Javier Monagas Maita
Como es posible, que si se coincide en un alto porcentaje respecto a la necesidad de organizarse con la finalidad de enfrentar los vicios, a los viciosos que secuestran a la organización partidista y los principios que conducen a hacer una revolución verdadera, así como el manejo más efectivo de las estrategias para avanzar con mayor rapidez hacia la meta; unas migajas insignificantes de diferencia, se interpongan en la ruta de la unidad practica y necesaria.
Es increíble la coincidencia de criterios que se encuentran, cuando el tema de la verdadera revolución, y la necesidad de construir una fuerza moral y activa para desplazar la corrupción y el trafico de influencias. Pero cuando se intenta unificar esos criterios coincidentes, nos diluimos en pequeñeces y en cosas sin trascendencias que acaban por frustrar la creación de la organización.
Por ejemplo, dentro del PSUV, la mayoría es opuesta a las prácticas discriminatorias y antidemocráticas de los que hasta ahora han disfrutado del privilegio de dirigir esa organización partidista. Esa mayoría desprecia la vergonzosa contratación temporal de los empleados y obreros en los órganos de gobierno, ellos saben que lo hacen para someterlos por el estomago como un vulgar chantaje. La tercerización y otras practicas anti obreras, son aplicadas en gobernaciones, alcaldías y otros entes gubernamentales, en una franca violación inmoral a la L.O.T y a la constitución. Los procesos administrativos de reenganche y pago de salarios caídos no son acatados y se somete al despedido a una serie de calamidades que son propias del capitalismo más agresivo y no de una revolución. Pero pese a esa agresión, pese a la evidencia, la inacción, la apatía y la desconfianza fútil, nos mantiene dispersos y débiles, aún siendo mayoría dentro de la estructura partidista.
El mismo comandante tiene conciencia de esta realidad, pero sus limitaciones e intereses superiores para con el país en general, la solidaridad y movilización internacional, la batalla contra el acoso de la bestia imperialista sionista sanguinaria a los que se debe; le impiden a veces actuar en estos espacios. El nos lo dice, lo reclama y lo exige en sus alocuciones y discursos cotidianos cuando no abiertamente, si entre líneas, pero seguimos desconectados nosotros de la realidad y de la responsabilidad urgente de organizarnos en un gran frente para la toma de poder popular de esos espacios, para darle más fortaleza a las intenciones y decisiones del camarada presidente. A veces somos muy diligentes en reclamar y exigir las decisiones desde arriba para atacar los vicios de la manipulación y la corrupción, pero somos flojísimos cuando tenemos que aportar y activar para lograr lo que se reclama. ¿Es muy difícil entender lo que está en juego? ¿No nos da la capacidad para entender que la unidad sin el vicio del egoísmo, la ambición personalista o grupalista, es asunto de vida o muerte? Necesitamos aportar más y exigir menos. Seamos revolucionarios de verdad, demostremos en la práctica lo que se hace en el verbo. Las coincidencia de nuestros actos con lo que expresamos es la mejor demostración de claridad, visión política y compromiso revolucionario, lo demás es palabra hueca. La fortaleza de las bases, su organización y convicciones revolucionarias, aliviaría la tarea del camarada presidente.
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