzador de lo subliminal. Encontramos que es una gran ofensiva casi sin resistencia lo que se ha estado llevando a cabo en el mundo a partir del boom del cine y su reforzamiento por la televisión, que se metió en casi todos los hogares y llega directamente a los cerebros menos resistentes: el de los niños. Si hay alguna duda, los que tengan más edad, noten como la conducta de los jóvenes, esta influenciada directamente por lo que presentan en el cine y la televisión, desde peinados, formas de vestir, lenguaje, música, comida, entretenimientos, entre otros.
Realmente el imperio sionista yanqui ha estado en guerra colonizadora contra el mundo desde la segunda guerra mundial (Para eso es que tomaron la decisión de crear el estado judío ilegal de Israel. Necesitaban una plataforma externa a la de Estados Unidos, para desde allí maniobrar utilizando el frente de presión interna y externa a la del predio militar propiamente dicho (USA). Aunque el Sionismo judío es amo de las decisiones y actuaciones yanquis, Éllos no quieren mezclarse. Quieren mantener su pureza de raza y religión alejada de los negros, los indios, los hispanos, los irlandeses o su sangre descendiente, etc.) Cuando deciden el paso a la agresión física directamente, es por que ya tienen años atacando de forma sicológica y han generado las condiciones subliminales para que una mayoría los apoye o, simplemente se neutralicen sin estar a favor o en contra.
En su prepotencia y soberbia, no suscriben acuerdos internacionales que les puedan limitar su radio de acción, pero si utilizan esos acuerdos, para usarlos o azuzarlos contra terceros. No reconocen al tribunal internacional, ni el Acuerdo de San José, pero usan sus competencias para atacar a otras naciones que si los suscribieron. ¿Por qué se tolera eso? Por el efecto del lavado de cerebro que han estado haciendo permanentemente para que se les acepte como árbitros internacionales o jueces supra estados.
Entonces, se impone una urgente readaptación de las estrategias de guerra en contra del imperio. Hay que redefinir técnicas y metodologías que apunten a neutralizar la penetración subliminal en todos los ámbitos del quehacer diario. A riesgo que nos tilden de retrógrados o de impositivos, la televisión y el cine deben ser más controlados. Sustituidos sus elementos dañinos, por otros con un mensaje diferente y, que contraponga posiciones respecto a esa desmedida agresión.
En ese sentido, una revolución implica la creación de programas de televisión y de películas con mensajes opuestos a los del imperio, con mensajes frescos y ceñidos a la verdad, desvirtuar el materialismo egoísta, la religión explotadora y adormecedora de la conciencia, los falsos valores apegados a vicios y destrucción de la solidaridad entre las personas.
(*) Abogado Bolivariano
javiermonagasmaita@yahoo.es javierdelvallemonagas@gmail.com
www.planetaenpeligro.blogspot.com / lo que será

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